TESTIGOS DE LOS ÚLTIMOS MOMENTOS
Dos testimonios en la Policía reconstruyen los últimos momentos de Ahielén Casavieja.
Este contenido es exclusivo para nuestros suscriptores.
La desaparición y posterior muerte de Ahielén Casavieja, de 16 años y madre de una bebé de entonces cuatro meses, causó estupor, tristeza y rabia a mediados de febrero de este año. El cuerpo de Ahielén fue encontrado por la Policía dentro de una bolsa en los fondos de la casa donde vivía el taxista Leonardo Docampo, luego que el hermano del hoy imputado hallara restos dentro de un aljibe devenido en pozo negro. En la búsqueda por todo el predio, los policías encontraron debajo de la casa donde vivía Docampo, el cuerpo de otra chica dentro de una heladera vieja. Se trataba de Karina Sarachu Dávila, de 34 años. Estaba en situación de calle y sufría problemas de adicción.
El 9 de marzo de este año, a pedido de la fiscal Sandra Boragno, el juez Gonzalo Arzuaga formalizó a Docampo por el doble homicidio y dictaminó una pena de prisión preventiva por 180 días.
Las declaraciones en la Policía de dos jóvenes, a las que tuvo acceso El País, reconstruyen los últimos instantes de Ahielén en la madrugada del sábado 12 de febrero de este año, mientras esperaba el ómnibus en una parada ubicada en la intersección de la calle Paurú y la avenida Luis Batlle Berres. Ahielén pensaba dirigirse hacia su casa ubicada en el pueblo Santiago Vázquez donde vivía con su familia y su bebé.
Oficial ayudante: Diga usted si conoce a la menor Ahielén Casavieja y qué información viene a aportar.
Testigo 1: A la menor no la conocía. Lo que vengo a aportar es que serían la 1 de la mañana del sábado 12 del corriente mes (febrero). Salí de mi casa y comencé a caminar por la calle Paurú. Me encontré con Leo (el taxista imputado). Él se dirigía a la parada del ómnibus donde se encontraba Ahielén. Leo me pidió que fuera a buscar a una veterana que trabaja en la calle, dado que siempre me pide que le encuentre una mujer para la noche. Empezó a llover y regresé a la parada de ómnibus. Encontré a Leo hablando con la gurisa (Ahielén). Él la invitó a drogarse. Le dijo que tenía droga, que fuera a su casa. Ella le respondió que no, que estaba esperando el ómnibus porque tenía que ir a ver a su hija. Puedo agregar que a ella la vi lúcida. Al final ella aceptó la droga de él, la cual la consumió en la parada frente a mí.
Oficial ayudante: ¿Qué ocurrió después?
Testigo 1: Luego de cinco minutos, pasó el ómnibus que debería haber tomado ella. Le advertí que venía el ómnibus y ella me dijo: “No, no”. Leo sacó $ 500 y me los dio a mi. Me dijo que vaya con (el testigo 2) a comprar droga. También dijo que Ahielén y él nos iban a esperar en la parada. Fuimos a una “boca”. Demoramos 15 minutos aproximadamente. Cuando volvimos a la parada, ellos (Ahielén y Leonardo) ya no estaban. Nos fuimos a la casa de él. Cuando llegamos a la casa de Leo, yo le grité que saliera. Nos abrió el portón y la reja, pero no nos dejó entrar a la casa. Desde el costado de la vivienda me dijo que le diera la droga. Y yo le respondí que si me dejaba entrar (a la casa) y nos dijo que no, porque estaba con la gurisa (Ahielén). Y nos dio a entender que quería privacidad. Luego nos entregó $ 120.
Oficial ayudante: Diga usted si en algún momento recibió directa o indirectamente algún tipo de amenaza por parte del masculino llamado Leo.
Testigo 1: Sí. El día de ayer (15 de febrero de 2022), varios vecinos me contaron que Leo anda diciendo que me va a lastimar a mí y a mi amigo (testigo 2), por el motivo de que nosotros le dijimos a la familia de Ahielén que se había ido con él para su casa.
Oficial ayudante: Diga usted si puede narrar la situación donde usted se junta con la familia de Ahielén y le dice a la misma que la joven se habría ido para la casa de Leo.
Testigo 1: El domingo 13 salí de mi casa rumbo a la calle Chingolo. Ahí vi que la familia de Ahielén venían caminando hacia mi casa. Me pararon y me preguntaron mi nombre. Luego me dijeron que Leo había expresado que Ahielén se había ido conmigo y con mi amigo. Les dije a los familiares que eso no fue así. Después nos dirigimos a la casa de Leo. Lo llamé y él salió. Entonces le pregunté por qué me estaba nombrando si sabíamos los dos que él se había llevado a Ahielén esa misma noche del sábado 12 de madrugada. En ese momento Leo lo primero que dijo delante de la familia que nunca me había nombrado a mí. La familia empezó a insultarlo, porque él había cambiado su versión. Leo se fue para dentro de la casa y apagó todas las luces. La familia llamó a la Policía que trabajó en el lugar.
¿Otro crimen?
El Testigo 2, otro joven de la zona, ratificó los dichos de su amigo ante efectivos de la Zona IV.
“Leo (el taxista) intentaba que Ahielén no se fuera para su casa, ya que ella se quería ir a ver a su hija. Pero él le mostró pasta base para que ella se quedara y la chica accedió”, declaró el Testigo 2, quien trabaja en un comercio ubicado en la zona de Santiago Vázquez.
También confirmó que, junto con el Testigo 1, fue a comprar pasta base con los $ 500 dados por el taxista y que luego llevaron la droga a la casa del Leonardo Docampo. “También le pregunté por Ahielén. Y él me respondió: ‘déjenla tranquila que está adentro, se va a quedar conmigo toda la noche’. Y no me dejó verla porque dijo que si nos veía, ella se iba a querer ir”, testificó el joven.
Luego relató que el taxista mató a un hombre en la misma madrugada que desapareció Ahielén (12 de febrero de este año). “Llegué al barrio directo a mi trabajo y comencé a vender. Ya eran las 6 de la mañana y vi a Leo caminando. Entró en la casa de Rodrigo y demoró adentro media hora más o menos. Salió y luego se fue a una “boca” cercana”, relató a la Policía el testigo.
Y agregó: “A las 8 de la mañana, comencé a escuchar a Bruno que es hermano o primo de Rodrigo. Lloraba. Y nos avisó que Rodrigo se había colgado y estaba muerto. Yo no quise entrar a verlo. Lo que me pareció raro que antes de eso (el ahorcamiento) entró Leo a la casa”.
El móvil de asesinatos no está claro para fiscal
El 9 de marzo de este año, en una rueda de prensa, la fiscal del caso, Sandra Boragno, señaló que maneja varias líneas de investigación y que no tiene claro cuál fue el móvil del homicidio. “Una línea lleva a pensar que se puede tratar de un tema de drogas, otra que se trate de un tema de desprecio y odio hacia la mujer”, expresó. Uno de los oficiales encargados de la investigación de Zona IV confirmó la hipótesis de la fiscal.
El taxista, dijo, “es un hombre muy retraído. Fue policía y participó en la polibanda. Fue dado de baja y encarcelado”. “Acá (sede de la Zona IV) parecía un pollo mojado. Pero ante las mujeres se agranda y ejerce violencia”, afirmó.
La fiscal dijo que si se confirma que los crímenes se basaron en el desprecio a la mujer, ello podría cambiar la tipificación del delito. En lugar de ser dos delitos de homicidios, Docampo podría enfrentar cargos por femicidio, lo cual aumenta la pena de prisión.
Piden pericia psiquiátrica para el imputado
A pedido de la fiscal Sandra Boragno, el juez Gonzalo Arzuaga dispuso la realización el martes 9 de una pericia psiquiátrica para el taxista Leonardo Docampo, imputado de cometer dos delitos de homicidio.
Vecinos del Barrio Gori, donde vive Docampo, señalaron que desde chico “no era muy normal”. Y agregaron que “era como un mono”, porque a menudo “se trepaba a árboles y hacía bromas muy pesadas”.
En todas las instancias, en Fiscalía o en la Justicia, Docampo se negó a declarar sobre los homicidios de las dos jóvenes. El 25 de julio de este año, el juez Arzuaga le preguntó si quería expedirse sobre los hechos que se le imputan y este dijo que no. El 9 de marzo, en una rueda de prensa, la fiscal Boragno dijo que Docampo tampoco quiso declarar ante Fiscalía sobre ambos crímenes.