Por Pablo Méndez
Sobre la tarde de hoy la abogada de Leonardo Sena, Ibis Puñales, presentará ante la Justicia la respuesta a la acusación que solicita que se lo condene a 30 años de prisión por el asesinato en 2014 de Lola Chomnalez.
La defensora pública, que lleva el caso junto a la abogada María Noel Cavana, detalló a El País que entre sus diferencias con el relato fiscal aparece una “posible contaminación en la forma que se realizaron los diferentes cotejos de ADN”.
Con esto, la defensora refiere a las muestras de Sena que fueron encontradas en el DNI (el documento de identidad) de Chomnalez. Este estaba dentro de una billetera, en una mochila de la joven que fue hallada en las dunas de Valizas el 30 de diciembre de 2014, dos días después de que ella desapareciera y fuera ultimada.
“Queremos saber cómo fue la cadena de custodia de la mochila y de la muestra tomada, para eliminar la posibilidad de una contaminación. Pero además queremos saber cómo se realizó el cotejo del ADN -en mayo de 2022- por el que lo detienen” a Sena, sostuvo Puñales.
Para conocer esto, la defensa solicitará al juez Juan Giménez Vera la “apertura a prueba”, por la cual se pedirá que declaren los encargados de realizar las pericias del caso, como ser el director del laboratorio biológico de Policía Científica.
La defensa de Sena se propone cuestionar, así, la principal clave que utilizó la fiscal del caso, Mariela Núñez, para pedir la máxima pena contra el presunto homicida.
Argumentos
Pero ese es solo el primero de tres argumentos desarrollados por la defensa. El segundo señala que el cotejo de ADN ni siquiera implica una prueba fehaciente de que Sena haya asesinado a Chomnalez
“No es irrefutable para señalar un homicidio, sino un indicio de que pudo haber estado con la víctima o que tuvo acceso a la mochila”, relató Puñales.
El tercer argumento que sostiene la defensa tiene que ver con la legalidad de utilizar, como se hizo, la base de datos que posee la Policía Científica para rastrear a una persona a través de otra.
Lo que la Policía Científica tiene es un cúmulo de información sobre las huellas genéticas de los reclusos de todo el país. En este caso se hizo un rastreo y se dio con una persona que compartía parte de su ADN. Se trataba de un medio hermano, por parte de madre, de Sena.
El nexo llevó a los policías a él, quien poseía antecedentes por una violación ocurrida en 2009. El hombre se negó al análisis de ADN al ser detenido, pero se logró por orden judicial extraer la muestra de un cepillo de dientes.
“Para nosotros la utilización de este ADN está en contra del principio de inocencia. ¿Es legal lo que hicieron?”, cuestionó Puñales.
Los hechos
Chomnalez fue interceptada en la playa de Valizas, donde vacacionaba, por una o más personas. En el expediente del caso consta que fue llevada hacia el lugar del crimen a la fuerza, ya que recibió un golpe y heridas punzantes con un cuchillo con sierra, similar a los de cocina.
Poco después, el o los matadores ultimaron a la joven. Luego enterraron el cuerpo, que fue encontrado por los hijos de un pescador en un lugar cubierto por ramas.
La mochila de Chomnalez fue hallada poco después. Los especialistas encontraron más tarde la muestra de ADN que pertenecía a Sena.
Cuestionan identikit en acusación
La abogada de Sena dará cuenta hoy de otro elemento que entiende juega a favor de él. Un artesano, que corría por Valizas la mañana en que Chomnalez fue asesinada, dijo ver junto a ella a un joven del que se terminó haciendo un identikit. La defensa del presunto homicida advierte que la imagen no se parece al rostro de Sena.
Así lo señaló Puñales pese a que, según dijo, la acusación de la fiscalía advierte que la persona del identikit sí es parecida al sospechoso.
“No compartimos esto porque se debería tener una foto de Sena en el año de los hechos para poder comparar fehacientemente los rasgos”, sostuvo la penalista.
Sena, acusado de homicidio especialmente agravado, se encuentra cumpliendo medidas cautelares en la Unidad N° 3 del INR. Él dice que no vio a Lola, pero sí encontró su mochila. Y que la sangre, con la que se hizo el cotejo del ADN, provenía de una herida que tenía en el dedo.