NUEVA HIPÓTESIS
“Es la teoría del caso de la Fiscalía; se está en plena investigación”, dijo fiscal.
El jueves 19 de mayo de este año no fue un día cualquiera para los operadores judiciales de Rocha. Después de semanas de investigaciones a gran ritmo lideradas por el juez Juan Giménez, efectivos de Investigaciones dieron con el paradero de Leonardo David Sena en una cabaña de madera ubicada en el barrio “La Pista” en la ciudad del Chuy. La vivienda está situada a unos 200 metros de una antigua pista de carrera de caballos, cuyas gateras oxidadas aún se mantienen en pie.
Lo que ocurrió después es conocido. Sena fue procesado con prisión -el expediente se maneja por el viejo Código de Proceso Penal donde el encargado de la investigación es el juez- como autor de un homicidio muy especialmente agravado. Puede purgar una pena de entre 15 y 30 años. Y el cuidacoche Ángel Moreira, alias “el Cachila” enfrenta una acusación por encubrimiento.
Ahora se investiga si hay un tercer involucrado en el crimen de Lola.
El juez Giménez dijo a El País que la participación de un tercero en el asesinato “es una información que se está investigando. No hay una prueba científica que establezca eso; es una hipótesis que hay que confirmarla o desecharla”.
Por su parte, la fiscal Jessica Pereira dijo a El País: “Se está manejando penalmente (la existencia de un tercer involucrado). Es parte de la teoría del caso de la Fiscalía. Se piensa que hay una tercera persona. Se está en plena investigación”.
Esta teoría va en línea con lo que pensaba la madre de la joven víctima, Adriana Belmonte, en 2020. “No me preguntes por qué, pero en mi cabeza son tres las personas que la mataron. Además, hay evidencia de que no fue solo este ‘Cachila’”, dijo en aquel entonces.
Mapa genético
La punta que la Justicia debe indagar surge de las declaraciones de Sena en el Juzgado. Pero hay que detenerse un momento y volver a mayo de este año. ¿Cómo la Policía Científica ubicó a Sena después de siete años de ocurrido el crimen?
La respuesta a esa pregunta parece sacada de una serie. Comenzó con una línea de investigación que surgió con el triple crimen de los marinos en un puesto de guardia. Por ese caso, Natalia Sandberg, genetista encargada del Registro Nacional de Huellas Genéticas de Policía Científica, llegó a las huellas genéticas de otro recluso. Obsesionada con que el crimen de Lola no quedara impune, Sandberg descubrió que el mapa genético de ese preso era muy parecido a las muestras de ADN halladas en la toalla y en el DNI (documento de identidad argentino) de Lola en 2014. La investigación de Sandberg determinó que el recluso tenía un parentesco por línea materna con Sena. Y que este tenía antecedentes por una violación cometida en 2009 contra una joven. Así cayó Sena.
“El Cachila” es otro de los “protagonistas” de este extenso expediente. El cuidacoche fue procesado con prisión el 21 de mayo de 2019 por un delito de coautoría de homicidio especialmente agravado.
El 20 de junio de 2022, en una sentencia de 58 páginas, el juez Giménez absolvió al “Cachila” de un delito de coautoría de un homicidio muy especialmente agravado y le tipificó un delito de encubrimiento. Es decir, el juez entendió que Moreira estuvo en el momento en que asesinaron a Lola.
En tanto, los abogados de la familia Chomnalez, Juan Raúl Williman y Jorge Barrera, están en línea con la teoría del caso del fiscal anterior, Jorge Vaz, el que entendió que “el Cachila” era coautor de homicidio.
En sus declaraciones ante la entonces jueza de Rocha, Silvia Urioste, “el Cachila” hizo descripciones del lugar -una zona conocida como Los Árinos- donde fue llevada Lola, dio detalles de su vida y de sus actividades y de cómo cayó el cuerpo en la arena, hechos que no salieron en las noticias.
Una de las hipótesis manejadas por operadores judiciales es que “el Cachila” participó en forma pasiva en el ataque a Lola. Esa teoría sostiene que los informes forenses son claros: dos sujetos llevaron a la fuerza a Lola a a la zona de Los Árinos mediante puntazos con dos cuchillos con filos diferentes.
Si el Cachila tuvo una actitud pasiva en el lugar del crimen y Sena participó pero no fue el que dio muerte a Lola, eso significa que habría un tercer involucrado en el crimen que hoy está en libertad.
Sena testificó ayer ante el juez Giménez y mantuvo su inocencia
Leonardo David Sena, procesado por un homicidio muy especialmente agravado por la muerte de Lola Chomnalez, negó ayer ante el juez de Rocha, Juan Giménez, y la fiscal Jessica Pereira haber ultimado a la joven argentina.
Según supo El País, Sena mantuvo sus declaraciones desde que fue capturado en el Chuy por efectivos de Investigaciones de la Policía de Rocha. Volvió a recalcar que se cortó en una mano mientras manipulaba bebidas en el supermercado “333” en diciembre de 2014 en el balneario Valizas y agregó que, en su hora de descanso, encontró tirada en la playa la mochila de Lola. Por eso, señaló, su sangre estaba en la toalla y en el DNI (cédula de identidad de la joven).
Durante la audiencia presidida por el magistrado, Sena fue informado sobre que, el día anterior -martes 20-, dos trabajadores del supermercado “333” negaron haberse enterado que se había cortado mientras manipulaba botellas. Sena insistió en su punto de vista.
Valizas era la primera salida sola de la joven
El 30 de diciembre de 2014, tres hijos del pescador Ricardo Gamberini, encontraron los restos de Lola Chomnalez semienterrados en la arena en una zona de acacias, entre Barra de Valizas y Aguas Dulces. Un día antes, la madrina de Lola, Claudia Fernández, había denunciado a la Prefectura Nacional Naval la desaparición de la joven. El expediente judicial revela que el viaje a Valizas significó la primera salida de Lola fuera de su casa. En un principio, la adolescente había planificado irse a veranear con una amiga a Punta del Este. Luego Lola cambió de planes tras recibir una invitación de su madrina para hacerlo en Valizas.