Caso Penadés: Fiscalía engrosará la imputación y pidió la declaración de la víctima que habló en un libro

La defensa de Penadés afirmó que “lo que hay son relatos, relatos y relatos” y destacó que “no hay una prueba científica de lo que le acusan a los dos imputados en este caso”

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Juicio por caso Penades
Gustavo Penadés y Sebastian Mauvezin en audiencia de juicio por imputación de cohecho calificado y asociación para delinquir.
Foto: Francisco Flores

A dos meses de la fecha que la Fiscalía tiene como plazo para elevar a juicio el caso del exsenador Gustavo Penadés, se siguen sumando nuevas víctimas a la causa. Este viernes declararon dos ante la jueza Marcela Vargas, a las que incluyó como “N” y “O”, y la fiscal Alicia Ghione confirmó que pedirá que también declare de la misma forma Javier Viana. Este hombre contó en el libro Gustavo Penadés: dos caras de un hombre con poder, que tuvo un vínculo con el exsenador en los años 90, cuando él todavía era menor de edad, y estuvo marcado por el abuso de poder y la retribución económica en diferentes formatos.

Viana, que ahora vive en España, declaró en la Fiscalía vía videollamada el mismo lunes y ahora está previsto que lo haga ante el juzgado. Una vez que da su versión de los hechos ante la jueza, esa declaración toma carácter de prueba oficial para el juicio. Están esperando, dijo Ghione en una rueda de prensa de la que participó El País, que Vargas fije una fecha para que eso se pueda concretar.

Respecto de las víctimas “N” y “O”, que declararon este viernes, hubo un debate respecto de si lo que describían era un delito o no. El abogado de Penadés, Homero Guerrero, dijo que a su juicio estas personas “no fueron sujetos pasivos de delito alguno”. A su vez, informó que se trata de casos de “hace más de 20 años”; uno fue antes del año 2000 y otro ronda esa fecha.

Según reconstruyó El País, la discusión se centró en que en ese momento no existía la ley que pena la retribución sexual a menores por ejercer actos sexuales y si lo que ocurrió, en al menos uno de los casos, fue un acto sexual. El modus operandi descripto por los hombres es similar al de otros casos que han salido a la luz pública.

Juicio por caso Penades
Gustavo Penadés y Sebastián Mauvezin en audiencia judicial.
Foto: Francisco Flores/Archivo El País.

Soledad Suárez, del Consultorio Jurídico de la Universidad de la República, que representa a las dos víctimas, señaló que a su juicio hay “relevancia penal suficiente” para que sean tenidos en cuenta.

Además, la fiscal Ghione indicó que lo relatado por estas dos nuevas víctimas se traducirá en un engrosamiento de la imputación al exsenador. “Cuentan otros hechos sexuales que en su momento la Fiscalía imputará”, dijo la investigadora.

Esta vez, el tiempo corre al Ministerio Público porque tiene plazo para presentar la demanda acusatoria hasta junio. Sin embargo, podría pedir una prórroga hasta el mes de octubre. Si eso fuera aceptado por la jueza, sería la última extensión del plazo que puede solicitar.

Aunque aún no está resuelto si la Fiscalía lo hará, la abogada de las víctimas dijo: “Creo que debe usar todo el tiempo que sea requerido, obviamente en los márgenes legales, pero no entrar en un apuro por presión o por comentarios de repente de gente que no sabe la interna. Una cosa es pensar, antes que aparezcan nuevas víctimas, que debería acusar, pero ahora aparecieron tres víctimas más o cuatro”.

Esto se enmarca, según valoró la abogada, en su teoría del caso, de la que están “muy convencidos”. Esta es que “más allá del principio de inocencia, (creemos que) esta conducta ha sido histórica, sistemática, con toques de impunidad y repetitiva”, dijo sobre la conducta que le atribuyen al exsenador.

Sin embargo, Guerrero -defensor de Penadés, junto a Laura Robatto- plantea otra visión. “Lo que hay son relatos, relatos y relatos, no hay una prueba científica de lo que le acusan a los dos imputados en este caso”, dijo refiriéndose a su cliente y al profesor Sebastián Mauvezín.

Fiscalía.
Sede la Fiscalía General de la Nación.
Foto: Estefanía Leal.

Además, al ser consultado por el libro sobre el exlegislador publicado esta semana -que fue escrito por los periodistas Carolina Delisa y Martín Tocar- afirmó que aún no lo ha leído por lo que no está en condiciones de expresar conclusiones.

Penadés, al momento, está imputado por más de 20 delitos sexuales. Su defensa controvierte la veracidad de las declaraciones de las víctimas y, en varios casos, que eso -si fuera cierto- fuera perseguible penalmente dado que, a su juicio, serías delitos prescriptos.

Declaración de Viana

El libro citado ahonda en las características de masivas fiestas sexuales que organizaba en los 90 y en donde varias fuentes citadas en el libro coinciden en que había menores de edad. Uno de los que lo afirma es Viana, un hombre uruguayo de cerca de 50 años, que en entrevista para el libro asegura haber salido con Penadés cuando tenía “17 o 18 años”. El exsenador del Partido Nacional tenía alrededor de 27 años y era edil de Montevideo. Esto ocurrió, según relató Viana, en algún momento entre 1993 y 1995. En esos años, de acuerdo a su versión, Penadés llegó a pasarlo a buscar -o lo mandó pasar a buscar- por un chofer por la sede de la UTU de la calle San Salvador, donde estudiaba peluquería.

Viana contó cómo llegó a conocer a Penadés y relató que, en sus primeros encuentros, él fue amable y cortés. Luego, afirmó, se tornó una persona violenta, que lo denigraba constantemente e incluso llegó a pegarle. A su vez, indicó que asistió a dos de estas “fiestas” que organizaba el exsenador. Allí había drogas y todo otro tipo de excesos, también, dijo, probablemente, menores de edad. Eso le pareció por su aspecto, pero nunca lo supo a ciencia cierta.

Juicio a Gustavo Penades
El exsenador Gustavo Penadés saliendo del Juzgado de la calle Juan Carlos Gómez.
Foto: Estefanía Leal

El ahora adulto lo hizo, según contó, por necesidad. Al principio no le daba dinero, pero le compraba cosas que él necesitaba para subsistir. Luego sí, comenzó a darle directamente dinero y él lo aceptaba por lo mismo: tenía necesidad.

“Yo me llegaba a volver con cuatro o cinco chicos en el auto (con el chofer)” de las fiestas, afirmó. En esos encuentros, vio cómo “chiquillos” llevaban arneses, collares de perro que otros hombres ataban a una correa y, a veces, los violentaban contra su voluntad.

Así, Viana describió el halo de posesión que había sobre “los chicos Penadés”.

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