La esposa del médico Carlos Suzacq, preso desde hace un año en la Guardia de Coraceros a la espera de juicio por supuestos delitos cometidos contra detenidos en un cuartel en 1974, dijo que el facultativo es inocente porque nunca fue un médico militar. Agregó que su esposo era practicante en el cuartel y se recibió como médico tiempo después, “Los denunciantes declararon que el médico que los atendía era rubio. Pero mi esposo es de tez morena. (...) Es mentira que mi esposo estaba en la tortura. Y el fiscal lo sabe”, expresó.
-¿Cómo ocurrió la detención de su esposo Carlos Suzacq?
-Nosotros teníamos una vida normal. Vivíamos a 20 kilómetros de Madrid. Carlos trabajaba como cardiólogo en el Hospital de San Rafael de Madrid, perteneciente a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. El 22 de junio de 2022, se dirigía hacia su consulta. Poco después, me llamó un policía y me informó que Carlos estaba preso e incomunicado. Le digo que se equivocaba, porque mi esposo estaba pasando consulta en un hospital. Pero evidentemente estaba preso. A todo esto, a mi marido un año antes le había dado un infarto con dos paradas cardíacas. Consigo (en la comisaría) que me dejaran ir a verlo y entregarle sus medicinas.
-¿Qué ocurrió en su visita?
-Carlos se derrumbó. Estaba detenido por algo que desconocía. Más tarde supimos que había un pedido de Interpol de Uruguay para detenerlo porque no se había presentado a una audiencia publicada en lo que en Uruguay se denomina Diario Oficial.
-¿Suzacq pasó la noche en la comisaría?
-Si. Reitero, se quebró ahí porque mi esposo es una persona intachable, tanto personal como profesionalmente. En España era un referente de la cardiología. Iba al hospital donde tenía 30 pacientes para atender. Cuando cayó preso tuve que anular sus consultas. Al día siguiente de la detención lo llevaron a una audiencia. Un juez le preguntó si quería ser extraditado (a Uruguay). Carlos rechazó la extradición. Dijo que hacía 45 años que vivía en Madrid. Que es ciudadano español y, que tiene su vida, su consulta, su trabajo, sus hijos y su vida en Madrid.
-¿Fue extraditado?
-Sí. El juez hizo lugar al pedido de extradición a Uruguay. Lo llevaron a Uruguay como si fuera un integrante de la ETA. Vino esposado en un avión. Esto es de terror, hay que vivir esto. Llegó a Uruguay el 30 de abril del 2023. Luego Carlos fue llevado a una audiencia. La Justicia lo dejó en libertad. Se podía mover por Montevideo y Canelones. Le sacaron el pasaporte.
-¿Por qué dice que esta situación es errónea?
-Porque mi esposo nunca fue médico militar. En una audiencia, el fiscal (especializado en Crímenes de Lesa Humanidad, Ricardo) Perciballe le preguntó a una señora que estuvo detenida en el Regimiento de Caballería N° 6 si volvió a ver al doctor después que le hizo la ficha. Ella respondió que nunca más lo vio. Pero Carlos en ese momento no era doctor. Era practicante. La ficha de esa señora que declaró nunca apareció. El fiscal pidió a esa señora que describiera al médico. Ella dijo que era un chico joven y rubión. Sin embargo, en la declaración de la señora pusieron que el médico tenía el cabello castaño. Pero Carlos no es rubión ni castaño. Tiene tez morena.
-¿Qué ocurrió después?
-La jueza salió de la audiencia y al rato regresó (para dictar sentencia). Ya la tenía escrita de antemano. No pudo haber elaborado el fallo de cuarenta hojas en pocos minutos. El 12 de octubre del año pasado, Carlos fue procesado (por presuntos delitos contra personas detenidas) e ingresó en una prisión.
-¿A dónde lo enviaron?
-Estuvo en la cárcel de Domingo Arena y luego lo mandaron a Coraceros.
-¿Y usted qué hizo?
-No perder la tranquilidad. Le dije, tranquilo, te voy a sacar de aquí. Lo voy a ver todos los días. Pero esta situación terrorífica continúa. Mi marido sigue preso, mis hijos están en España y yo viviendo sola aquí llevando un año y medio sin trabajar. Nos han destrozado la vida desde todo punto de vista.
-¿Realizó otro trámite ante la Justicia?
-Sí. Mis abogados pidieron una prisión domiciliaria para Carlos por motivos de salud. La negaron.
-¿Por qué razón?
-La Justicia consideró que había riesgo de fuga pese a que Carlos cumplió con las disposiciones judiciales en España y acá. Pedimos la prisión domiciliaria de Carlos alegando todos los problemas cardíacos que tiene. Nuestros abogados dijeron que no se la dieron porque hay un altísimo riesgo de fuga porque Carlos no tiene arraigo en Uruguay y vivió 45 años en España.
-¿Y quién dispuso eso?
-Un Tribunal de Apelaciones. Que alguien me explique cómo puede haber un riesgo de fuga de un señor de 72 años, cardíaco, sin pasaporte y sin dinero. Por eso le decía que llevamos esta pesadilla un año y sin saber qué es lo que va a pasar. Hay declaraciones de siete personas que lo inculpan.
-Una de las declaraciones es de una persona M.X.D.M., quien testificó que conoció a su esposo de antes de que ingresara al cuartel y lo reconoció allí.
- Todos (los denunciantes) declararon que se enteraron del nombre de Carlos porque M.X.D.M. dijo eso. Mi esposo tenía que ir a ver a los soldados (en el Regimiento N° 6). En todas las fichas médicas Carlos firmaba “practicante por orden del médico titular”. Esas declaraciones (de los testigos que estuvieron presos en el Regimiento N° 6) son del 2011 y esas fichas nunca se han encontrado. Yo me pregunto y si nadie le vio (en el lugar de la tortura) y nunca se hallaron esas fichas médicas, ¿por qué nadie dice que Suzacq no era rubio? Es moreno.
-¿Por qué se mantiene este caso si su esposo es moreno?
-Me encantaría saberlo. No hay ninguna explicación. El año pasado, el fiscal tuvo a Carlos enfrente en una audiencia. Después, en televisión, dijo que él que conoce a Suzacq sabe perfectamente que es de tez clara y que de moreno tiene poco. Pero, ¿cómo puede mentir tanto? ¿Cómo una jueza puede decir que el médico del batallón era Suzacq cuando Carlos tiene un título que consta que fue médico al año siguiente y que no era el facultativo titular del cuartel? Dimos (al Juzgado) informaciones del Ministerio de Defensa donde dice quién era el médico titular del Regimiento N° 6. Además, hay una señora (detenida en ese cuartel) que dice que un médico le operó la nariz en aquellos años. Señaló que era un médico joven, rubio, con aspecto teutónico y de ojos claros y abajo ponen la foto de mi esposo. Pero, es que estamos locos. ¿Cómo pueden destrozar la vida de una familia mintiendo tanto? ¿Cómo una jueza puede decir hechos agravados y muy agravados por convicciones políticas e ideológicas? Carlos tenía 22 años, trabajaba como practicante y de convicciones ideológicas tenía cero. Lo que quería era terminar su carrera.
-¿Usted dice que su marido no estaba en el momento de las torturas?
-Es mentira que mi esposo estaba en la tortura. Y el fiscal lo sabe. ¿Qué interés tienen para seguir acusando a Carlos? ¿Es un interés económico? No sé. Si Carlos hubiera tenido vinculaciones con militares y convicciones ideológicas, en lugar de irse con una beca a estudiar a España, se hubiera quedado acá y hacía carrera en el Hospital Militar.