El chofer del ómnibus de Cutcsa que chocó en la Rambla dio tres versiones diferentes de lo que ocurrió ese día, según recoge la pericia psiquiátrica realizada por el Departamento Médico Criminológico del Instituto Técnico Forense (ITF) a la que accedió El País. Los peritos Gabriel Barreiro y Álvaro Trindade concluyeron que “en el cambio de senda en el tramo final del trayecto, (el chofer) se duerme, no logrando un estado de plena vigilia al despertar”.
Es decir, una vez que comenzó a tomar Avenida Brasil a contramano se vio “limitada su capacidad de discernimiento y respuesta al medio ante las circunstancias acaecidas, no siendo cabalmente capaz de comprender el carácter de sus acciones”.
Desde el día del accidente, el 26 de octubre, hasta la fecha en que fue firmada la pericia, 17 de diciembre, el conductor ofreció tres versiones diferentes, según se recoge en el informe. La primera la dio a los médicos que lo atendieron en Emergencia. Un acta de las 11:57 horas de ese día dice que el hombre “refiere saber lo sucedido y haberse quedado sin frenos”. A los cinco días, un suboficial de segunda le tomó declaración y a él le manifestó que a las 6:10 de la mañana estaba yendo hacia Ciudad Vieja y, desde allí, su siguiente recuerdo era despertarse en CTI. El accidente ocurrió 7:30.
La última versión la dio el 5 de noviembre ante la psiquiatra que lo atendió estando internado. “Refiere no recordar el hecho desde unos minutos antes hasta que se despertó en el sanatorio”, anotó la médica.
Una de las preguntas que había hecho el fiscal Leonardo Morales a los peritos era si era posible que una persona no recuerde lo sucedido durante un lapso de tres horas como declaraba el chofer. A ese punto, Barreiro y Trindade contestaron que aunque sí es posible, “llama la atención en esta presentación su modificación al ser evaluada en distintas ocasiones”.
En la entrevista de la pericia, el propio chofer declaró que el día anterior al accidente había dormido una “generosa siesta” de cinco o seis horas antes de comenzar su primer turno, a las 22:15 horas. Terminó ese turno sobre las 3:15 de la madrugada, “dormitó” una hora y reanudó el trabajo.
Los médicos, a su vez, analizaron los videos del interior del ómnibus y desde casi una hora antes del accidente notaron al chofer con un “marcado estado de fatiga y somnolencia”. Esto “se sostiene durante el transcurso del recorrido, intensificándose a medida que pasa el tiempo”. Por ejemplo, a las 6:50 de la mañana “se refriega rostro y ojos, durmiéndose por un instante”. Más adelante, sobre las 7:15 y luego a las 7:25, se le desplomaron uno de sus brazos (una vez el derecho y otra vez el izquierdo).
Pese a esto, —remarcaron los peritos— pudo cumplir con sus funciones básicas: cobrar boletos, frenar el vehículo para que suban y bajen pasajeros, etc.
“Si bien existieron latencias al iniciar la marcha” logró conducir sin chocar hasta el momento del cambio de senda e incluso después de eso, logró retomar el dominio del vehículo. “Allí llamó la atención un cambio postural, una reincorporación en su silla, conducta que impresionó como un despertar brusco”, expresaron los médicos.
Continuaron explicando que esto fue advertido por los pasajeros faltando 20 segundos para el primer impacto, que ocurrió en Avenida Brasil y la Rambla, donde el chofer “actuó con relativa pasividad”. “A criterios de estos peritos, no logró obtener un estado de vigilia pleno, impidiéndole actualizar e integrar de forma adecuada los estímulos externos e internos en el campo de la conciencia”, indicaron.
Durante la entrevista, el conductor enfatizó en que “jamás pondría en peligro” la vida de sus pasajeros o la propia y que el coche tenía todos los services al día, por lo que negaba la posibilidad de una falla mecánica.
Los estudios demostraron que no había consumido drogas ni alcohol y él declaró nunca haber tenido ideas suicidas. No constan en su historia clínica intentos de autoeliminación.
De la información médica relevada por los psiquiatras, surge que el chofer tomaba medicación para varias enfermedades, pero ninguna es vinculada por los peritos al accidente. Hacía cinco años había hecho una consulta con neurólogo por sufrir “temblores distales de manos” y según declaró él mismo lo diagnosticaron con “temblor esencial”. Sin embargo, eso no tuvo “repercusiones funcionales” ni le significó hacer ningún tratamiento.
La consulta concreta del fiscal fue si el conductor era capaz de autodeterminarse y si había experimentado alguna patología que explique lo sucedido. A eso, los peritos contestaron que el periciado “no presentaba una patología mental alienante que le alterase su juicio crítico o impidiese reconocer su situación”.
Concluyeron que en el último tramo “se duerme” y no logra la plena vigilia cuando aparenta despertarse. Por eso quedó “limitada su capacidad de discernimiento y respuesta”. En ese momento puntual no fue “cabalmente capaz de comprender el carácter de sus acciones”.
Otras pericias relevantes
Aunque la pericia psiquiátrica comienza a echar luz sobre lo que podría haber pasado en este accidente que dejó una persona fallecida y 13 lesionados, hay otras pruebas que son relevantes para reconstruir lo que pasó. Entre ellas, el informe del Gabinete de Accidentología para determinar si el ómnibus estaba en condiciones. Pero también —si el fiscal así lo entendiese— podría realizarse una pericia forense al chofer para conocer obtener más detalles sobre su estado de salud físico.
Abogado de víctima criticó "falta de control" de la empresa y Cutcsa indica que no hubo "ningún indicio"
Gumer Pérez es abogado de un pasajero que se fracturó una vértebra lumbar y, aunque está cursando rehabilitación, ya le dijeron que "no volverá a ser lo mismo que previo al accidente". Pérez dijo a El País que a su juicio "hay responsabilidad de civil de Cutcsa y responsabilidad penal por parte del chofer".
El abogado enlistó las patologías que padece y, específicamente, se refirió al diagnóstico del temblor distal de manos. "¿Cómo puede ser que esto no sea advertido por Cutcsa, por la compañía, que tenga a un chofer bajo estas condiciones y al frente de una unidad colectiva de transporte de pasajeros?. Esto es irrefutable, lo dice la propia pericia".
"Toma una cantidad impresionante de medicación", "no comprendemos cómo puede una persona de estas características puede trabajar para la empresa (...) y que no se realicen controles", dijo y agregó que lo considera "sumamente arriesgado" por parte de una empresa que traslada 650 mil pasajeros diariamente.
El País consultó al presidente de Cutcsa, Juan Salgado, respecto de los controles de salud al chofer involucrado y dijo que la empresa exige que el carné de salud se actualice cada dos años y, por ende, lo tenía al día. A su vez, sobre los temblores en las manos, dijo: “Sinceramente eso nunca estuvo en conocimiento de nosotros, evidentemente”.
Definió al chofer como “un empleado ejemplar” y sostuvo que podía tener “la fatiga natural de alguien de 64 años, pero absolutamente ningún indicio” de otra cosa.
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