ENTREVISTA
Protagonista de una polémica con el fiscal de Corte, Juan Gómez, el fiscal Raúl Iglesias dijo que “el sistema está saturado” y advirtió: “una Fiscalía no puede atender 900 causas al mismo tiempo”.
Protagonista de una polémica con el fiscal de Corte,Juan Gómez, el fiscal Raúl Iglesias dijo que “el sistema está saturado” y volvió a disparar todas las alarmas: “Una Fiscalía no puede atender 900 causas al mismo tiempo”. Iglesias señaló que hizo público el archivo de 300 casos como “un alerta” y para que se haga “autocrítica” desde el Poder Judicial, Fiscalía, INAU y las ONG sobre lo que “estamos fallando”.
-Usted integra el gremio de fiscales. ¿Mantuvo posiciones antagónicas con el hoy fiscal de Corte, Juan Gómez, en el seno de esa agremiación en 2017 y 2018?
-Sí, mantuvimos posiciones antagónicas con el fiscal Gómez en lo gremial, pero debo destacar que las hablamos de frente en la Mesa Directiva. Y después que el tema se resolvía lo que correspondía era acatar la decisión de la mayoría, seguir adelante y defender las posturas resueltas.
- Eran momentos en que recién se comenzaba a aplicar este Código de Proceso Penal y los fiscales estaban sobrecargados de tareas.
-Esa sobrecarga continúa hoy.
-El fiscal Gómez renunció al gremio en 2018 por diferencias internas.
-Estoy tranquilo con mi conciencia. Las discrepancias o distintas visiones dentro del gremio las hablé en ese ámbito y entre compañeros, incluido el doctor Juan Gómez. Esas cosas se limitaban a ese ambiente. Éramos compañeros de trabajo. Allí dije (en la directiva) que nos faltaba conciencia de clase. Y hubo como una conmoción. Yo lo que quería decir es que a veces nos cuesta identificarnos como trabajadores. Por eso creo que deberíamos tener una postura un poco más aguerrida en defensa de nuestros derechos. Muchas veces fuimos al Parlamento a defender recursos para la Fiscalía de la Nación y no para nosotros, trabajadores. Ello me llamaba mucho la atención.
-Antes de ocupar el cargo de fiscal de Delitos Sexuales, usted estuvo en el interior del país.
-Estuve en el glorioso y querido Artigas. Mi lugar por adopción. Allí conocí a mi actual esposa. Y me cambió la vida para bien. Allí habían causas importantes que involucraban a funcionarios públicos y de extrema violencia.
-Y antes de ir a Artigas fue fiscal en la ciudad de Libertad (San José).
-Sí. Un lugar muy complejo. Es cercano a Ciudad del Plata, zona en la periferia de Montevideo que tiene muchas carencias. Ciudad del Plata posee un alto índice delictivo. Además, el Penal de Libertad dependía de nuestra fiscalía. Se trata de una cárcel donde ocurren muchos conflictos. También fui fiscal adjunto en Montevideo y Chuy con fiscales titulares que me apoyaron mucho y fueron muy generosos con sus experiencias.
-Ya en Montevideo, ¿la Fiscalía de Delitos Sexuales era un cargo que lo atraía?
-No. Tenía idea de que me iban a poner en otra materia. Pero como servidores públicos debemos ir donde nos manden. Respeto eso.
-¿Por qué no le atraía esa Fiscalía?
-Porque es una temática muy compleja donde se está en el ojo de la tormenta. A veces se trabaja muchísimas horas y los resultados no son los esperados. Por ejemplo, a veces no se puede comprobar que tal denunciado cometió el delito. Y, además, hay que tratar con las víctimas más vulnerables del sistema. Y eso es muy complejo, con una carga emocional y espiritual muy grande. Como cualquier organismo o empresa que trabaje en esa materia deberíamos tener un espacio de salud ocupacional con psicólogos, psiquiatras, que nos ayuden a realizar mejor nuestra tarea.
-¿Con qué panorama se encontró cuando ingresa en la Fiscalía de Delitos Sexuales de Montevideo?
-Encontré que habían muchas cosas para hacer. Quiero aclarar que no tengo nada en contra de la colega (Silvia) Lovesio y su equipo (Franco López y Emma García) que me antecedieron. La cuestión es la siguiente: ellos estaban desbordados y lo venían manifestando desde hace mucho tiempo en la interna. Me encontré con el panorama de que habían muchos casos que hacía mucho tiempo que no podían prosperar porque no habían evidencias, no se ubicaban a las víctimas, no se hicieron pruebas médicas en su momento, los testigos no aparecieron y no había informes médicos o psiquiátricos.
-¿Por qué no se hicieron esos informes médicos?
-Porque el sistema está saturado o en colapso. Un fiscal no puede atender 900 causas al mismo tiempo. Es imposible para el equipo de Lovesio y para cualquier fiscal.
-¿Qué hizo usted cuando se encontró con 900 casos sin resolver?
-Con mi equipo hicimos lo mismo que cuando asumimos en la Fiscalía de Violencia Doméstica en diciembre de 2020 cuando encontramos 1.400 casos. Aquí, en la Fiscalía de Delitos Sexuales, dijimos: vamos a hacer una depuración y una priorización. Ver qué puede prosperar desde el punto de vista jurídico y qué no. Siempre salvaguardando que las personas, víctimas o denunciantes que no estén de acuerdo con el archivo de sus causas, pueden ir al Poder Judicial y solicitar el reexamen del caso. Así lo establece el Código de Proceso Penal.
-Es un archivo sin perjuicio.
-Exacto. De todas formas, entiendo la frustración enorme de aquellas víctimas que dieron el paso de denunciar y no tuvieron los resultados que esperaban. Pero también hay que ser sinceros -parece que eso molesta- y decirles (a las víctimas) que el caso no va a prosperar porque no tengo las evidencias. Y hacer una autocrítica -el Poder Judicial, Fiscalía, Ministerio del Interior, INAU, las ONG- que estamos fallando en determinadas cosas, porque no le estamos dando respuestas a esas personas. También puede pasar que hagamos todo el esfuerzo y el caso se termine archivando. Es parte de las opciones. Sí pretendo tener en la Fiscalía un número de casos más razonables para poder seguirlos de cerca. Esto no es como se ha dicho que estamos desalentando a que no se denuncie un delito. Es una autocrítica y un llamado de atención. Decir dónde estamos parados y dónde hacer foco para mejorar el sistema. Esa fue mi idea al hacer público los números (de casos archivados). No fue para perjudicar a las víctimas o a las ONG.
-¿Está arrepentido de haber hecho público esos números?
-No. Teníamos que ser sinceros.
-Abogados penalistas señalaron que la Ley de Género habilitó denuncias falsas y agregaron que las mismas saturaron el sistema. ¿Coincide con esa visión?
-Ese es un tema muy complejo. Como fiscales tenemos que tener un balance. Debemos tener perspectiva de género. Eso es imprescindible, porque cuando una víctima realiza una denuncia tenemos que creerle salvo que después las evidencias muestren lo contrario. Pero puede pasar también que las víctimas nos digan la verdad y que no se encuentren las evidencias. También debemos tener en cuenta que los imputados son inocentes hasta que se demuestre lo contrario en una sentencia firme y condenatoria.
-Sin embargo, ante una denuncia en su contra, el hombre sale enseguida para afuera de su casa.
-Usted ha dado en el punto. Eso ocurre por una medida cautelar. El sistema debería tener una respuesta rápida, eficiente y eficaz ante esa cuestión. Trabajamos en forma coordinada con el Juzgado de Familia Especializada. Se toman las medidas cautelares durante 180 días. Ese tiempo se debería resolver la cuestión penal para que esa víctima tenga una respuesta y el imputado vea resuelta su situación: libertad, formalización o condena.
-Usted ha dicho que el sistema colapsó. ¿Cómo un fiscal puede trabajar en un sistema caído de aquí en más?
-Me gustan mucho las metáforas futbolísticas: se ataja penales todo el día y no se puede avanzar. Se comienza trabajando los casos más relevantes por distintos motivos. Pero quedan para atrás casos que no se pueden trabajar. He recibido mensajes de colegas que me critican y preguntan por qué hago público este hecho. Me dicen que los perjudico. Yo no quiero perjudicar a nadie. Quiero saber dónde estoy parado. Y quiero también que las instituciones trabajen en forma coordinada para brindar el mejor sistema de justicia. Yo no me enorgullezco de archivar 300 causas. No estoy contento de archivar 300 causas. Lo que quise decir es: “Estoy en esta situación. Alarma. Algo hay que hacer”. Se me interpretó mal.
-¿En qué tiempo usted archivó 300 denuncias de delitos sexuales?
-El número 300 quedó en el imaginario colectivo. Tal vez son 220 o 250 casos. Son una cantidad importante. Lo hicimos en 20 días de trabajo. En la Fiscalía no cumplimos solo ocho horas diarias. Trabajamos fuera de horario. Más en el comienzo del trabajo en una fiscalía nueva. Y somos tres en el equipo.
-Su polémica con el Fiscal de Corte llegó al ruedo político. ¿Beneficia que el trabajo de los fiscales sea conocido por el sistema político?
-Lo que pretendía era alertar en dónde estamos parados. El sistema político debería ver que acá hay un problema.
-El presidente de la República, Luis Lacalle Pou, habló sobre la separación de poderes y advirtió que la discusión entre los fiscales debe ser técnica. Mientras tanto, la vicepresidente, Beatriz Argimón, dijo que le llamó la atención la cifra de archivos. ¿Qué opina usted sobre estas apreciaciones?
-Entiendo que la cifra impacta. No se puede matar al mensajero. Acá se cayó con todo al mensajero y se perdió de vista el mensaje que era el sistema está en problemas y que se necesitan cambios en la gestión legal, presupuestal y de coordinación con otras instituciones.
-¿Se arrepintió de haber hecho pública está situación complicada en la Fiscalía?
-No me arrepiento. Cuando estoy convencido de algo y no es soberbia, voy para adelante, arremeto como carnero y solo me frena que me corten la cabeza. Es mi forma de vida. También debo agradecer a los colegas de la Asociación de Penalistas del Uruguay que defendieron lo que hay que defender: independencia técnica de fiscales y la igualdad de las partes. También recibí la llamada de varios fiscales. El señor presidente del gremio, Willian Rosas, se comunicó conmigo y me preguntó cómo estaba en lo personal. Agradezco su gesto a pesar de nuestras diferencias internas.
-¿Cómo quedará de aquí en más su relación con su jefe, Juan Gómez?
-Voy a bajar la pelota al piso y espero que podamos trabajar en armonía por el bien de los justiciables.
“Quiero trabajar sin conflictos”
-¿Por qué manifestó públicamente que el fiscal de Corte, Juan Gómez, lo presionó?
-Sobre este punto voy a decir que ya está todo dicho. Lo que quiero es trabajar en paz. No quiero tener más conflictos. Quiero abocarme a trabajar, porque hay muchos casos que necesitan ser revisados (en la Fiscalía de Delitos Sexuales).
- ¿Cuántos casos?
--Unos 600.
-En esas causas, ¿hay situaciones graves denunciadas?
-No lo sé. Por eso era mi desesperación para depurar para ver aquellos que requieren de un trabajo más inmediato. Y otros no porque están en un proceso de investigación.
-Usted llamó a periodistas que le digan en la cara lo que piensan de su trabajo y dio la dirección de su Fiscalía. ¿Por qué lo hizo?
-Eso fue un exabrupto. Me molestó que me juzguen sin conocerme. Entiendo que son las reglas de juego.
-¿Considera que ese tipo de manifestaciones son atípicas para un fiscal?
-Sí. Coincido. A veces uno, de acuerdo a su historia de vida, dónde le tocó vivir, le surgen cosas de su pasado que tiene que corregir y mejorar. A veces son la familia y los amigos que le ayudan en ese proceso.