Condenan a 24 años de cárcel a hombre que mató a su pareja e intentó enterrarla en un dormitorio de la casa

La mujer sufría violencia doméstica desde antes del homicidio; dependía económicamente de él y eso, según su familia, influía para que siguiera el vínculo

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Juicio a Gustavo Penades
Juzgado penal de Juan Carlos Gómez. Archivo El País.
Foto: Estefanía Leal

La jueza María Noel Odriozola condenó a 24 años de prisión a un hombre de 50 años que mató a su pareja y después pretendió enterrarla bajo el piso de una de las habitaciones de su casa. Para ello, había obtenido ocho kilos de cal blanca, cuatro baldes de arena terciada y cuatro baldes de pedregullo, según surge de la sentencia judicial a la que accedió El País.

La víctima tenía 28 años y era madre de dos niñas menores de edad. La Fiscalía de Violencia Doméstica de 1er Turno, a cargo de Schubert Velázquez, expuso en juicio que la mujer era víctima de violencia desde antes del homicidio y que la ayuda económica que le proporcionaba el hombre estaba supeditada a que ella accediera a tener relaciones sexuales siempre que él quisiera y de la forma en que quisiera.

Una de las testigos declaró que la relación entre ellos, que duró aproximadamente dos años, “no era normal, ya que los motivos que la llevaron a estar con él era para tener solvencia económica, que le daba la poca ropa (que tenía) y comida todos los días”.

A lo largo de la sentencia se relatan varios episodios de violencia doméstica. Uno de ellos es narrado por una de las hijas, quien contó que vio al ahora condenado agredir a su madre con un palo. A su vez, otros testigos afirmaron que él suspendió el cumpleaños de una de las niñas, el cual se había comprometido a pagar, porque la víctima no accedió a realizar una práctica sexual puntual.

Ella estaba especialmente vulnerable porque además de su inestabilidad económica, era adicta a la pasta base y ya había sufrido violencia por parte de su pareja anterior.

El femicidio ocurrió en una casa del barrio Reducto el 7 de julio de 2023, cuando el hombre estranguló a la víctima, quien atinó a defenderse arañándole la cara. Previo a eso, ella había recibido varios golpes, según constató la pericia forense.

Luego, el acusado realizó un pozo de dos metros de largo por 115 centímetros de ancho y 40 centímetros de profundidad para lograr sepultarla. No llegó a lograrlo porque sus hermanos realizaron la denuncia en la seccional policial. Esto, debido a que les generó sospecha que le hubiera pedido a uno de ellos que comprara cal, arena y pedregullo.

Así, policías concurrieron al lugar y lo convencieron de que les dejara hacer una inspección de la casa. El hombre aceptó y, de acuerdo a lo que declaró uno de los efectivos durante el juicio, les dijo: “Poneme las esposas, me mandé una macana, maté a mi señora”.

La Fiscalía pidió que se lo condenara a 28 años de prisión por homicidio especialmente agravado por femicidio y por haberse consumado contra una persona con la que se tenía un vínculo. A su vez, también solicitó se lo condene por los delitos de violencia doméstica previos.

La jueza fundamentó, citando a la doctrina, que no correspondía computar el agravante de haberse cometido contra una persona con la que tenía un vínculo, porque esto está “absorbido” por la agravante del femicidio. Sí lo condenó por ese delito y por los reiterados delitos de violencia doméstica precedentes, a la pena de 24 años de prisión.

FEMICIDIO

La posición de la defensa

En su entrevista con el perito psiquiatra, el acusado afirmó que fue la víctima quien empezó a ahorcarlo y él lo que hizo fue defenderse, apretándole el cuello con ambas manos. Aseguró que después de eso le tiró un vaso de agua para reanimarla, pero no despertó.

Su defensa, en los alegatos que recoge la sentencia, sostuvo que ella cambiaba muchas veces el dinero que él le daba por droga y que él no supeditaba la entrega de dinero por nada puntual. Argumentaron que los testigos no supieron por boca de ella que su defendido la hubiera agredido antes.

Resaltaron que la versión del acusado es que se defendió y que se descartó por parte del médico forense que haya habido violencia sexual.

El condenado estuvo representado por los defensores de oficio Jenyfer Saavedra y Diego Moreira.

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