La maniobra fallida de enviar a Europa grandes cantidades de cocaína camuflada en tablones de madera continúa dejando integrantes de una organización en prisión.

Un hombre de 60 años es el octavo condenado por organización de actividades para el narcotráfico en el marco de la llamada Operación Titanes que comenzó en abril de 2023.

En una audiencia realizada el pasado jueves, la fiscal de Estupefacientes de 1er Turno, Gabriela Fernández, llegó a un acuerdo abreviado con la defensa del hombre, que finalmente fue sentenciado a cumplir dos años y seis meses de prisión por ser cómplice de la maniobra.

El ahora condenado figuraba como propietario de la empresa encargada de enviar tablones de madera rellenos de cocaína hacia Europa -Torchy S.A.-, que tuvo su última maniobra en julio del pasado año. También participó en varias reuniones catalogadas como claves por parte de Fiscalía.

Había sido detenido el 10 de julio de 2023, luego de una entrega vigilada de un cargamento de 265 kilogramos de cocaína. Desde el día siguiente -cuando fue formalizada la investigación en su contra- se encontraba cumpliendo con la medida de prisión preventiva en el penal de Libertad.

La defensa del hombre, encabezada por el abogado Santiago Moratorio, solicitó luego del dictamen del juez que el hombre sea trasladado hacia la cárcel de Florida o la Unidad N° 6 conocida como Punta de Rieles viejo.

“Es primario absoluto, tiene un historial laboral de más de 40 años y su perfil no está en línea con un establecimiento como el penal de Libertad”, planteó su defensa durante la audiencia a la que accedió El País. Esta decisión pasó a estar en manos del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR).

Además de la condena, fueron decomisados dos celulares de su propiedad -de los cuales se extrajo información personal-, US$ 1.148, y $ 91.000.

En la organización también participaban ciudadanos colombianos y argentinos que contribuyeron en distintas instancias de la maniobra.

Uno de los integrantes de la banda facilitó una vivienda en Montevideo a los colombianos, y les brindó electrodomésticos, muebles, comestibles y una caja de herramientas para trabajar la madera. En esa vivienda modificaban los tablones, consiguiendo colocar 10 ladrillos de cocaína en cada uno de ellos.