Un hombre de traje y otro de pantalón deportivo y campera con el logo de un auto de alta gama se abrazan y sonríen. Este segundo, de mediana edad y estatura, es morocho y tiene los ojos verdes y rasgados, pero en esas milésimas de segundo, la sonrisa le ocupa toda su cara. Mauro Segales no había recibido lo que la mayoría de la gente creería que es una buena noticia, pero había cerrado su caso ante la Justicia: lo condenaron por haber cometido dos homicidios en un lapso de dos días.
Cuando la fiscal adjunta de Homicidios Alana Eccher contaba cómo hizo sufrir a una de sus víctimas -razón por la que incluyó el agravante de las graves sevicias- él apoyaba sus dedos sobre la mesa y los miraba. En otros momentos, extendía sus manos hacia adelante y entrelazaba los dedos, como quien está estirando. Su actitud no cambió cuando el juez Emilio Baccelli dictó su condena, Segales se tocaba el labio con la mano, en un gesto de falta de concentración.
Para la fiscal, que forma parte del equipo que encabeza Adriana Edelman, los dos homicidios que cometió Segales en octubre de 2022 tenían un objetivo claro. “Actuó de forma de marcar el territorio, de enviar un mensaje a sus eventuales oponentes: «Peñarol es de los Segales»”, así lo dijo en la audiencia judicial que presenció El País.
En el año 2022 Peñarol fue el barrio con más homicidios de Montevideo. Hubo 22 y esa ola fue lo que en parte justificó que el ministro del Interior de entonces, Luis Alberto Heber, presentara su primer plan para contener este tipo de crímenes al presidente Luis Lacalle Pou.
En ese momento estaba en pleno desarrollo la guerra en Peñarol entre los Segales, los Vallejo, los Montenegro y en el último tiempo entró en escena una jugadora fuerte: La Tita.
Es a partir de este conflicto que comienza a tejerse la madeja que se cobró varias vidas. A fines de agosto de ese año, en un crimen que permanece impune, ejecutaron a tres consumidores en un concurrido pastizal del barrio. Se trataba de dos hombres y una mujer que, se estima, vendían dosis de pasta base para La Tita.
Testigos declararon a la Fiscalía que una mujer, que apodaban La Beba, vio que el triple homicidio lo habían cometido Segales y un compañero de él, Ramón “Keto” Viana, y se lo contó a La Tita. Al otro día del triple crimen, según reconstruyó la Fiscalía, La Beba, que también era consumidora, fue a comprar pasta base a la boca de los Segales.
La información que supuestamente le dio La Beba a La Tita le valió a Viana varios atentados. Fue baleado dos veces y logró sobrevivir. Pero eso traería sus consecuencias.
El 24 de octubre por la noche, llevaron a La Beba a una habitación contigua a la casa de Viana, donde vivía la hermana de él. Allí, la amordazaron con cinta pato y ataron de manos y pies. Segales le dijo que tenía 10 minutos para hablar. Así, La Beba levantó la mano en señal de que iba a contar lo que había hecho y así lo hizo.
No fue suficiente y Segales la tomó por detrás intentando asfixiarla, sin éxito.
-¡Sos dura, eh! -le dijo Segales previo a que Viana le clavara en el cuello un cuchillo de cocina. Segales lo tomó y terminó de hundirlo, tan profundo que hasta se partió el mango.
La dejaron morirse allí, sola en el sillón de la casa de la hermana del Keto, mientras deliberaban qué hacer. Le pidieron a la hermana de Viana que la desmembrara y la tirara en bocas de tormenta, a lo que la mujer -que también era consumidora- se negó. Fueron Segales y Viana quienes tomaron serruchos, la cortaron, la pusieron en bolsas de comida de perro y le exigieron a la hermana del Keto que se deshiciera de los restos.
Esta mujer, que no cumplió con las órdenes de tirar las bolsas en lugares alejados -lo hizo en las bocas de tormenta del mismo barrio-, fue condenada tiempo atrás por encubrimiento. Roberto Viana fue asesinado.
El 26 de octubre, pasado el mediodía, Viana se bajó de un auto que conducía Segales y ejecutó uno de los disparos que terminó con la vida de un joven peluquero de 18 años que volvía caminando a su casa, en el barrio Peñarol.
Aunque Viana dio el disparo letal, Segales también tiró. La Fiscalía estima que se confundieron a este trabajador con uno de los Montenegro, que aunque estaba herido, llegó corriendo hasta la puerta de su casa, donde cayó sobre el pavimento y se le constató la muerte.
Una de las varias pruebas que permitieron determinar que Segales estaba allí, es que se incautó en su casa el buzo que portaba el asesino. Uno con el logo de Armani y el dibujo de una ametralladora.
En la audiencia de ayer Segales fue condenado a cumplir 22 años de cárcel por juicio simplificado. El homicida aceptó haber cometido los hechos imputados.
La muerte de Keto, venganza de Brasil
El 8 de noviembre de 2022 Keto y su hermano fueron asesinados. Un hombre apodado El Brasil sabía que Segales había “perdido” (caído preso) y por eso “se la juró” a Keto. El Brasil era expareja de La Beba, padre de su hijo. Ella misma le había contado que un día después del triple homicidio, cuando fue a comprar droga a lo de los Segales, Mauro y Viana le habían pegado hasta desmayarla. Cuando se levantó, tenía a los dos apuntándole con armas. Así, Viana le preguntó a Segales si la mataban, a lo que Segales le contestó que no, que le dieran un par de días a ver cómo seguía todo. Después de eso, Viana sufrió dos atentados, lo que suponen desencadenó el homicidio de La Beba. El Brasil buscó venganza y mató a Keto con un atizador de estufa. Fue condenado a cinco años y seis meses de prisión por acuerdo abreviado en 2023. La culpabilidad de Viana y Segales en el triple homicidio no está comprobada, dado que todos los testigos que así lo señalan son de oídas. Nadie lo vio directamente y no hay otras pruebas.
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