CASO ASTESIANO
Lo hicieron como testigos para la red que integraba el exjefe de seguridad de Luis Lacalle Pou, Alejandro Astesiano.
La noticia no sorprendió en la cúpula de la Dirección Nacional de Identificación Civil (DNIC). Cuando se detuvo al exjefe de la custodia del presidente Luis Lacalle Pou, Alejandro Astesiano, las autoridades de la DNIC sabían lo que sucedía porque desde allí se denunciaron 60 casos que permitieron descubrir que decenas de rusos accedieron a cédulas y pasaportes uruguayos mediante documentación falsa, gestionada por el excustodio y otros engranajes de la banda delictiva.
Sin embargo, para la DNIC persiste la duda sobre si Astesiano vulneró la base de datos del organismo para elaborar partidas de nacimiento falsas y por ello se inició una investigación interna. Además, ayer se encomendó a funcionarios de la DNIC elaborar mecanismos digitales que permitan relevar todas las partidas rusas.
Según la investigación realizada por la fiscal Gabriela Fossati, Astesiano integraba una organización dedicada a otorgar la ciudadanía a rusos en forma fraudulenta y luego de finalizado el trámite, estos solicitaban el pasaporte uruguayo para circular por el mundo.
La investigación constató que Astesiano utilizaba bases de datos del Estado para obtener información. Con esos datos, un escribano elaboraba las partidas apócrifas. Otros dos rusos -entre ellos una joven de 20 años- eran quienes atraían clientes para la organización.
La fiscal dijo que los documentos adulterados podrían llegar a miles. Hasta ahora, Fossati pidió a la Justicia la formalización de la investigación para Astesiano, el escribano involucrado y para dos rusos. Se les imputaron los delitos de suposición de estado civil y asociación para delinquir. A Astesiano se le sumó el delito de tráfico de influencias. Y enfrentará una prisión preventiva de 30 días.
Desde 2019, un jerarca de DNIC solicitó en forma insistente a la Comisión Técnica -unidad que determina las pautas técnicas de los documentos uruguayos- incrementar la seguridad de la operativa de la institución para neutralizar intentos de falsificación.
El personal del organismo se abocó a revisar con especial atención las partidas presentadas por rusos y, en forma reciente, se realizó un llamado a licitación para adquirir un nuevo software que incremente la seguridad para la repartición a un costo de US$ 4 millones.
En el registro
En las primeras investigaciones realizadas junto con personal de la DNIC, la fiscal Fossati detectó que la organización había vulnerado organizaciones estatales.
Algo que sorprendió a los investigadores es que la organización contaba con cómplices en el Registro Civil. Dos funcionarias de esa unidad firmaron como testigos partidas de nacimientos falsas y en el documento dieron la dirección del propio Registro Civil. Todos estos elementos serán investigados por la Fiscalía. “Era una red de falsificadores de documentos”, explicó una fuente del caso a El País.
La maniobra
La maniobra involucraba tres etapas desde que un ciudadano ruso quería obtener los documentos uruguayos y finalmente se entregaban. En dos de ellas, la primera y la última, la documentación era verdadera, pero en la etapa intermedia era cuando se adulteraba.
En el primer paso, los ciudadanos rusos obtenían sus partidas de nacimiento de su país. Con ese documento verdadero la banda que integraba Astesiano, el escribano y el traductor ruso lo adulteraban. Es en este segundo paso donde a la partida original, una hoja de papel membreteado en idioma ruso, se le agregaba el nombre del supuesto pariente uruguayo fallecido junto al falso parentesco.
Ese documento adulterado el escribano lo inscribía en la sección de extranjeros en el Registro Civil de modo de obtener una partida en el formato que establece Uruguay. Y con ello pasaban a la tercera etapa en la que, amparándose en las leyes 16.021 y 19.362 -que permite a hijos y a nietos de uruguayos acceder a cédula y pasaporte- tramitaban los documentos.
Fuentes vinculadas al caso dijeron a El País que una de las falencias que llevaron a que esto suceda es que no existen traductores oficiales de ruso y que se manejan con “idóneos”.
Esta práctica, que se identificó desde 2017 con casos de ciudadanos cubanos y colombianos, fue mutando a medida que pasaban los años. En un comienzo los delincuentes tramitaban la documentación en la sede central de Identificación Civil en Montevideo. Pero tras notar que llamaron la atención de los funcionarios, lo intentaron en el interior del país, dijeron los informantes.
Se dio avisó a las sucursales departamentales por lo que en una última instancia los involucrados hicieron la gestión desde el consulado uruguayo en Rusia y una vez obtenida la cédula o el pasaporte se enviaba mediante valija diplomática. Hasta que se alertó a los diplomáticos rusos.
El ruso que logró huir y la mirada atenta de un policía
El ruso llegó a las oficinas de Identificación Civil sabiendo cuatro palabras del español. Vacilante, se hizo entender: quería sacar la ciudadanía uruguaya. Mostró una partida de nacimiento uruguaya de un supuesto familiar.
El funcionario de Identificación Civil, sabedor de que había un alerta en la repartición ante documentos presentados por rusos, observó detenidamente la partida de nacimiento. Enseguida se dio cuenta que era falsa. El policía le dijo al ruso -quizás por señas- que aguardara y fue a buscar al superior inmediato para informarle.
El ruso también estaba atento o su intuición le dijo que algo andaba mal. No esperó el regreso del funcionario. Y huyó.
El jueves 22 la situación se repitió. Una gestora, de nacionalidad rusa de 20 años, pretendía sacarle la partida de nacimiento para un cliente de su misma nacionalidad, de 46 años. La Policía estaba atenta. Fueron atrapados. Y así comenzó la investigación policial.
Rusos decían que venían a trabajar en megaobras
Una modalidad utilizada por los rusos, que compraban partidas de nacimiento adulteradas por la organización integrada por el custodio Alejandro Astesiano, era presentar en la Dirección de Identificación Civil falsas promesas de trabajo de empresas uruguayas. Por ejemplo, decían que iban a trabajar para la planta de UPM. Para evitar que la compañía perdiera esa mano de obra supuestamente especializada, el funcionario de Identificación Civil apuraba el trámite de otorgamiento de la cédula de identidad.