Dos sicarios del barrio Piedras Blancas participaron en la masacre ocurrida el 30 de mayo pasado en la que fueron asesinadas cuatro personas, entre las cuales estaba un niño de 11 años, en el barrio Maracaná Norte.

Dos días más tarde del ataque, efectivos de la Dirección General de Hechos Complejos identificaron a cuatro individuos que participaron directamente en la matanza.

Uno de ellos ya fue imputado el domingo 10 y ya cumple con medidas cautelares de prisión. Se trata de un joven de 20 años. Se entregó en la mañana del sábado 8 luego de que la investigación policial lo identificara como partícipe del hecho.

Otro sospechoso es un individuo de 19 años que había sido imputado e incumplió con medidas cautelares. Los otros dos son los sicarios de Piedras Blancas, cuyos nombres y apodos ya están en conocimiento de la Policía.

Si bien en ese momento ya se contaba con el apodo de los posibles asesinos y con una fotografía de las horas previas al múltiple homicidio en las que se los veía con armas, la fiscal del caso, Adriana Edelman, consideró que se requerían más pruebas para poder solicitar la formalización de la investigación.

El martes 11, fueron realizados dos allanamientos también en Maracaná, aunque “por poco” no dieron con los presuntos agresores. “Recién se habían ido”, según dijo una fuente judicial a El País.

Los allanamientos se realizaron en una casa ubicada en un pasaje cercano a donde ocurrió el cuádruple homicidio. La escena del crimen fue una modesta casa de paredes de bloques y techo de lata, ubicada al final del pasaje El Ombú del barrio Maracaná Norte.

¿Quién ordenó el ataque que terminó con la vida de cuatro personas, entre ellas la de un de niño de 11 años?

Según supo El País de fuentes del barrio, el grupo de homicidas, que irrumpió con pistolas modificadas en la humilde casa del pasaje El Ombú, fue conformado por una persona que los contrató para realizar la masacre.

Se sospecha de un narcotraficante del barrio, quien organizó el ataque en represalia por un tiroteo que sufrió, en abril de este año, a manos de dos de las víctimas del cuádruple homicidio. Es decir, el móvil de la matanza habría sido una venganza narco.

Vecinos consultados por El País dijeron que las dos víctimas andaban en “malos pasos” y, por ello, habían atacado a tiros una boca de drogas del narcotraficante. Luego este planificó una venganza. Es que los “mejicanos” -así son llamadas las personas que roban bocas de estupefacientes- son odiados por los traficantes de drogas y sus acciones son penadas con tortura y muerte.

Según las fuentes, los atacantes no integran un grupo criminal permanente y fueron reclutados específicamente para el ataque.

Foto: Leonardo Mainé

En tanto, una segunda hipótesis que manejan los investigadores es que el ataque podría haber sido motivado por deudas por consumo de drogas.

Según dijo uno de los sobrevivientes a El País, ninguno de los hombres que se encontraban en la casa tenía deudas con bocas de la zona y agregó que se congregaron para fumar unos cigarrillos de pasta base y reparar una motocicleta. A poca distancia, se encontraba el niño de 11 años jugando con un celular.

Esta persona relató que no fue el único que escapó ileso del ataque. “Llegaron y comenzaron a disparar por la puerta. Yo quedé fuera de los ángulos de tiro porque estaba agachado reparando una moto con un amigo. Los dos nos metimos debajo de la cama”, señaló.

Relató que salió y lo que vio lo estremeció. “Vi los cuerpos ensangrentados en el piso. Me conmocionó ver al niño muerto. Empecé a gritar y salí. Me encontré con la madre del dueño de la casa que hoy está en el CTI. Mi amigo se escapó por un campo cercano”, contó.