Por primera vez desde que fue detenido en marzo de 2022, Mauricio Docampo,el acusado de haber asesinado a Ahielén Casavieja (16 años) y Karina Saracho (36 años)habló ante la Justicia y dio su versión de los hechos.
En el último día de juicio, que fue el 13 de agosto, dio un minucioso relato que brindó ininterrumpidamente durante unos 20 minutos. Allí, señaló como culpables a dos testigos y a un supuesto narco, y apuntó contra la Policía —que, dijo, “solo quería su cabeza”— y a la Fiscalía —que, sostuvo, “no hizo nada”. Lo hizo en forma verborrágica y al terminar de responder lo que se le fue consultado, contestó desafiante: “¿Qué otra pregunta?”.
Según la teoría del caso de la Fiscalía, Docampo mató a Ahielén Casavieja luego de haberla captado en una parada de ómnibus en Santiago Vázquez el 11 de febrero de 2022. Ella estaba con un amigo (apodado el Pollo) cuando llegó el acusado junto a otro hombre, el "Gordo Nico". Docampo, según concluyó la investigación, le ofreció a ella pasta base y con una maniobra de distracción —mandándolos a comprar droga— logró sacarse de encima a los otros dos hombres y quedarse solo con ella.
En esa parada, de Luis Batlle Berres y Paurú, fue la última vez que fue vista con vida. El Gordo Nico, que conocía a Docampo, se acercó un rato después hasta la casa de él junto al hombre apodado Pollo para consumir todos juntos, pero ahí fue que Docampo les dijo que se fueran porque quería tener "privacidad" con la adolescente. Ellos no llegaron a ver a Ahielén en esa oportunidad.
La autopsia mostró que la joven estuvo viva cerca de 13 días. Encontraron sus restos en la casa del acusado el 3 de marzo de 2022, donde también estaban los de Karina Saracho, que había muerto —luego se constató— hacía unos seis meses.
En resumen, esta es la historia que construyó Fiscalía luego de una ardua investigación, pero Docampo tiene otra versión de los hechos. Asegura que en el homicidio de Ahielén estuvieron involucrados Gordo Nico, Pollo, un narco de la zona apodado Brasilero y un conocido de la adolescente que se suicidó luego de los hechos.
En su relato, el acusado sostuvo que esa noche él tenía previsto ir al barrio 19 de abril a buscar a una mujer en su taxi, pero se encontró con Gordo Nico y estuvo junto a él un rato en la parada, donde también estaba Casavieja. Allí, aseguró, habló un poco con ella hasta que el Gordo Nico le pidió $ 500 para comprar pasta base en una boca cercana. Él, siempre según su relato, le prestó el dinero y le dijo se iba a ir al barrio 19 de abril.
Sin embargo, ahí los tres jóvenes le pidieron permiso para ir a consumir a su casa —que a su vez él la utilizaba para vender droga— a lo que él dijo que sí. La casa no tenía muebles ni nada, por lo que “no había nada robable”, explicó, y sostuvo que permitía asiduamente que gente extraña entrara para drogarse, porque prefería eso a que “estén consumiendo en la calle”.
“Digo: ‘ta, ojo que esta en el fondo mi hermano, no hagan relajo’. Sabiendo que en esa casa (...) no había nada para robar porque no había muebles, no había nada, no había nada de que me pudieran sacar”, explicó.
Aseguró que después de eso pasó por el barrio 19 de abril, levantó en su taxi a la mujer y luego volvió a su casa sobre las 7 de la mañana. Allí, dijo, encontró a Gordo Nico y el Pollo drogados, y a la adolescente ya muerta.
“Estaba la botija tirada en el piso, sobre una punta. La sacudo, no se movía, ya me di cuenta que algo estaba pasando. Le doy una cachetada a Nicolás (Gordo Nico), le pregunto qué había hecho, no me contestaba, le digo que me tenía que solucionar esto porque yo no quería comer de costado”, relató. Él había salido de la cárcel hacía menos de un año —en junio de 2021— y “no quería volver a tener problemas”.
Ahí fue que —según su versión— Gordo Nico le dijo que él lo “solucionaría”. Se fue y volvió a los minutos con herramientas que había obtenido de la carnicería de su abuelo. Allí, Docampo salió de la casa y cuando volvió a entrar los restos de la adolescente estaban en bolsas.
El acusado afirmó que le pidió ayuda a su hermano (que vivía en el fondo del mismo terreno), quien agarró las bolsas y las metió en su taxi. “Mi hermano me dio una mano, sin maldad, en ocultar las cosas. Eso sí, pero no lo hizo ni con maldad, ni con nada, lo hizo porque es mi hermano”, explicó.
Horas después, contó, comenzó a intentar averiguar qué era lo que había pasado. Allí, supo a través del Pollo que había estado involucrado un joven que, según expuso la defensora de Docampo en el juicio, tenía algún vínculo con Ahielén y se suicidó el día después del crimen. El acusado también dijo que había sido por órden de un hombre conocido como el Brasilero, un narco de la zona. En su boca de drogas habían comprado la pasta base el día del hecho.
Policía y Fiscalía
Docampo cuestionó durante toda la declaración que no se hayan revisado cámaras de seguridad o entrevistado a una serie de testigos.
“Acá todos buscaron un culpable y todos apuntaban hacia mí pero desde el primer momento siempre quise hablar ¿por qué me rehusé el día que fue zona 4 con cuatro (personas) a las 6 de la tarde a la puerta de mi casa? (...) Ellos no me querían llevar a zona 4, ellos sabían lo que querían hacer conmigo”, declaró.
“Ni el que debe teme. Yo no debo y no temo, porque sé que no hice nada. Pero si todos apuntan para mí y si la Fiscalía no se toma el trabajo de pedir las cámaras, de pedir testigos, de averiguar el trato que tienen con el Brasilero, si tienen deudas, si son clientes asiduos (...) Yo salí el 6 de octubre y sí, sé que cometí un delito, encubrí, sé, ¿pero quién me iba a creer?”, complementó.
Sostuvo que, antes de los femicidios, hizo dos denuncias en Zona Operacional 4, una por copamiento y otra a su hermano por estar borracho con un cuchillo en la mano, y ninguna tuvo andamiaje. Insistió en que lo “odian” desde que él dejó de ser policía de allí (Docampo fue funcionario policial durante unos meses) y que querían su “cabeza” porque “estaba paga”.
También dijo que en realidad no vivía en el lugar de los hechos. “Yo (la casa) la usaba así para cometer un delito, vender droga, como toda la vida lo hice, pero de ahí, ¿a asesinar a alguien? Nunca lo hice (...) Lo que pasa es que ahora, con el tema de la droga, somos todos malos. Y sí, vendo, pero si no lo vendo yo, lo va a vender otro, pero no quiere decir que mate a nadie”, resaltó.
Otra de las cuestiones que reprochó, es que —según él— no se indagó el hecho de que el cuerpo de Casavieja (que quedó acondicionado en bolsas) tenía cortes precisos. Es decir, se había hecho utilizando herramientas.
“¿Por qué tengo que pagar algo que yo no hice? Y los demás están ahí afuera. Como se dice, cortes precisos y exactos. Nunca hice nada en mi vida, yo nunca trabajé en mi vida. (...) ¿De dónde voy a sacar una amoladora, una sierra; es evidente que eso lo hizo alguien que dominó la carne toda la vida? y Nicolás (Gordo Nico), el abuelo, tenía la carnicería. Hay cosas que la Policía tenía también, supuestamente, averiguado como la Fiscalía también, y no se tomaron ese trabajo”, criticó.
Saracho
Durante sus 20 minutos en los que habló sin la limitante de tener que remitirse a una pregunta concreta, Docampo dio explicaciones sobre porqué él no era el culpable del femicidio de Ahielén Casavieja.
Pero en ningún momento habló del cuerpo de Karina Saracho, que se encontró dentro de una heladera vieja en un pozo séptico en su casa.
Recién se refirió a ella ante la primera pregunta de la fiscal Valentina Sánchez, quien le consultó cómo justificaba el hallazgo de los restos.
Contestó que cuando salió de la cárcel, se fue a vivir a la zona de Santa Lucía y San Quintín con una mujer y que no estuvo en el predio donde se encontró el cuerpo.
Además, reiteró que a su casa “entraba cualquiera”, porque no tenía llave y la gente la usaba para consumir. Insistió en que nunca conoció a Saracho.
La fiscal Sánchez pidió se lo condene a 45 años de cárcel, entre las penas y las medidas accesorias.