A poco más de 10 días de que un joven fuera asesinado a golpes en el barrio Maracaná, la Justicia imputó a cuatro personas por su supuesta responsabilidad en el hecho. Se trata de tres hermanos -dos mujeres y un hombre- y la novia de uno de ellos. Hay un quinto investigado, un menor de edad, que está siendo indagado por la Fiscalía de Adolescentes.
Aunque, al momento de la imputación, la fiscal Andrea Naupp pidió que se encarcelara preventivamente a todos los adultos, el juez Diego González determinó que el hombre y su pareja aguardaran el avance del proceso en arresto domiciliario. Ahora, el Tribunal de Apelaciones analiza el caso para ver si confirma su decisión.
La fiscal de Homicidios Naupp explicó que el episodio ocurrió en “dos momentos” que duraron aproximadamente seis minutos. Relató que el 20 de octubre en la madrugada, el adolescente y su pareja —una de las jóvenes imputadas y quien intentó arrogarse toda la responsabilidad— interceptaron a la víctima en la calle. Luego se sumó la hermana de ella y su novio (quien solo permaneció unos segundos y no estuvo en el momento de la agresión, razón por la que no se lo imputó).
Los tres -las hermanas y el adolescente- persiguieron a la víctima y lo comenzaron a agredirlo, según la teoría fiscal. Luego, cuando el agredido intentó meterse dentro de una casa, lo tomaron de los pies y lo arrastraron a la calle para continuar con la golpiza. En algún momento de este episodio que duró seis minutos, para el Ministerio Público se sumó el hermano de las imputadas y su novia. Finalmente, el joven fue hallado muerto en una cuneta.
Dos testigos aseguraron en Fiscalía que una de las hermanas había reconocido lo que había hecho. Una vecina declaró que, antes de irse de la escena del crimen, una imputada le dijo: “Me parece que lo maté, le pegué una paliza (...) le partí la cabeza”. De hecho, contó que le había arrancado la bolsa que tenía por llevar una colostomía. La víctima también sufrió una puñalada.
Para la Fiscalía, los agresores actuaron con “saña”, aunque no está claro el motivo de la agresión. Al ser consultada por el juez, Naupp comentó que una hipótesis es la venganza. Allí se abren dos caminos: mientras que una testigo declaró que la víctima presuntamente le habría pegado a un gato de los agresores, otros indicaron que hubo un problema con “la hermana”, aunque para ese entonces todavía no sabían a cuál de las dos se referían.
Pero la particularidad del crimen fue la manera en que se llevó a cabo. La víctima fue asesinada a golpes y la autopsia reveló que también sufrió una puñalada. Además, un testigo reservado contó que le tiraron una piedra en la cabeza. “Estaban totalmente enceguecidos, como asegurándose de matarlo”, añadió.
"Cuando cae al piso le pegan patadas por todos lados. Lo vi con bastante sangre al muchacho en el piso. Creo que estaba inconsciente porque no gritaba ni pedía ayuda", declaró otro de ellos.
Una de las hermanas intentó asumir la responsabilidad afirmando que el crimen lo había cometido ella junto a su novio adolescente.
Sin embargo, la Fiscalía de Homicidios señaló a los cuatro adultos, dejando fuera al menor de edad por ser competencia de la Fiscalía de Adolescentes. El juez aceptó imputarlos a todos, pero a la hora de disponer las medidas cautelares se diferenció del pedido fiscal.
El debate
La lupa estuvo puesta en el hombre imputado y su novia, quienes llegaron a la escena donde se cometió el crimen unos minutos después de que comenzara la agresión. El hecho no está filmado, pero sí los instantes anteriores y los posteriores. En las imágenes se los vio llegar (cuando el hecho ya había comenzado) y luego se los ve irse con el grupo. El video no permite dilucidar si, como dijo una testigo, estos imputados llevaban cuchillos en las manos, lo que podría asociarse con la puñalada que recibió el fallecido.
En base a eso, el juez González argumentó: “Hay dos testigos que los vieron portando armas, pero eso no es suficiente para dar por acreditado un homicidio si se hiciera una proyección hacia un juicio oral. No obstante, sé que la investigación está empezando y que son medidas cautelares también, pero en la duda de que esto no vaya a mejorar prefiero adoptar una medida de menor entidad”.
El magistrado se refirió a lo declarado por uno de las testigos, que dijo que, cuando se iban todos juntos de la escena, el joven al que se le dispuso prisión domiciliaria agitaba un cuchillo en señal de amenaza.
Los abogados de la pareja —ella estuvo representada por Alejandro Sobrino y él por la defensora pública Virginia de los Santos— se opusieron a la medida. Sobrino argumentó que no se podía atribuirle a todos los presentes la amenaza y De los Santos recordó que su cliente tiene un hijo a cargo y que no había suficiente evidencia para considerar su responsabilidad. Insistieron en que no se lo vio en el video agrediendo a nadie y que estuvieron cerca de tres minutos en la escena.
“Algún grado de participación tuvieron, pero eso no los hace autores de homicidio”, consideró el juez.
La Fiscalía apeló la decisión y fundamentó que la única forma de que se asegure el normal desarrollo del proceso es con todos los imputados presos. La defensa pública apeló la decisión del juez de encarcelar preventivamente a la imputada restante (hermana de quien se reconoció culpable). De los Santos pidió que se tuviera en cuenta que se trata de una mujer que es madre soltera y debe cuidar de su hijo.
El Tribunal de Apelaciones deberá definir si confirma la decisión judicial o cambia las medidas cautelares de los imputados.
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