Estafador estafado: falsa constructora quiso timar a Campero y así fue la venganza de "rey de los estafadores"

Ahora enfrenta hoy una investigación por secuestro y rapiña. Fue enfermero, detective y "abogado trucho"; en tres ocasiones excarceló a narcos y una vez a sí mismo engañando a jueces con pericias falsas.

Compartir esta noticia
Matias Campero
Campero, el líder de la banda que hacía certificados falsos para que presos lograran salir de la cárcel.
Foto: Estefanía Leal.

Matías Campero es un hombre de varias facetas delictivas. En la Fiscalía consta que fue enfermero. Por eso conocía y utilizaba la terminología médica para falsificar pericias del Instituto Técnico Forense (ITF) que terminaron liberando a narcotraficantes. También dijo ser detective privado, empresario y abogado.

En ámbitos judiciales trascendió que Campero cobró US$ 100.000 para obtener las excarcelaciones de los traficantes de drogas Juan Antonio González Bica, Antony Suárez —que estaba internado en un centro asistencial privado— y Miguel Ángel Leal Da Costa. González Bica y Leal Da Costa continúan prófugos. Por las maniobras realizadas por Campero también fue condenada la abogada Mercedes Acosta, su cómplice.

El daño causado por el estafador, aún no se ha podido cuantificar en su totalidad. Pero sí se sabe que la osadía de Campero cruzó todos los límites cuando se liberó a sí mismo de la cárcel de Las Rosas (Maldonado). Estuvo solo dos meses en prisión pese a que le habían tipificado un delito de secuestro a una pareja que lo estafó en la construcción de una cabaña para su madre.

Dentro de la prisión, Campero logró adulterar dictámenes del ITF que establecían una dolencia en los riñones, por lo cual debía hacerse diálisis. Como en dicho establecimiento penal no había un equipo médico de ese tipo, Campero salió con prisión domiciliaria.

Luego de que el Poder Judicial detectara las excarcelaciones de los narcotraficantes mediante documentos apócrifos, Campero llegó a un acuerdo el 30 de abril de este año con la entonces fiscal de Estupefacientes, Mónica Ferrero, hoy fiscal de Corte adjunta, y su adscripta, Gabriela Fernández. Posteriormente, la Justicia lo condenó a tres años de cárcel y una multa de 20 Unidades Reajustables. Se le tipificó reiterados delitos de usurpación de titulo, cuatro delitos de falsificación de documentos privados en concurrencia fuera de la reiteración real con un delito de estafa agravada, todos en reiteración real.

Alojado en la Unidad 25, una cárcel de máxima seguridad ubicada dentro del predio del exComcar, Campero fue trasladado esta semana al Centro de Justicia de Maldonado para asistir a una audiencia sobre el eventual secuestro de una pareja.

En la audiencia, a pedido de la fiscal de Maldonado, Carolina Dean, la Justicia decretó una extensión de la medida de prisión preventiva por 150 días más para el delincuente, según indicaron fuentes del caso a El País. La misma resolución fue dictaminada para sus dos cómplices en el "apriete" a la pareja de "constructores". Los tres ya llevan un año y dos meses en prisión.

Centro de Justicia de Maldonado. Foto: R. Figueredo
Fachada del Centro de Justicia de Maldonado, foto Ricardo Figueredo, corresponsal, 20171010 - Archivo El Pais
Ricardo Figueredo/Archivo El Pais

El caso

A principios de 2023, Campero se contactó con la pareja, que supuestamente se dedicaba a la construcción de casas en Maldonado, con el propósito de hacer una cabaña para su madre. Tras finalizar la negociación con los "constructores", Campero entregó como adelanto la suma de US$ 4.000. Sin embargo, el "constructor" y la "arquitecta" desaparecieron. Es decir, burlaron al hombre que se hacía pasar por abogado, ayudaba a excarcelar a traficantes de drogas y caminaba por los pasillos del Juzgado Penal de Bartolomé Mitre de Montevideo vestido con un traje, camisa y zapatos caros.

Luego de múltiples llamadas a la pareja, Campero ideó una trampa. Hizo que un cómplice se hiciera pasar por un cliente y citó a la "arquitecta" en un terreno diciéndole que pretendía construir allí una casa. La mujer acudió a la cita. En el lugar encontró a Campero y a sus dos cómplices. La víctima descubrió al instante que había caído en una trampa.

Las versiones son contradictorias sobre lo que ocurrió a continuación. Aparentemente uno de los cómplices de Campero obligó a la mujer a subir al auto por la fuerza, afirmaron fuentes del caso a El País.

El otro involucrado ofició de chófer. El objetivo de los tres hombres era ubicar al "constructor". Cuando lo encontraron uno de los cómplices de Campero lo golpeó. Luego de propinarle unos puñetazos, el hombre fue obligado también a subirse al auto. Por eso la fiscal Dean pretende tipificar a Campero y a sus cómplices el delito de secuestro.

Según las fuentes, la mujer retenida declaró que le faltó una pertenencia. Dean entiende que, con esa supuesta acción, se configuraría también el delito de rapiña de los tres investigados.

No obstante, las defensas de los imputados, entre ellos el abogado de Campero, Santiago Moratorio, sostienen que no se configura el secuestro porque en el trayecto para ir a buscar al constructor el auto se detuvo en un comercio y los delincuentes compraron comida para todos, afirmaron las fuentes consultadas por El País. Tampoco existió un pedido de rescate por la mujer. Sí entienden que podría configurarse un delito de privación de libertad.

Moratorio también pidió que la Fiscalía obtenga unas filmaciones para confirmar la tesis de que la mujer no fue secuestrada por los tres imputados.

El 22 de junio de este año, la Jefatura de Policía de Maldonado informó que el juez Letrado de 4º Turno Sebastián Amor, dispuso la formalización de la investigación de la fiscalía de turno respecto a los tres autores del caso de la privación de la libertad de un hombre y de una mujer, informó el Diario Correo de Punta del Este.

En esa fecha, la Fiscalía había imputado a Campero como presunto autor penalmente responsable de un delito de secuestro, un delito de privación de libertad especialmente agravado, un delito de lesiones personales, un delito de rapiña especialmente agravada, un delito de porte de arma de fuego y un delito de tráfico interno de armas, estos dos en concurso formal entre sí, un delito de hurto especialmente agravado y dos de justicia por mano propia, todos ellos en régimen de reiteración real.

En caso de ser condenado, se ampliará el prontuario de Campero. En el pasado estuvo en dos ocasiones en la cárcel por estafas. Salió la última vez hace unos cinco años. Es probable que ahí “descubriera” que podía hacer dinero fácil con el ejercicio de la abogacía. Campero falsificó un carnet de abogado y salió a conseguir clientes entre los presos y sus familiares.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar