El exsenador nacionalista Gustavo Penadés se encuentra alojado en la cárcel de Florida (Unidad 11) desde la noche del pasado jueves 12 cuando fue formalizado por 22 delitos sexuales.
La prisión está divida en cinco sectores en función de los delitos que cometieron sus reclusos. Penadés se encuentra en uno de ellos con lugar para ocho presos. En este momento hay seis reclusos en ese sector incluido Penadés. La mayoría de ellos incurrieron en delitos sexuales; entre los presos que acompañan a Penadés se encuentra un policía de Rivera que abusó sexualmente de una menor de 13 años.
Cada sector está separado del otro por alambrados. Los presos en Florida no pueden mezclarse por lo que Penadés convive solo con sus cinco compañeros del sector.
En los próximos días, Penadés comenzará a trabajar en la huerta. “Todas las personas alojadas en la cárcel de Florida trabajan; es la condición para estar” en esa prisión, dijo a El País el director del Instituto Nacional de Rehabilitación, Luis Mendoza, y añadió que “también estudian cultura, deporte y recreación”.
Y agregó: “En el Instituto Nacional de Rehabilitación se trata de buscar la rehabilitación de las personas, una profilaxis del delito. Las cárceles no castigan”. Es decir, el recluso pierde su libertad ambulatoria pero mantiene todos los demás derechos constitucionales.
Mendoza señaló que Penadés fue alojado en Florida por una cuestión de seguridad. Lo mismo ocurrió con el exdirector del ex Comcar, Carlos Taroco, quien fue alojado en la cárcel de Cañitas (Unidad 11) ubicada en Río Negro. Mientras que el exdocente del Liceo Militar Sebastián Mauvezín, imputado de incurrir en siete delitos de contribución a la explotación sexual de menores de edad, está en Campanero (Unidad 17) de Lavalleja.
Penadés y Taroco fueron evaluados por técnicos del Instituto Nacional de Rehabilitación y, tras la revisión, se dispuso que ambos corrían riesgos si quedaban en otros establecimientos.
Penadés por haber sido un senador de larga trayectoria y Taroco por su extensa carrera en la Policía y haber realizado tareas de inteligencia policial en las cárceles. A su vez, Mauvezín pidió medidas de seguridad que también le fueron otorgadas.
“Soy el responsable de la seguridad de todos los presos. Todos los días estoy cambiando reclusos del lugar. Si no lo hago, hay cinco muertos por día dentro de los establecimientos carcelarios”, aseguró el jerarca del INR.
Cambio
En el pasado, los policías que cometían delitos no iban a las cárceles. Purgaban las penas que se les imponían en comisarías sin importar la gravedad de los ilícitos.
Más acá en el tiempo, el narcotraficante mexicano Gerardo González Valencia, supuesto excabecilla del cártel de Los Cuinis, fue detenido en Uruguay en 2016. Mientras esperaba la extradición a EE.UU. fue recluido en un contenedor con comodidades en un predio de la Guardia Republicana en mayo de 2020 y permaneció allí hasta el 6 de abril de 2023 cuando fue extraditado. Hoy hay una investigación en curso sobre los privilegios de González Valencia.
El recluso es hermano de los líderes de Los Cuinis, Abigael González Valencia y José González Valencia, y cuñado de Nemesio Oseguera Cervantes, alias el “Mencho”, máximo dirigente del Cártel de Jalisco Nueva Generación.
Por su parte, Mendoza destacó que ahora todos los reclusos están bajo la órbita del INR. Y aclaró: “No hay privilegios acá; son todas medidas de seguridad”. Sin embargo, agregó, todos los reclusos deben trabajar de acuerdo a su perfil.
Mendoza recordó el caso del músico Guillermo Freijido, quien enfrentó una condena de cinco años de prisión por reiterados delitos de atentado violento al pudor. Freijido alegó que sus manos estaban aseguradas porque era pianista. Entonces, dijo Mendoza se le dio la tarea de ensobrar gasas.
Otro ejemplo: el excustodio Alejandro Astesiano fue condenado por los delitos de asociación para delinquir, tráfico de influencias, entre otros. Ahora, en la cárcel de Florida trabaja como cocinero.
Consideran a la cárcel de Florida como una de las mejores del país
La Unidad 19 del INR ostenta algunos de los mejores indicadores del sistema carcelario, según el último informe del comisionado parlamentario para el sistema penitenciario, Juan Miguel Petit.
Con 173 plazas es el segundo centro con menor densidad de población, en un predio de más 5.000 metros cuadrados.
También es la cárcel con mayor porcentaje de personas cursando educación formal -Primaria, Secundaria, Terciaria o UTU-; y la segunda al contabilizar si los reclusos hicieron alguna actividad laboral en el mes.
La cárcel de Florida, que se comenzó a remodelar en 2017, está estructurada en módulos para 30 hombres cada uno. Además, cuenta con un espacio para 21 mujeres.
En el predio hay una huerta, gimnasio y un amplio jardín. De acuerdo a la información oficial, a diferencia de otros centros nacionales de rehabilitación, todos los internos tuvieron en 2022 al menos una hora al aire libre, todos los días de la semana.
Incluso para los civiles que la frecuentan son “abismales” las diferencias entre este centro de rehabilitación y otros del país. Así lo planteó José González, voluntario de Vida Nueva, una organización no gubernamental formada por exreclusos y vinculada a la iglesia evangélica que ofrece programas de “justicia restaurativa” a las personas privadas de libertad.
Mientras que en la cárcel de Cerro Carancho, en el departamento de Rivera, “se atraviesan situaciones muy difíciles y los someten a cacheos permanentes”, dijo, en Florida “no hay hacinamiento, gritos, ni nada de eso”.
“Si Florida no es la mejor del país, anda por ahí”, concluyó.