Extienden preventiva para el femicida de Mariana Rivero; "la pena será de las más altas", dijo fiscal

Estará 90 días más tras las rejas a la espera de que sea presentada la acusación; están pendientes una nueva pericia psiquiátrica y otra psicológica.

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mariana rivero
Mariana Rivero.
Foto: Facebook.

Redacción El País
Casi nueve meses después de la imputación a la expareja de Mariana Rivero, la joven de 24 años asesinada en octubre del año pasado, se llevó adelante una nueva audiencia en la que se extendió la medida de prisión preventiva. La fiscal del caso anunció que está próxima a presentar la acusación, en la que pedirá una pena que está "entre lo más alto".

El exnovio de Mariana Rivero, un hombre de 23 años, deberá pasar 90 días más en prisión preventiva mientras espera el juicio en su contra. Esto fue planteado por la fiscal Maite Arrieta, en una audiencia realizada el pasado martes a la que pudo acceder El País.

Si bien Arrieta dijo en la audiencia que ya tiene lista la acusación contra el hombre —quien admitió los hechos—, está a la espera de las últimas dos pericias para presentarla formalmente. Una es psicológica, la cual todavía se encuentra pendiente, y otra psiquiátrica, que fue pedida por la defensa del imputado.

"Los riesgos procesales siguen latentes", argumentó la fiscal para pedir la extensión de la prisión preventiva. También adelantó que la pena a establecer se encuentra "entre lo más alto".

Por ley, el máximo que puede solicitar Fiscalía por el homicidio muy especialmente agravado —en este caso también tiene imputado el delito de vilipendio de cadáver agravado— son 30 años de prisión. Además, puede solicitar hasta 15 años más correspondientes a las denominadas medidas de seguridad eliminativas.

Los riesgos procesales expuestos por Fiscalía fueron el peligro de fuga, vinculado a la alta pena que se encuentra en juego, así como el amedrentamiento a familiares de Mariana y el entorpecimiento de la investigación —que ya existió al comienzo de la investigación cuando el joven marcaba a la Policía ubicaciones falsas.

En la audiencia también estuvo presente el abogado Eduardo Sasson, quien representa al padre de Mariana. "La familia sigue completamente devastada", dijo Sasson en conversación con El País y agregó que "cuesta creer que alguien pueda tener un desprecio tan grande por la vida".

"Ojalá que la acusación refleje estas cuestiones y se aplique la pena máxima", concluyó.

Búsqueda de Mariana Rivero, joven de 24 años asesinada por su ex pareja
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Foto: Captura

El femicidio de Mariana Rivero

La joven había sido vista por última vez el 20 de octubre y no se conocían detalles de su paradero hasta que su expareja confesó dónde estaban enterrados sus restos.

La última vez que fue vista se había dirigido a la casa del hombre, en el barrio Tres Ombúes. El día anterior habían terminado su relación de pareja, que duró tres años, y ella habría ido a buscar pertenencias suyas.

Cámaras de videovigilancia la registraron llegando cerca del mediodía. A las 18 horas de ese mismo día el padre de Rivero recibió un mensaje desde el celular de ella: le decía que iría a Tres Cruces . La investigación confirmó que ese texto había sido enviado por su expareja.

La información aportada por la fiscal de ese momento, Valentina Sánchez, fue que la relación tuvo vaivenes. En una de las oportunidades, Mariana le manifestó su intención de cortar el vínculo y el joven le dijo: “si me dejás me mato”. Familiares de Mariana expresaron que se trataba de una "relación tóxica", incluso con episodios de violencia de género, aunque sin denuncias formales.

En la escena del crimen, luego de una discusión, el joven le dio un golpe en la cara y la intentó asfixiar. Después, de acuerdo a la investigación, la degolló y la desmembró, para luego trasladar los restos, al día siguiente, a un descampado en Punta Yeguas. Los enterró junto con el arma homicida y las pertenencias de ella.

En los siguientes días, el joven le escribió al padre de Mariana para preguntarle si sabía algo de ella porque decía extrañarla.

Se realizaron allanamientos y rastrillajes, aunque parecía no encontrarse el rumbo de la investigación. El joven se mostraba dispuesto a colaborar con el caso y aparentaba estar dolido con la desaparición de su expareja, aunque se terminaron confirmando las sospechas de que solamente lo hacía para despistar a los investigadores.

Debido a contradicciones y una declaración insostenible del agresor, el joven decidió confesar ante la Policía, y contó dónde estaba enterrado el cuerpo.

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