La fiscal de Violencia Doméstica Valentina Sánchez pidió 45 años de cárcel para el oficial de policía imputado por el femicidio de su pareja, Leticia Hasckowec, y por delitos de violencia doméstica contra la mujer con quien se relacionaba tuvo antes de ella. Esta mujer, a su vez, fue condenada por colaborar con el asesinato. La teoría del caso de la Fiscalía apunta a que el acusado junto a su exmujer se pusieron de acuerdo para matar a Leticia Hasckowec y le ofrecieron dinero a dos parientes para que ayudaran a llevarlo adelante.
La línea cronológica de este complejo entramado comienza cuando el acusado, un policía que prestaba funciones en el Instituto Nacional de Rehabilitación, formó pareja con su primera mujer. Con ella tuvo su primera hija, que ahora tiene 11 años de edad. Durante toda la relación, él ejerció violencia física y psicológica contra ella, según expone la demanda acusatoria de la Fiscalía a la que tuvo acceso El País.
En la casa todo tenía que estar “como él lo decía, desde su ropa hasta la comida” porque, si no, la amenazaba de muerte con su arma de reglamento. Además, la sometía a diversas formas de violencia sexual y ejercía proxenetismo, dado que —siempre según la teoría fiscal— la obligaba a mantener relaciones sexuales con hombres a cambio de dinero, que luego él cobraba y se quedaba para sí. A su vez, controlaba que hiciera todo lo que le decía a través de la cámara del celular que ella mantenía prendida por orden de él.
En el año 2019 se separaron y al año siguiente el acusado se puso en pareja con la víctima fatal, Hasckowec. Ella, como contó su familia en entrevista con El País meses atrás, había pasado su vida rebuscándose para poder trabajar y mantener a su pequeño hijo, a quien criaba con ayuda de sus parientes. Era muy pegada a su familia y siempre buscó tenderles una mano.
Conoció al acusado en una empresa de recolección de residuos donde ambos trabajaban y al poco tiempo comenzaron a estar juntos. Se fueron a vivir a una casa en el barrio Jardines del Hipódromo y al poco tiempo tuvieron una hija.
Durante la relación —indica la demanda acusatoria— el imputado continuó frecuentando a su expareja, pero también empezó a ejercer violencia contra Hasckowec. La agredía verbalmente, la amenazaba con armas y cuchillos y en una ocasión la golpeó de tal forma que hasta le rompió dientes.
El 17 de agosto de 2022 ella presentó una denuncia contra el acusado y se dispusieron medidas de no acercamiento, pero luego se reconciliaron. En los últimos meses de ese año, sostiene la Fiscalía, fue que él “empezó a planificar la muerte de Leticia” y para eso le solicitó ayuda a su exmujer. Le pidió que buscara “gente para que le diera muerte a cambio de un precio, siendo la promesa una moto, un televisor y una suma de dinero”.
Ella llegó a preguntarle a dos hombres del barrio si conocían a alguien para hacer un “trabajo sucio”, pero nadie aceptó. Por eso fue que la mujer le terminó pidiendo ayuda a su propia hija (mayor de edad y que no era hija del acusado) y al novio de ella.
El 6 de diciembre de 2022 la pareja de jóvenes aceptó el encargo. La madre de ella les giró $577 para que tuvieran para el boleto y les dio un cuchillo que ella misma había afilado.
El dinero para financiar el sicariato provendría de la propia Leticia, a quien su pareja —hoy el principal acusado— le había dicho que sacara un préstamo para poder irse de vacaciones a Salto con los niños.
La idea era que la puerta del apartamento donde convivían Hasckowec y el acusado se encontrara abierta, la hija de la exmujer oficiara de “campana” y su novio ingresara al lugar simulando un robo y matara a la víctima.
El femicidio se concretó en la madrugada del 7 de diciembre, cuando en el apartamento estaban Hasckowec, sus hijos de siete y un año y el acusado. Tal y como estaba planeado, entró el joven contratado para matarla y sostuvo a la víctima por la espalda. Pero terminó siendo, de acuerdo a la demanda acusatoria, su propia pareja quien le asestó 24 puñaladas que le causaron la muerte.
La exmujer del acusado, su hija y el novio de ella ya fueron condenados por acuerdos simplificados en los que asumieron su culpabilidad en los hechos y afirmaron que todo ocurrió tal y como lo relató la Fiscalía. Las penas para ellos van entre los siete años (para la joven que hizo de campana) y 20 (para los dos restantes).
En el caso del principal acusado, su suerte se definirá en juicio oral. La Fiscalía de Violencia Doméstica de 3er Turno pidió que se lo condene a la pena máxima: 30 años de cárcel y 15 años más de medidas de seguridad eliminativas producto de su especial peligrosidad. No solo pidió que lo condenen por el femicidio sino por los delitos de violencia doméstica contra su primera pareja.
A su vez, solicitó al juez que se computen las agravantes de la premeditación, el sicariato, la presencia de menores al momento del crimen y que se haya cometido por “motivos de odio, desprecio o menosprecio, por su condición de tal” (femicidio).
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