Formalizan al hombre que atrapó a un ladrón y lo arrastró ocho cuadras atado de un auto

"No sé por qué mi hijo hizo eso. No es un asesino", dijo la madre a El País. El ladrón -con antecedentes por hurto y receptación- le había robado materiales de trabajo de su casa en la madrugada anterior.

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Policlínica de ASSE en el barrio Jardines del Hipódromo
Policlínica de ASSE en el barrio Jardines del Hipódromo.
Foto: Archivo/El País

Desde el pequeño muro se ve la edificación incipiente de una pequeña casa. Ya fueron colocados los cimientos y están al descubierto las varillas de hierro de las columnas. Al costado de la construcción, se encuentra un galpón con puertas de chapa. Más atrás, a unos 20 metros, hay una pequeña casa donde viven la madre y la hermana de Antony, un chofer de una empresa del rubro servicios.

Cinco perros corretean en el pasto frente a la casa, ubicada en Domingo Mora a pocos metros de Ángel Zanelli, en el barrio Don Bosco. Cerca de las 6:00 horas de ayer, los perros de la madre de Antony enloquecieron dentro de la vivienda. En la casa estaban la madre del joven y su hermana María (nombre ficticio). Ninguna de las dos salieron para ver qué ocurría.

Poco después, un vecino llamó por teléfono a Antony y le dijo que las puertas del galpón estaban abiertas. El joven, que vive con su pareja embarazada en otro barrio, se desesperó, subió al auto y se dirigió hacia la casa de su madre.

Cuando llegó, no quedaba nada dentro del galpón. Los delincuentes se habían llevado un trompo (mezcladora de cemento) comprado hacía poco tiempo. “A mi hermano le había costado $ 15.000 esa mezcladora”, relata María. También faltaban materiales para la construcción.

Pasadas las 7:00 horas, María observó que su hermano se retiró de la casa. Se lo veía tranquilo. María, despreocupada, se fue al liceo.

Eran las 11:00 horas de ayer cuando Antony encontró al ladrón en el asentamiento 24 de Junio, lo ató al paragolpes del auto y lo arrastró durante ocho cuadras hasta detenerse en un campo baldío ubicado en Ángel Zanelli y Juan José Severino.

Mediante llamados al Servicio 911, la Policía se enteró lo que sucedía. Varios patrulleros comenzaron a recorrer la zona. Al llegar al campo, los agentes vieron a un hombre con varias lesiones atado de pies y manos al paragolpes de un auto. La víctima era Yony Valdés (44), poseedor de múltiples antecedentes penales por hurto y receptación. En el auto se encontraba Antony, de 26 años, sin antecedentes penales. El joven señaló a los policías que Valdés le había hurtado en horas de la mañana, por lo que decidió tomar represalias.

Los policías trasladaron a Valdés a la policlínicas de Malinas y luego a un hospital por politraumatismos. Mientras que Antony quedó detenido a disposición de la fiscal Patricia Rodríguez. La audiencia de formalización de la investigación se hará hoy.

Audiencia

Ya había pasado el mediodía de ayer cuando María recibió, en el liceo, una llamada de un familiar contándole que su hermano había quedado detenido por intento de homicidio. Casi a la misma hora, también se enteró la madre de la noticia mientras trabajaba. “No pude continuar más. Mis patrones me dejaron salir. No sé por qué mi hijo hizo eso. No es un asesino”, dijo a El País.

La madre de Antony se tomó un ómnibus rumbo a la Fiscalía. Allí un abogado le pidió US$ 3.500 para defenderlo. “La situación de él es muy mala”, argumentó el abogado.

La madre le respondió que no tenía ese dinero y se volvió en ómnibus hacia su casa.

María, en tanto, debió salir escoltada por dos personas, porque temía que se produjera algún tipo de represalias por parte de amigos de Valdés.

además

“Estamos cansados de los robos de ese hombre”

Nadie habló a favor de Jony Valdez en el barrio Don Bosco. Ni siquiera sus propios familiares. “Acá no lo quiere nadie. Nosotros le abríamos la puerta de nuestra casa y siempre robaba algo. Se dedicó a eso”, afirmó un pariente de Valdez a El País.

Los vecinos ratificaron esos dichos. “Cada vez que falta algo en una casa de la zona sabemos que es Jony. A veces denunciamos y otras veces no; estamos cansados de sus robos”, dijo una comerciante.

Otros vecinos optaron por darle changas a Valdez en un intento de que cambiara de “senda”. Fue en vano. Una vecina dijo: “Cada vez que le dimos un trabajo, robaba algo”.

Otro vecino defendió a Antony, el joven agresor. “Es un botija bien. Trabajador. Él hizo eso (la agresión a Valdez) porque lo tenía cansado tanta impunidad”.

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