Por Eduardo Barreneche y Rosina De Armas
Hay una vieja frase que dice: “Se sabe cómo se entra a un juzgado y no cómo se sale”. Ayer debería haberse cambiado la palabra “juzgado” por “fiscalía”. Pues esta máxima se aplicó en pleno con el exdirector de Convivencia y Seguridad Ciudadana del Ministerio del Interior durante el último gobierno del Frente Amplio, Gustavo Leal.
El sociólogo y exjerarca ingresó sonriente a la Fiscalía, anunciando a los medios apostados en la puerta revelaciones sorprendentes del caso Alejandro Astesiano después de que realizara su declaración como testigo ante Gabriela Fossati. Sin embargo, poco después, Leal se escapó de las cámaras de televisión por una puerta lateral tapándose la cabeza con su saco de color beige. Luego corrió unos metros para alejarse, sin ser percibido, por la calle Zabala.
El testimonio de Leal ante la fiscal Fossati, quien investiga la falsificación de ciudadanías uruguayas para rusos y ucranianos y eventuales delitos de revelaciones de secretos de jerarcas policiales, duró apenas media hora.
El exjerarca ministerial del gobierno anterior declaró a Fossati detalles de su viaje a Barra do Chui (Brasil) a entrevistarse con Raúl Astesiano, padre del excustodia presidencial. El miércoles 15, Alejandro Astesiano, exjefe de la seguridad móvil del presidente de la República, Luis Lacalle Pou, fue condenado por el juez Alejandro Asteggiante Blanco a cumplir una pena de cuatro años y seis meses de penitenciaría por los delitos de conjunción del interés personal y del público, asociación para delinquir, revelación de secreto y tráfico de influencias.
No trascendió aún el detonante que obligó a Fossati a detener la declaración de Leal sobre su viaje a Barra do Chui. Sí se sabe que la fiscal entendió que Leal podría haber incurrido en un delito durante su declaración.
“Lo que me dijo la fiscal Fossati fue que entendió que el accionar de la explicación de Leal estaba dirigido a obstaculizar su investigación. Y por eso interpreta que lo mejor es intimarlo a que, en un plazo de tres días, (Leal) designe a un abogado para poder interrogarlo con todas las garantías de una defensa correspondiente. Eso fue lo que la doctora Fossati me indicó”, insistió ayer el director de Comunicación de Fiscalía, Javier Benech.
En la normativa uruguaya no existe el delito de entorpecimiento de la investigación. Pero Leal podría haber incurrido sí en un delito de falso testimonio, ya que declaró como testigo y, en esa calidad, tiene la obligación de relatar la verdad. Distinto es el caso de un imputado que no está obligado a decir la verdad o incluso puede negarse a declarar.
Leal fue a Barra do Chui (Brasil) acompañado por un familiar directo de Astesiano. Y en el balneario brasileño, se entrevistó con el padre del excustodio presidencial.
Según supo El País, esa conversación habría sido grabada. No trascendió el motivo de ello. El domingo 16, El Observador informó que Astesiano denunció ante las autoridades carcelarias que Leal visitó a sus padres y les ofreció dinero y ayuda para su hijo.
Leal negó que la historia sea cierta. “Esperen hasta el jueves (por ayer) y sabrán toda la verdad. Se van a sorprender”, manifestó. “Divulgar información falsa tiene consecuencias legales”, advirtió.
El padre de Astesiano confirmó a El País que la visita de Leal se realizó pero negó que el exjerarca ministerial le hubiera ofrecido dinero. Días después, una fuente del caso señaló a El País que Leal había prometido $ 5.000 a la familia para pagar traslados desde Barra do Chui a Montevideo.
Defensa
“Leal nunca perdió el respaldo”, enfatizó el presidente del Frente Amplio, Fernando Pereira, ante la prensa. Con estas palabras sintetizó las casi tres horas de reunión que congregó en la tarde al líder de la fuerza política y a los referentes de los sectores que integran el Secretariado Ejecutivo.
Pereira llegó a la Huella de Seregni con una fotocopia donde estaban impresos los cuatro delitos por los que fue condenado Astesiano. Y, con ese documento en mano, pidió que el gobierno no intente “tapar con Leal un problema de corrupción al lado del presidente”.
“Todos los juristas que consultamos dicen que les llama muchísimo la atención esta indagatoria”, dijo ante la pregunta de si Leal podría enfrentar consecuencias legales. Y señaló que, más allá de que la fiscal tiene derecho a colocarlo en esa situación, la fuerza política no lo comparte.
“Lo que no está prohibido en la ley, está permitido”, agregó, subrayando que la visita de Leal a los Astesiano no tuvo ningún componente delictivo (ver recuadro). “Nuestro compañero no va a hacer nada para entorpecer la investigación, que no sabemos cuál es”, sostuvo.
Por lo pronto, Pereira descartó que la visita del sociólogo a la familia Astesiano -que no fue en representación del FA ni tuvo el aval de la directiva- le pueda traer consecuencias políticas.
“Los uruguayos somos seres humanos libres. El FA no aprisiona a nadie para que hable con alguien o con otro”, afirmó, y destacó a Leal como un “muy buen compañero” que trabaja “con mucha seriedad y responsabilidad”.
Por sobre todas las cosas, Pereira pidió que el gobierno asuma la responsabilidad política y señaló que los ministros “están atornillados”.
“¿Nadie es responsable de la contratación de Astesiano? ¿No se hace responsable nadie de haber contratado a alguien con 20 indagatorias por estafa, por hurto, por libramiento de cheques sin fondo?”, se preguntó.
Pereira sostuvo que Leal fue a pedido del padre de Astesiano
Leal le dio las explicaciones del caso directamente a Pereira, tanto antes de declarar como después de que Fossati resolviera indagarlo. Según esta versión, el exjerarca frenteamplista se encontraba en Maldonado cuando, a través de conocidos, supo que la familia quería contactarse con alguien de la oposición. “Fue una iniciativa del padre de Astesiano. Y como cualquier iniciativa, uno la toma o la deja”, dijo Pereira.
El presidente del FA reivindicó el derecho de Leal a mantener esta reunión y se negó a hacer una lectura “con el diario del lunes” sobre si esta decisión fue acertada o no.
Más allá de los matices, los sectores resolvieron que Pereira fuera el vocero de toda la fuerza política y no exponer posibles diferencias. “Todos coincidimos en que Leal tiene derecho a hablar con quien quiera, igual que cualquier dirigente uruguayo”, subrayó Pereira, y esta versión fue refrendada por otras fuentes frenteamplistas. “Hay una intención política de tapar un problema grave con Leal y no lo vamos a permitir”, indicó.