Hizo una broma en una despedida y un amigo quedó con muerte cerebral

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Protesta en Tacuarembó.

EN TACUAREMBÓ

Todo se desencadenó cuando un muchacho llegó al campamento con la chumbera. Se parapetó detrás de unos arbustos y comenzó a disparar.

Un grupo de amigos de Tacuarembóse juntó en la chacra propiedad de uno de ellos en la zona del balneario Iporá. El motivo fue la realización de una despedida, ya que varios de los jóvenes se iban a estudiar en pocas semanas a Montevideo.

El 19 de febrero pasado, el grupo armó una carpa a unos 20 minutos de caminata de la casa principal de la chacra. En la madrugada del 20 de febrero, el hijo del dueño de la propiedad y un amigo caminaron hasta la casa a buscar unas botellas de cerveza.

El amigo agarró varias cervezas. El otro le dijo: “Andá que me voy a cambiar de botas”. El amigo comenzó a caminar solo hacia el campamento.

Según relató a El País la fiscal del caso, Claudia Lette, el muchacho agarró una chumbera con amortiguador de nitrógeno y se dirigió en dirección donde se encontraban los otros amigos. “Aparentemente estaba todo bien entre ellos. Los disparos se hicieron como una broma según testificaron los muchachos en Fiscalía”, explicó la fiscal.

El muchacho llegó al campamento con la chumbera. Se parapetó detrás de unos arbustos y comenzó a disparar con la chumbera. Este tipo de arma tiene mayor potencia que las chumberas normales por el amortiguador de nitrógeno.  Uno de los disparos le dio en el brazo a uno de los amigos. El segundo tiró impactó en el tórax de Facundo. El joven cayó malherido.

El chumbo impactó entre el pulmón y el corazón del muchacho. Aparentemente cortó una arteria. En un principio, sus amigos pensaron que se había desmayado por un ataque de asma, dolencia que sufre desde hace años. Cuando observaron que este no reaccionaba, comenzaron a hacerle masajes de reanimación. Poco después, llegó al lugar el padre del hoy imputado y la Policía. El joven herido fue trasladado hacia un centro asistencial, pero era demasiado tarde. Facundo estuvo mucho tiempo sin respirar y sufrió una muerte cerebral. “Al no recibir sangre en el cerebro muchas funciones dejaron de funcionar. Se quedó sin oxígeno. Además, estaban lejos de la casa. Lo vinieron a buscar pero para una persona en el estado de Facundo, cada segundo cuenta”, dijo la fiscal.

En la misma línea, la abogada de la familia de Facundo, Karen Pintos, dijo: “La injuria cerebral que tiene (el joven) es muy grande. El daño neurológico es irreversible. Nada más tiene el instinto de la respiración. Por eso no lo desconectan”.

En una audiencia realizada el 22 de febrero pasado, a pedido de la Fiscalía la Justicia imputó al joven que realizó los disparos por un delito de lesiones graves y fijó medidas cautelares para el imputado: una prisión domiciliaria total por 30 días.

Lette explicó que, en la audiencia, solo tenía informes primarios de las heridas sufridas y carecía de pericias sobre el hoy imputado.

“Es un caso muy complejo, con aristas especiales. Se trata de un grupo de amigos”, explicó Lette. Y agregó: “Nunca fijamos una medida cautelar tan corta. Pero el hecho ocurrió un fin de semana, en circunstancias extrañas y sin mucha información”.

El próximo martes se realizará una audiencia para solicitar la ampliación de las medidas cautelares.

Un familiar de Facundo reclamó que se haga justicia y agregó que percibe una gran renuencia por parte del magistrado actuante. Tras advertir esto fue que decidieron contratar a Pintos.

Facundo tenía previsto comenzar ayer la Facultad de Ciencias Económicas. Su padre era policía. Como Facundo era buen estudiante, recibías becas de la Caja Policial. Su sueño era estudiar economía.

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