Horas de angustia para la familia de María; tía dice que no tienen información sobre la niña

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Protestas frente a la embajada de Uruguay en España por el caso María. Foto: EFE

FAMILIARES DE LA PEQUEÑA APELARÁN EL FALLO

María, la madre uruguaya de una niña de siete años, decidió ayer en España entregar a la menor a la Policía antes de que finalizara una intimación realizada por la jueza de Vielha, Cristina Marrero.

Los policías ya no duermen más en el pasillo del edificio que es parte de España y los dos catres ya no están más dentro de la oficina en ese piso que es parte de Uruguay. Tampoco se siente el ruido del cambio de guardia de los Mossos d’esquadra (Policía) durante el día ni los shows de magia que la familia de María llevaba para entretener a la niña de siete años que estaba dentro del consulado uruguayo en Barcelona.

Luego de siete noches la puerta que separa Uruguay de España finalmente se abrió tal cual lo indicó la jueza de España Cristina Marrero. Ayer María llevó a su hija al primer piso de ese edificio de vidrios espejados y luego subió. Varios escalones más abajo la niña lloraba y gritaba que quería volver con su madre.

“Quiero ir con mamá. No quiero ir con Pablo”, decía en alusión a su padre.

Junto a los Mossos d’esquadra se encontraban dos psicólogas. Pasaban los minutos. La niña no quería descender del primer piso. La madre no podía ir hacia ella o incumplía la orden judicial.

Según relató un familiar de la menor a El País, un policía subió al primer piso y le habló a la niña en forma firme, sin gritarle. La hizo bajar.

La niña subió a un auto escoltada por policías. El auto partió. En el asiento trasero viajaba la niña acompañada por una psicóloga, la que colocó una campera encima de la menor para preservar su identidad. El auto no tenía distintivos policiales.

La madre y sus familiares lloraban desconsolados en la vereda, frente al consulado.

“Suponemos que la niña va camino a encontrarse con el padre”, dijo un familiar a El País.

El vehículo viajó durante cuatro horas para cubrir el trayecto desde el consulado uruguayo en Barcelona hasta la casa del padre ubicada en la localidad de Vall d’ Aran.

Protestas frente a la embajada de Uruguay en España por el caso María. Foto: AFP
Familiares de María y manifestantes feministas se concentraron ayer frente al consulado de Uruguay en Barcelona para protestar por la decisión judicial. Foto: AFP

Allí la menor estuvo acompañada por la psicóloga y el padre, según informó Telenoche.

Tras partir el auto con la niña, su madre se descompensó y debió ser asistida.

Sus familiares señalaron que no tienen información alguna sobre la niña y si está acompañada o no por psicólogos de la Policía española.

“La niña está sola, sin ningún adulto referente o conocido”, dijo una tía.

El fallo.

María, la madre de la menor, acató ayer la intimación judicial para no incurrir en un delito de desacato.

El jueves 10, la jueza de Vielha, Cristina Marrero, señaló que el escrito presentado por la procuradora María Josep Casasnovas Capdevila, fechado el miércoles 9, señala que “se requiera” a la señora María, de forma expresa, que en el improrrogable plazo de una hora y como máximo hasta las 14 horas del día de ayer, “entregue a la menor” a los Mossos d’esquadra que se encuentran apostados en la puerta de la oficina consular “apercibiéndola” que en caso de incumplimiento estará incurriendo “en un delito de desobediencia a la autoridad judicial”.

La magistrada hizo lugar al pedido de la procuradora Casasnovas Capdevila y ordenó la entrega de la niña.

Familiares de María no ocultaron su angustia por el desenlace del caso. Foto: AFP
La abuela de la menor fue atendida por paramédicos. Foto: AFP

En la sentencia, la jueza notificó la resolución a la madre y al padre de la niña y les advirtió que esta no es firme y que contra la misma podrán interponer recurso de reposición ante el Juzgado en el plazo de cinco días hábiles.

Una de las tías de la niña señaló que la familia apelará el fallo, pero se quejó que el tribunal demora meses y, en el ínterin, su sobrina se quedará con su padre. “Esperemos que no pase nada en ese plazo”, sostuvo. Y agregó: “Estamos superpreocupados, pobrecita, debe tener una angustia terrible, no sabemos con quién o dónde va a dormir, estamos muy angustiados todos”.

Las visitas.

La sentencia de la jueza Marrero, que retira a María la custodia de su hija y se la otorga en exclusiva al padre, establece un régimen de visitas para la madre de dos horas los sábados en un punto de encuentro. Pero este lugar está en la citada localidad, en el Vall d’ Aran, donde vive el padre, Pablo, a casi cuatro horas por carretera desde Castelldefels, donde reside la mujer.

En su fallo, la jueza de Vielha no dispone un régimen de visitas para vacaciones mientras la madre no se someta a tratamiento psicológico, según informó El Periódico de España en su versión digital.

De todas formas, la magistrada deja lugar a la posibilidad de que se modifique esta medida en el caso de que madre y padre y las "instituciones de-signadas" logren articular un "mecanismo que pacifique los vínculos".

El control de los progenitores los deberán hacer diversas entidades, como los servicios sociales. María deberá pagar a su expareja 250 euros mensuales para la manutención de la pequeña.

El padre está ilusionado

Pablo, padre de la niña, dijo que tratará de construir una relación sana con la menor, pero también con su mamá. “Yo no quiero que se quede sin mamá”, sostuvo. El padre no se presentó a la entrega de la niña en el consulado uruguayo de Barcelona supuestamente por orden judicial. “Estoy ilusionado, tengo mis sentimientos, pero me estoy conteniendo un poco. Quiero ver cómo está la nena, emocionalmente va a ser fuerte para mí también. Estoy tratando de mantener la serenidad lo más posible y el control, porque no quiero que ella me vea a mí muy afectado emocionalmente”, dijo a Telemundo. Y agregó: “Yo por el tipo de trabajo que tenía y el tipo de trabajo que tenía su mamá, estaba mucho tiempo con ella y era muy buena. Le hacía la comida, me acompañaba al trabajo. Yo estoy en la misma casa, le preparé los mismos juguetes. Y están los perros que le gustan”.

Cancillería y el Pit-Cnt se expiden sobre el caso
Rodolfo Nin Novoa. Foto. Francisco Flores.

El Ministerio de Relaciones Exteriores y el Pit-Cnt se expidieron, a través de comunicados, sobre la entrega de la niña por su madre en el consulado de Uruguay en Barcelona, España.

La Cancillería señaló que, a través de sus servicios especializados que la Embajada de Uruguay en Madrid y el Consulado General de Uruguay en Barcelona, continuarán brindando protección a sus nacionales en el marco de la Convención de Viena de Relaciones Consulares, considerando, además en este caso, los principios recogidos en la Convención de los Derechos del Niño. Y destacó el trabajo profesional de todo el personal del Consulado General de Uruguay en Barcelona.

Por su parte, el Pit-Cnt señaló: “En el día de hoy (por ayer) amanecemos con la triste noticia que una niña de siete años es entregada en contra de su voluntad al padre biológico, el mismo que fue denunciado por violencia doméstica y abuso sexual”. Y advierte: “Ni la justicia uruguaya ni la española supieron garantizar la seguridad de María y su hija. Necesitamos una justicia con perspectiva de género. Necesitamos respetar a los niños, niñas y adolescentes, escucharles y creerles”.

En su comunicado, la central obrera sostiene: “ Nuestro Pit-Cnt convoca a reflexionar y redoblar esfuerzos para cambiar esta situación en la cual la más afectada es la niña arrancada de los brazos de su madre a quien reconoce como su mayor vínculo familiar y afectivo”.

Agrega que los trabajadores agremiados se solidarizan con María y su hija. “Saludamos a la Intersocial Feminista que viene siguiendo de cerca cada momento, a los colectivos feministas y organizaciones sindicales de España que han estado rodeando el Consulado Uruguayo en Barcelona donde madre e hija pasaron 7 días y a la intervención de Naciones Unidas”, dice el comunicado. Y concluye: “El abuso y la violencia hacia niños, niñas y adolescentes y la violencia intrafamiliar son un flagelo constante. Nos corresponde a todos y todas combatirlo”.

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