La jueza Blanca Rieiro imputó a un hombre por el homicidio del adolescente Mateo Estigarribia, juvenil del club Boston River. Lo hizo este miércoles en una audiencia que presenció El País. El crimen ocurrió el 5 de agosto de este año y, aunque el joven fue ubicado por la policía el 17 de setiembre, fue imputado antes por otro delito —porte de arma— y quedó bajo custodia en el Hospital Saint Bois, donde se recupera de una lesión producida cuando fue detenido. Al momento está en silla de ruedas y los médicos aguardan para ver cual es su evolución.
El imputado, que es apodado “tarta” o “tartita” —por la forma en la que habla, dado que se clavó una percha en la encía cuando era chico— se comunicó con el menor de 17 años por teléfono haciéndole creer que le vendería un celular Iphone 13. La víctima estuvo en comunicación con él a través de Facebook y luego de WhatsApp, por una oferta que el imputado había hecho en Marketplace con un nombre falso.
Se hizo llamar “Ana” y luego se comunicó por WhatsApp con el chip que le prestó una vecina. Las conversaciones comenzaron un día antes del homicidio, el 4 de agosto, y concluyeron al otro día.
En los chats, Estigarribia se comprometió a comprar el celular e ir a verlo al domicilio de “Ana”, dado que ella —en realidad, el imputado— no estaba dispuesta a moverse.
—Hola, buenas; sí soy yo, el celular está impecable ¿no? —preguntó Mateo—.
—Mirá te explico, está en buen estado. Tiene el cargador original, batería 100% en caja. Era de mi sobrino, lo vendemos por lío, no sabe usarlo bien —le respondió el asesino, haciéndose pasar por Ana—.
—Impecable, ¿mañana te parece de encontrarlo?
—Mirá, podés venir a verlo a mi domicilio sin problema. No me muevo.
Cerrado el trato, la víctima fue hasta el lugar junto a su padre, que conducía la moto. El adolescente iba mirando el celular para encontrar en el mapa el punto de encuentro donde, según la teoría de la Fiscalía de Homicidios de 3er Turno, fue abordado por el imputado. Esto ocurrió en el barrio Parque Guaraní, cerca de Flor de Maroñas.
Pretendió robarle su celular y los $ 17 mil que habían acordado por la compra del teléfono. Sin embargo, padre e hijo se resistieron y el imputado terminó dando dos tiros. Uno hacia el conductor, en el que falló, y otro a la cabeza del adolescente, que estuvo unos días internado y luego falleció producto de la herida.
El padre logró cargar al hijo en su moto y llevarlo a un centro de salud. Y el homicida no logró llevarse las pertenencias que buscaba.
Luego de los hechos, el imputado se alejó del barrio por unos días y cambió su imagen: se cortó el pelo y rasuró la barba.
El 20 de agosto de este año, familiares y amigos de Estigarribia se manifestaron pidiendo justicia por el crimen del adolescente. Este jueves, el sospechoso fue imputado por homicidio muy especialmente agravado por haberse cometido para asegurar el resultado de otro delito, en este caso la rapiña. La pena mínima es de 15 años y la máxima de 30 años.
El caso fue investigado por las fiscales Adriana Edelman y Alana Eccher y por la Brigada de Homicidios de Montevideo.
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