ESTAFAS A ADULTOS MAYORES
En el marco de la estafa a una anciana, la Fiscalía investiga un posible hackeo de cuentas bancarias uruguayas por parte de narcotraficantes argentinos.
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La pareja carece de antecedentes penales. Luce bien. Ella es joven, usa lindos vestidos y un peinado clásico. Cualquiera que la ve supone que ocupa un buen puesto en una empresa de plaza. Él, treintañero, también viste a la moda, usa traje y pelo corto. Puede pasar por un contador o un economista.
Ambos fueron protagonistas, junto a algunos cómplices, de un “cuento del tío” realizado el 12 de enero de este año a una anciana de 82 años para sustraerle US$ 54.000.
La mujer elegante -hoy en prisión- se quedó con una suma superior a US$ 10.000 y el resto terminó en Argentina, según dijeron a El País fuentes del caso. No trascendió si el hombre cobró dinero por trasladar a la mujer de un lugar a otro en un vehículo de su propiedad.
La investigación.
En un allanamiento ordenado el pasado miércoles 10 por el fiscal de Flagrancia de 5° Turno, Diego Pérez, en el barrio Colón, la Policía encontró en la casa del hombre 59 gramos de pasta base, una balanza electrónica, $ 277 y 816 gramos de marihuana en trozos.
El viernes 12, en una audiencia realizada ante la jueza penal de 44° Turno, Diovanet Olivera, la fiscal adscripta de Flagrancia de 5° Turno, Serrana Fernández, afirmó que el detenido había declarado que por primera vez se iba a dedicar a la comercialización de estupefacientes.
En el marco de la estafa a la anciana, la Fiscalía investiga un posible hackeo de cuentas bancarias uruguayas por parte de narcotraficantes argentinos. Mediante esa modalidad, los delincuentes se enteraron que la víctima tenía depositada una buena cantidad de dinero en un banco de plaza, según dijo a El País una fuente del caso.
Agregó, además, que los traficantes detectaron que podían utilizar en maniobras delictivas a personas que tenían deudas por consumo de drogas.
La organización argentina, también según la fuente, modificó en un momento el procedimiento que les permite cobrar el dinero obtenido por los “cuentos del tío”. En el pasado, utilizaban a personas que, a cambio de un pequeño porcentaje del botín, retiraban el dinero generado por la estafa en locales de cobranza. Hacían que las víctimas se lo depositen. Como esas personas eran filmadas y posteriormente detenidas, la organización decidió que toda la maniobra se hiciera en forma personal -sin giros-, yendo directamente a los hogares de las víctimas.
A prisión.
En la audiencia realizada ante la jueza Olivera, la fiscal Serrana Fernández pidió el procesamiento de la pareja que protagonizó el “cuento del tío” contra la anciana para sacarle los US$ 54.000.
Para la joven, la fiscal solicitó la formalización de la investigación por un delito de estafa y para el hombre su imputación por tráfico de drogas en grado de tentativa.
Según el relato de la fiscal adscripta en el Juzgado, la anciana recibió una llamada de un supuesto nieto a las 14 horas del 12 de enero de este año.
Una persona, sostiene la fiscal, le dijo a la octogenaria que era su nieto y, luego, le pidió los números de serie de todos los dólares que ella tenía en su casa.
La anciana había ahorrado ese dinero para una emergencia. La víctima caminó hasta donde había guardado el dinero y le pasó a su “nieto” los números de serie de US$ 5.000.
El supuesto nieto señaló a la víctima que debía cambiar los dólares o iba a perder el 28% del valor de los mismos porque Estados Unidos planeaba modificar su moneda. Y agregó que, en el momento, no podía pasar por la casa de la anciana, pero que enviaría a una amiga para que levantara el dinero.
La joven elegante -hoy en prisión- llegó a la casa de la mujer y se llevó el dinero.
Poco después, la víctima volvió a recibir un llamado de su supuesto nieto que le manifestó que también debería cambiar los dólares que tenía depositado en un banco de plaza para que “no se devaluara”. Esta le respondió que no podía ir al banco porque debía realizarse una diálisis y no le daría el tiempo para efectuar el retiro.
El “nieto” le dijo que en el banco planteara al guardia que sufría un problema de salud y que la dejarían pasar en primer lugar.
Ante la insistencia de su “nieto” y dado que se trataba de todos los ahorros que había juntado para pagar una casa de salud en un futuro, la mujer se dirigió al banco y retiró la suma de US$ 49.000.
Según la fiscal, cuando la víctima regresaba a su domicilio con el dinero, fue interceptada por la misma mujer -la joven elegante- a la que le había dado momentos antes los US$ 5.000. La joven afirmó: “Justo estoy hablando con su nieto”. Y le pasó el teléfono.
El supuesto nieto dijo a la mujer que también debía entregar el dinero retirado del banco a su amiga. En el Juzgado, la fiscal Fernández dijo a la jueza Olivera: “Esa mujer, que habló con la anciana, resultó ser la hoy imputada. Ella y otras personas indujeron en error a la víctima y lograron que esta le entregara un total de US$ 54.000 que en parte la joven usó en provecho propio”.
La fiscal dijo a la magistrada que había acordado un juicio abreviado con las defensas de la pareja de imputados.
“Ambos procesados admitieron su participación en la maniobra; son primarios”, explicó Fernández a la jueza.
Olivera hizo lugar al pedido fiscal y condenó a la mujer a cumplir seis meses de cárcel -dos meses de prisión efectiva y cuatro de libertad a prueba, presentarse en la seccional y realizar trabajos comunitarios- por la estafa.
En tanto, el hombre fue condenado a tres años de penitenciaría por un delito de comercialización de estupefacientes en grado de tentativa.
La Policía cree que el “nieto” utilizó teléfonos prepagos para evitar ser rastreado.
Estafadora se dio la gran vida
Investigadores de la Zona III, a cargo del comisario Ricardo Calleros, en coordinación con el Centro de Comando Unificado, encontraron por las cámaras una matrícula de una camioneta Fiat propiedad de un hombre. Según la Fiscalía, ese individuo trasladó a la estafadora luego que esta sustrajera los US$ 54.000 de la víctima. Tras un mes de investigación, policías de Zona III descubrieron que la joven, después de la estafa, estuvo una semana de vacaciones en el Salto del Penitente (Lavalleja) y tres semanas en una casa que alquiló en Piriápolis. En el ínterin, compró un auto BYD sedán.