NUEVO CARGO
Luego de una trayectoria de más de 44 años en Fiscalía, tendrá un nuevo rol: ser fiscal de Corte.
Es uno de los fiscales más conocidos y populares de Uruguay, y que haya llegado a lo que llegó sigue siendo para él una suerte de milagro. Juan Bautista Gómez (65) era hasta marzo fiscal de Homicidios desde hacía cuatro años. Antes estuvo al frente de Crimen Organizado. Le tocó lidiar con casos de asesinatos impactantes, como el de las niñas Brissa González (12) y Camila Chagas (6). Luego de una trayectoria de más de 44 años en Fiscalía, asumió un nuevo rol: ser fiscal adjunto de Jorge Díaz, el fiscal de Corte. Y a partir de ahora pasará a ser el Fiscal de Corte.
Juan Gómez tenía 19 años cuando se lanzó rumbo a la capital para estudiar derecho. Su pasado, define, era el de un “hombre de campaña”. Dejó Rivera y se fue a vivir “de regalía” a la casa de un amigo para así poder concretar su sueño.
Una sorpresa grande fue su primer día de clases: un salón enorme y 200 estudiantes. La historia que más recuerda de esos años tiene que ver con cierta vez en que su compañero de banco faltó toda una semana y le pidió a Gómez si podía llevarle los apuntes a su casa. Sus primeros pasos en la Fiscalía los dio luego de que le contara a su amigo que iba a dejar la carrera por falta de recursos, porque su papá había muerto y su mamá estaba sola y sin dinero. Es que el padre de su compañero era el entonces Fiscal de Corte, que estaba escuchando la conversación y que irrumpió para ofrecerle a Gómez trabajo.
“Pasé a ganar $ 177 por mes en la Fiscalía. Fue mi primer sueldo, y después me propusieron quedar presupuestado en el escalafón de administrativo. Dije que sí y pasé a ganar exactamente el doble y por seis meses me sentí rico”, recordaba a principios de 2021 a El País entre risas el fiscal.
Gómez, que tiene seis hermanos riverenses -uno de ellos fallecido-, pasó por la fiscalías de Rivera, Maldonado, Crimen Organizado y finalmente quedó a cargo de Homicidios.
En Homicidios fue el único fiscal para todas las muertes violentas (suicidios, homicidios, siniestros de tránsito, etc.) que se sucedieran en la capital. Muchos lo definen como un “fiscal de calle”, de esos que cuando ocurría un crimen llegaban al instante fuera donde fuera. Le apasionaba buscar testigos porque sabía que era imposible realizar una investigación desde un escritorio. Concretar citas con él siempre fue un problema, porque sus tiempos eran los tiempos de los criminales. Era factible verlo saliendo de su oficina a toda velocidad, muchas veces cargando decenas de carpetas bajo su brazo derecho, con todos esos casos que exigían tener una resolución.
Durante mucho tiempo tuvo que ver la cara más cruel de la sociedad. Todavía recuerda un hecho que lo marcó a fuego y que sucedió bien al principio de su carrera, cuando estaba dando los primeros pasos en Rivera. “Siempre voy a mencionar la muerte de Camila Chagas, una chiquilina de seis años. Su desaparición fue un 15 de marzo y la encontramos muerta el 19 con toda una sociedad y un pueblo movilizado”, recordaba el fiscal.
Gómez cuenta que en ese entonces sus dos hijas tenían tres y 10 años, y que vivían con su esposa en Montevideo. El 21 de marzo fue el cumpleaños de la mayor y viajó a visitarlo. Gómez no llegó a tiempo, su trabajo no se lo permitió, cuando lo hizo las velas ya se habían apagado. Al otro día llevó a su hija a la terminal de ómnibus y tampoco pudo despedirse. Decenas de personas se le acercaban para preguntarle por el caso. “Tenía ganas de largarme a llorar por toda la tensión y por no estar con mi hija un ratito. Cuando volví al apartamento donde vivía me tiré en la cama y rompí en llanto”, dijo.
Pero son cientos los casos que Gómez nunca olvidará. Como cuando estaba frente a la madre de Brissa González, una niña de 12 años asesinada, y lo llamaron para avisarle que habían encontrado su cuerpo. El fiscal colgó y abrazó a la mujer. “Nadie te prepara para eso. Nadie”, remató.
Atender reclamos una de sus últimas tareas
Luego de haber estado en Crimen Organizado, Homicidios y al frente de investigaciones como la de la sobredosis de Diego Maradona en el año 2000 en Punta del Este, y varias muertes violentas que conmocionaron a la sociedad, el fiscal Juan Gómez pasó a ser adjunto del fiscal de Corte Jorge Díaz. El Senado por unanimidad votó la venía. En este último desafío Gómez se había propuesto “tirar del carro y si no puedo empujarlo”.
“Mi tarea va a ser ayudar y asistir primero al fiscal de Corte”, decía Gómez. Y agregaba: “Hay mucha demanda de fiscales que no tienen a alguien que las analice y procure dentro de lo posible alguna solución. Hay muchos fiscales del interior, incluso de Montevideo, que tienen necesidades, reclamos, y considero que uno puede ser útil por ese lado que es más bien de gestión”, explica. Una de las primeras cosas que hará es visitar todas las fiscalías que hay en el país para conocer esas necesidades y reclamos.