Con 19 años, el uruguayo Osvaldo G. viajó en 1979 a Rusia a cumplir su sueño: viajar en el Transiberiano. Se trata del mítico tren que une la Rusia europea con las provincias del Lejano Oriente ruso hasta el océano Pacífico, además de Mongolia, China y Corea del Norte. Su recorrido es de 9.288 kilómetros.

En Rusia, Osvaldo tuvo amantes. Una de ellas fue Natalia. “Tenía un nombre florido. Hablaba español. Me quedé enganchado con ella”, relata 43 años después del viaje a la fiscal adscripta, Gloria Nicolini.

“Yo conocí a personas del sexo femenino en Rusia. Era joven en aquel entonces. Quería conocer el Transiberiano. Estuve en las ciudades de Leningrado (hoy San Petersburgo) y en Moscú”, dijo.

El uruguayo agregó que logró viajar en el Transiberiano. “En ese tren se llega al final de Rusia”, explicó. Luego de estar tres meses en Rusia, Osvaldo pasó por Francia y España en su regreso a Uruguay.

Meses más tarde, recibió un mensaje de la madre de Natalia a través de la Embajada de Rusia en Uruguay. A principios de la década de los ochenta, no era fácil la comunicación entre ambos países. “Natalia está embarazada”, decía el mensaje. Osvaldo continuó con su vida. Fue docente de biología en colegios y liceos de Montevideo y Maldonado.

De espíritu aventurero, a principios de los noventa vivió en Venezuela cuatro años. También se radicó en España durante 10 años. Allí se ganaba la vida dando clases particulares y realizaba gestorías para un socio. “Entre viaje y viaje trabajaba, ahorraba y volvía a partir”, relata el anciano.

Osvaldo jamás volvió a Rusia. Sin embargo, su pasado no lo iba a dejar en paz. En 2014, Osvaldo trabajó en un campo en Lavalleja. Después de su desvinculación laboral con el propietario del campo, Osvaldo debió firmar un recibo de que había cobrado la liquidación en la oficina del escribano Álvaro F., hoy con prisión preventiva por falsificación de documentos a ciudadanos rusos. En ese momento, Osvaldo le contó al escribano su viaje a Rusia y el romance con Natalia.

El 26 de septiembre de 2021, el escribano llevó a Osvaldo a un registro de Maldonado para salir de testigo en un trámite, declaró Osvaldo. El anciano agregó que estaba casi seguro que firmó un papel en blanco. En realidad, Osvaldo reconoció en esa instancia a un “hijo” ruso que figura como nacido en 1965. Meses más tarde, Osvaldo reconoció a otro “hijo” ruso que nació en 1980. Sorprendido, el anciano declaró a la fiscal. “No estuve en Rusia en esa época. Es imposible”.