"Mirá allá, mirá todo ese hierro que está a la vista”, dice Adriana Acosta Gubba, al señalar una parte caída del hormigón de la fachada de uno de los 37 edificios que integran Euskal Erría CH 70, en Malvín Norte. Y esa es una frase que la vecina, que compró un apartamento hace 25 años, repite una y otra vez al recorrer el predio mientras muestra por qué le iniciaron y ganaron un juicio al Banco Hipotecario del Uruguay.
Pero esa pelea, que comenzó hace 20 años, aún no terminó y en poco más de una semana habrá una nueva audiencia. Después de ganar en primera instancia, en segunda y en casación por los vicios de una construcción de 1983, el tema se trancó en la liquidación de la sentencia, instancia en la que están hace seis años. El motivo es que las partes consideran que el monto para las reparaciones -y el alcance de estas- es bien diferente. Abismalmente diferentes.
En Euskal Erría CH 70 viven unas 6.000 personas en 1.474 unidades. Adriana, que es la presidenta de la comisión del complejo -hasta dentro de pocos días, cuando haya un cambio de autoridades-, lo describe como un “pueblo del interior” por la cantidad de gente que habita en las nueve hectáreas del predio.
Dice que saben que “quizás sea muy pretencioso lo que pide el complejo porque se quiere mejorar todo”, pero ya han dicho a las autoridades que pueden “llegar a un acuerdo” por un monto menor. El pedido de los vecinos que están dispuestos a negociar alcanza los US$ 40 millones, estimación hecha a partir de un estudio de la construcción y la estructura actual.
En cambio, el BHU entiende que debería abonar US$ 3.304.500 -que es el reclamo original que pidieron los vecinos-, indicaron fuentes del banco a El País, y añadieron que en el proceso de liquidación no se puede fallar una cifra superior a la que se pidió en una primera etapa.
Los vecinos esperan que en la próxima audiencia las partes puedan acercarse a un número que convenza a ambos. No obstante, están en una postura firme de que la cifra original no alcanza para los arreglos que necesitan hoy. Así como también entienden que la situación se convirtió en un tema político, por lo que se reunieron con todos los partidos y concurrieron al Parlamento.
Desde el BHU, además de argumentar que el monto original era de US$ 3.304.500, marcan que la “solución arquitectónica propuesta” por los vecinos “dista del objetivo de condena en el juicio principal”. Y continúa: “Apunta a una remodelación total ajena al objeto de condena, que apunta únicamente a reparar ciertos defectos. Además, se trata de una solución por demás cuantiosa que no se compadece” con el tipo de vivienda económica.
Los reclamos de los vecinos son varios, pero ahora se concentran en los problemas que tienen en los baños debido a las dificultades para arreglar los caños porque los ductos son ciegos. Los propietarios recurrieron a varias medidas, como poner un embudo para canalizar el agua que viene desde el techo, así como otros decidieron hacer obras para paliar la situación. Pero el problema, relata Adriana, persiste y trae humedad que deja los hierros a la vista porque se cae el hormigón. “Tenemos el agua en la cabeza, como quien dice”, añade la vecina.
Este problema se ve desde fuera de los edificios. Al comienzo de la recorrida por Euskal Erría CH 70, Adriana hace una pausa en una de las torres que se construyó sin apartamentos hasta el piso, donde se puede ver con claridad, al pararse debajo de la estructura, cómo se desprendió el hormigón por la humedad y cómo están expuestos los hierros oxidados por los problemas con la gestión del agua. Otro problema que tienen es el ingreso de agua a los apartamentos por las fisuras en la pared que se generaron a lo largo de los años. Otra de las vecinas de Euskal Erría CH 70, Eliza Vintacourt, explicó semanas atrás en la comisión de Vivienda de Diputados que “se ha comprobado por distintos peritajes que esa construcción (con la que se hizo el complejo) no es apta para este tipo de climas, en el sentido de que son de hormigón y con el amplio cambio de temperatura que hay acá, eso se expande y se achica, ocasionando que la unión de las placas -que fue otro error de construcción porque está hecho con material que no es elástico- se quiebre”.
Para mostrar estos desperfectos, Adriana se acerca al testero de uno de los edificios -pared opuesta a la entrada principal- para señalar las marcas que se ven desde lejos, pero hace hincapié en que es un problema que se repite en varias partes de las estructuras. Algunos vecinos han optado, al menos hasta que no se resuelva el problema, por poner recortes de manta impermeabilizante sobre los lugares críticos. Pero, a simple vista, son los menos.
Acuerdos
Aunque el juicio es contra el Banco Hipotecario del Uruguay, hay que tener en cuenta que el complejo es parte de la cartera que pasó a la Agencia Nacional de Vivienda que se creó durante el primer gobierno del Frente Amplio. Eso hace que esta, al día de hoy, esté implicada -aunque en menor medida- en este pleito con los vecinos.
Para la presidenta de la comisión de Euskal Erría CH 70, la ANV hizo “como una jugada con los vecinos” porque les ofreció una reducción de la deuda -que contrajeron para adquirir el apartamento- como compensación a los problemas en la construcción, a cambio de que no iniciaran reclamos.
Y este es el tercer punto en el que hacen hincapié desde el BHU. Para el banco, el hecho de que en el transcurso del proceso el 80,01% de los vecinos haya celebrado “acuerdos con la ANV” -“obteniendo cuantiosas quitas en su adeudo, desistiendo de sus reclamos respecto de los bienes individuales y comunes”- afecta la “legitimación de la comisión administradora para proseguir el juicio o debe tener incidencia en el monto de la condena final”, indicaron fuentes del BHU.
Si se va por la opción de reducir la condena, añadieron los informantes, después de terminarse de definir el monto a pagar, este deberá “abatirse en un 81.03%”.
En la próxima audiencia, a realizarse el 4 de junio, se presentará un nuevo peritaje, en esta oportunidad hecho por un ingeniero designado por la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República.
“Pasamos por debajo de las torres y a veces caen pedazos de hormigón”
“En estos días se hizo presente una ingeniera de la ANV y un vecino manifestó su preocupación ante la corrosión en uno de los vértices de uno de los edificios. Él está reclamando -como todos nosotros- y le dijo: ‘¿Qué pasa si este edificio cae arriba de la escuela?’. Nosotros en el complejo tenemos una escuela, un liceo y un jardín de infantes, todos públicos. ¿Qué pasa si este edificio cae arriba de todo eso? La preocupación de los vecinos es esa. Vamos pasando por debajo de las torres y a veces caen los pedazos de hormigón de los dinteles”. Esta es una de las preocupaciones que planteó la presidenta de la comisión de Euskal Erría CH 70, Adriana Acosta Gubba, en el Parlamento.
En una nota que enviaron al Parlamento, los vecinos explican que “actualmente el complejo presenta un deterioro avanzado, asociado al partido arquitectónico de resolución, errores de ejecución, el efecto de la meteorización y la consecuente dilatación y contracción del material, el paso del tiempo, y además, la ausencia y dificultad de realizar acciones de mantenimiento”.
Y añade que “estas causas y orígenes se expresan en problemas tales como: la corrosión del acero de refuerzo y desprendimiento del recubrimiento en el hormigón, fisuras donde debieron existir juntas y donde falta aislación para evitar el choque térmico, en la visualización de la armadura por velado y falta de recubrimiento, además de otra serie de lesiones internas, como filtraciones pluviales y sanitarias, y condensaciones”.
La presidenta de la comisión de vecinos contó en el Parlamento que, “llegado el momento, la idea es contratar personal especializado y hacer licitaciones”. Y que han pensado en “dividir en áreas” por el gran tamaño del predio.
En la reunión siguiente de la comisión de Vivienda de la Cámara de Representantes, a la que asistió el ministro de Vivienda, Raúl Lozano, se le informó que compareció una delegación de Euskal Erría CH 70 y se le entregó la información.