FUERA DE LA LEY
Se conocieron cuando él estaba preso por una violación; el hombre, de 23 años, fue ultimado de varios disparos el 31 de enero.
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El caso estremeció a los uruguayos. Hace casi un año, el 19 de febrero de 2021, un niño de siete años pidió ayuda desde un apartamento ubicado en un tercer piso, en Avenida Millán y Lecocq (Sayago). Gritó a los vecinos que su madre no respiraba.
Un hombre lo escuchó y luego, acompañado por la tía del niño, que vivía en el mismo complejo, logró romper la puerta y entrar a la vivienda.
La mujer se dirigió rápidamente al dormitorio y encontró muerta a su hermana, una funcionaria policial de 36 años que trabajaba en el Instituto Nacional de Rehabilitación (INR).
En un principio no quedó claro si el fallecimiento se había debido a una ingestión elevada de fármacos o si la mujer había sido asesinada por su pareja, Osmar F., de 23 años, que en ese entonces ya era poseedor de antecedentes penales por violación y hurto agravado.
En la investigación, la fiscal del caso, Gabriela Fossatti, y los abogados de la familia de la víctima, Juan Fagúndez y Daniel Piedra, impulsaron todo tipo de medidas para probar que se había tratado de un crimen y no de un suicidio. Inclusive, se llegó a realizar una exhumación del cadáver, pero no se logró conseguir ninguna prueba contundente.
Las sospechas apuntaban, sin embargo, hacia Osmar F., por lo inesperado de la muerte de la mujer, por su legajo criminal y por el tipo de personas con que se rodeaba.
Ahora, ya casi un año más tarde, se logró revelar la verdad. Un informe del Departamento de Medicina Legal de la Facultad de Medicina concluyó que el fallecimiento de la agente se debió a un estrangulamiento.
“En suma, con los elementos disponibles, podemos concluir que se trata de una muerte compatible con una asfixia mecánica por comprensión extrínseca (desde afuera) de cuello, heteroinferida de probable mecanismo inhibitorio”. Es decir, la mujer policía murió asfixiada por ahorcamiento y esto fue provocado por su pareja.
El caso.
Tras cerrar la puerta del apartamento por afuera, Osmar F. se llevó la pistola Glock calibre nueve milímetros de su pareja, el chaleco antibalas, las llaves de la moto modelo “pollerita” que pertenecía a la agente y también las de la vivienda.
Se dirigió hacia la casa de su expareja y de su hijo ubicada en Colinas de Solymar. Una vez allí, Osmar F. recibió una llamada de su cuñada que se encontraba en el apartamento esperando a la Policía. La mujer le preguntó si sabía qué le había sucedido a su hermana porque la había hallado muerta en el dormitorio.
Osmar F. le respondió que no sabía. “Vine a ver a mi hijo”, explicó el hombre.
Durante el diálogo, Osmar F. dejó entrever la posibilidad de que la agente policial hubiera ingerido una sobredosis de fármacos. “Vi Clonazepam arriba de la mesa de luz”, dijo.
En la tarde de ese 19 de febrero de 2021, Osmar F. pidió a su expareja que le retirara dinero en un comercio de Colinas de Solymar. Para ello le entregó la tarjeta de débito de la mujer policía y le dio la clave. También dijo a la joven que tenía una pistola y un chaleco antibalas para vender.
Ya en la etapa de investigación del fallecimiento de la agente, una testigo dijo a la fiscal Fossati que Osmar F. salía a robar usando el arma de reglamento y el chaleco de la policía fallecida y que lo hacía acompañado por otro joven. Luego, ambos se quedaban drogándose hasta tarde en el apartamento, lo que generaba fricciones en la pareja (ver nota aparte).
El 24 de febrero de 2021, a pedido de la Fiscalía, el juez Humberto Álvarez procesó a Osmar F. con prisión por hurto agravado, violencia doméstica y omisión de asistencia. La medida cautelar venció el 24 de septiembre del año pasado.
Hace pocos días, el 31 de enero, Osmar F. fue ultimado de varios disparos en la localidad 18 de Mayo, ubicada en las afueras de Las Piedras. Murió antes de que se comprobara que había matado a su pareja, la mujer policía.
Ella trabajaba en la cárcel; él era violador
La mujer policía tenía 36 años y su pareja 22. Se habían conocido cuando él estaba preso por una violación, relató una testigo a la Policía. Ella era funcionaria de la cárcel en la que él estaba. Cuando obtuvo la libertad, la relación se hizo más fuerte. La hermana de la policía fallecida le advirtió que el delito que había llevado a la cárcel al joven era grave, pero no fue escuchada. Tras emitir la advertencia a la agente, la hermana optó por alejarse. Poco después, la mujer policía y su pareja circulaban en moto cuando fueron detenidos por un control policial. Tras observar los documentos, uno de los policías la llevó aparte y le dijo: “Ese muchacho tiene múltiples antecedentes. No te conviene andar con él”. Sin embargo, la agente continuó la relación.
Tras el fallecimiento de la mujer policía, una vecina dijo en la Fiscalía que las peleas de la pareja eran constantes. Y agregó que la agente no quería que Osmar F. consumiera drogas, ni que se juntara con individuos que delinquían. Esas situaciones desgastaron la relación entre ambos, agregó la testigo.