El padre que asesinó a sus hijos va a prisión preventiva por 180 días a la espera de su pena

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La fiscal Adriana Edelman. Foto: Estefanía Leal.

INVESTIGACIÓN

El hombre que se había intentado suicidar con un cuchillo y que dio aviso a Policía del doble asesinato que había causado, se negó a declarar e investigación se centra en posible violencia femicida.

La fiscal Adriana Edelman. Foto: Estefanía Leal.

El padre que asesinó a sus dos hijos en la mañana del martes deberá aguardar al menos 180 días en la cárcel mientras la Justicia avanza la investigación. Andrés Barrios -de 48 años y que ayer fue dado de alta hospitalaria tras haberse intentado quitar la vida- fue formalizado por el delito de homicidio agravado y especialmente agravado.

La investigación ahora se centra en desentrañar cuál fue el motivo que llevó a este hombre a cometer este doble homicidio en su hogar de Soriano y Ejido, en pleno Centro de Montevideo.

La fiscal Adriana Edelman y su equipo de Homicidios de Tercer Turno tienen la tarea de averiguar si el asesinato de la niña de ocho años y su hermano de nueve sería el mecanismo que encontró Barrios para ver sufrir a la madre de los pequeños de quien estaba iniciando un “proceso de separación”. Eso podría agravar su pena bajo el marco de “violencia femicida”, como lo define la ley de violencia hacia la mujeres basada en género.

Pero, por ahora, el hombre que se había intentado suicidar con un cuchillo y que dio aviso a la Policía del doble asesinato que había causado, se negó a declarar. La fiscal Edelman aclaró que la persona es imputable y que si bien “se hace una descripción de ciertas patologías, no impiden que él entienda el carácter ilícito de sus actos”.

En este sentido, “los hechos son claros”, dijo la fiscal, en referencia a que fue el hombre el que llamó a la Policía y dijo lo que había hecho en la mañana del martes. “Lo que se puede discutir es la calificación jurídica, qué agravantes corresponden en este caso”, agregó.

A diferencia de un hecho de similares características que había acontecido en mayo de 2020, cuando en Rocha un padre asesinó a su hija de seis y su hijo de diez años, esta vez no había señales previas de violencia doméstica o denuncias en contra del victimario.

En la mañana en que los hermanos fueron asesinados ni siquiera hubo comunicación alguna con la madre de los pequeños, quien estaba en el interior del país y viajó a Montevideo el mismo martes para reconocer los cuerpos.

No hubo cartas, no hubo llamadas ni mensaje alguno. Ni siquiera tenían noción del tormento de esa familia los padres de los compañeros de clase de los niños, en la escuela de práctica Simón Bolívar en la que el padre asesino era conocido como un “hombre colaborador”.

La escuela, una de las que tiene mejores resultados educativos en Montevideo, había estado cerrada el miércoles por duelo (como indica el protocolo) y ayer recibió a un psicólogo y un asistente social de la Administración Nacional de Educación Pública mientras los maestros realizaban una asamblea técnico docente. Hoy retoman las clases y las posibles preguntas de los alumnos.

Ante la consulta de cómo abordar en casa el hecho, Fanny Berger, psicóloga y terapeuta de niños y familia, dice sin dudar: “Hay que hablar”.

Más allá de aquellos estudiantes que eran compañeros o amigos que la niña y el niño asesinados por su padre, es vital tocar el tema si en casa surgen preguntas. “No solo el centro educativo tratará el tema, otros niños quizá sientan temor debido a lo sucedido”, puntualiza Berger.

La recomendación es escuchar a los pequeños en casa, habilitar el diálogo y permitir que puedan expresarse. “Podrán manifestar que tienen miedo a que les pase lo mismo y ahí hay que remarcar que esa situación no es frecuente”, señaló.

Escuchar qué les sucede al hablar del asesinato de una niña o niño de su edad, permitirá calmarlos, explicarles que un padre no matará a su hijo por tener problemas o estar enojado y remarcarles que esto fue una situación completamente excepcional. “Según la edad, deberemos dar más o menos información. Evitaría palabras que los confundan como filicidio, quizá evitaría decir asesinato porque para los más pequeños puede ser una palabra muy fuerte”, puntualizó la psicóloga.

Con miras a no generar miedo hay que hablar, contar todo, siempre calmándolos al explicar que eso fue una desgracia.

Una desgracia de la que ahora falta saber cuál fue el móvil (como dicen en la jerga jurídica al motivo disparador) y que de ello dependerá la pena que se le asigne al asesino.

Cronología de una tragedia

-Viernes 22 de abril. Ese día su esposa se habría ido a la casa de la madre en el interior, tras una pelea familiar. Eso le narró a la niñera el padre que asesinó a sus hijos.

-Domingo 24 de abril. La niñera toma conocimiento del estado de angustia de Andrés Barrios, de 48 años, lo ve llorar y observa un blíster de pastillas sobre la mesa.

-Lunes 25 de abril. Barrios realiza quehaceres de la casa, hace las compras y atiende a los chicos como un día cualquiera.

-Martes 26 de abril. En la mañana la policía recibe la llamada de Barrios que admite haber asesinado a sus hijos de ocho y nueve años. También informa que está herido luego de haberse intentado quitar la vida con un arma blanca.

-Martes 26 de abril. La policía cierra la cuadra en la que se ubica la vivienda del crimen, en el Centro. Dos comercios bajan la cortina en señal de duelo. La escuela Simón Bolívar da aviso a los padres de que al día siguiente se suspenden las clases.

-Miércoles 27 de abril. La madre llega del interior a reconocer los cuerpos.

-Jueves 28 de abril. Al mediodía el hombre es dado de alta en el hospital, pero no declara. En la noche se lo imputa por un homicidio agravado y homicidio especialmente agravado.

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