“Pedía un fierro para matarla”: condenaron a 23 años de cárcel a un hombre que mató a golpes a su pareja

Una alucinación de ella fue el inicio de una discusión en la calle, en donde él la tomó del cuello y la agredió, después ingresaron a la casa y él la mató, indica la sentencia de primera instancia.

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Poder Judicial.
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Foto: Archivo

La Justicia condenó a 23 años de prisión a un hombre que mató a golpes a su pareja, luego de una discusión en la calle, frente a su casa, en el barrio Casavalle.

Intentó “ahorcarla y apuñalarla con un cuchillo, mientras que pedía un fierro para matarla”, indica la demanda acusatoria de la Fiscalía, que fue comprobada por el juez Alejandro Asteggiante.

Luego de eso, el hombre ingresó con ella a la vivienda y la golpeó en la cabeza con un objeto pesado que nunca fue hallado.

La víctima tenía 38 años cuando ocurrieron los hechos, el 4 de diciembre de 2022. El juicio oral contra el acusado transcurrió en los últimos meses de 2024 y fue condenado a fines de diciembre. Para ese entonces, la pareja vivía con el hijo de ella, de 10 años, y una hija de ambos, de 6 años.

Según relevó el propio juez, tenían una relación “signada por la violencia”, a lo que se sumaba el consumo de drogas por parte de ambos y el hecho de que ella padecía una enfermedad psiquiátrica para la que necesitaba tomar medicación. La víctima sufría violencia de género y el acusado, incluso, la había amenazado de muerte.

Se conocían desde jóvenes porque él había sido compañero de escuela de la hermana de ella, pero estaban juntos desde hacía poco más de seis años.

Esa noche discutieron en la calle porque, producto de una alucinación, ella decía que habían matado a una familiar del condenado. Tras esto, él empezó a amenazarla con un cuchillo de sierra, forcejearon y la tomó con fuerza del cuello. Cuando vecinos y conocidos intervinieron, lo disuadieron y él dejó de agredirla.

Luego, ingresaron a la casa donde la golpeó al menos dos veces con un objeto pesado. La Policía encontró a la víctima agonizando en el dormitorio.

El acusado salió del lugar y cuando se encontró con familiares de su pareja y les dijo: “Ella ya está, ya palmó”.

Aunque los niños no presenciaron los hechos, fueron entrevistados por una perito psiquiatra y la profesional indicó que están muy afectados por lo ocurrido, aunque en forma distinta, y deberán recibir asistencia. Para el niño mayor el homicidio de su madre es una segunda pérdida, puesto que su padre había sido asesinado tiempo atrás. La niña más chica también había sufrido violencia por parte de su padre, según declaró ella misma.

Los testigos más cercanos describieron “un ambiente familiar severamente violento, inestable, caótico y perturbador, con escenas violentas reiteradas”, en donde hubo “violencia crónica”. A su modo de ver, el condenado era “controlador, adicto a las drogas y violento”.

La Fiscalía de Violencia Doméstica y Violencia Basada en Género de 2º Turno, que encabeza Luis Pacheco, había pedido que se lo condene a una pena de 26 años de prisión por considerarlo autor de un delito de homicidio muy especialmente agravado por femicidio. El juez Asteggiante compartió la calificación pero entendió que la pena debía ser tres años menor a la solicitud fiscal, lo que consideraba “adecuada y proporcional”, considerando que la mínima pena posible es de 15 años y la máxima de 30, y a la vez se configuró solo una agravante genérica: la del abuso de la superioridad del sujeto. Como atenuante se tuvo en cuenta que el acusado era primario. El fallo puede ser apelado.

La defensa del acusado

La teoría de la defensa de lo que había ocurrido apuntaba a que la mujer tenía una deuda por droga y por eso la habían matado; es decir, que el culpable no era su pareja. Para el juez, esto “no resulta verosímil en tanto no existe un solo aporte probatorio que indique tal extremo”, salvo la declaración de dos parientes del acusado.

Por otra parte, el hombre fue evaluado por una perito semióloga, una psicóloga y una psiquiatra. La primera destacó que, cuando se le consultó si sabía el motivo por el que estaba preso, él contestó que sí, que era porque ella se había muerto. Hizo énfasis en que no refirió a lo ocurrido como un asesinato.

La perito psicóloga, por su parte, explicó que todo su discurso “se centra en su pérdida, dice que la amaba, pero cuando explica esto es en relación a lo que él pierde”. Indicó que él le dijo que cuando ella se enojaba o tenía un arranque tomaba una cuchilla, aunque los testigos de el hecho sostuvieron que era él quien tenía un cuchillo de sierra momentos anteriores al homicidio. A su vez, le diagnosticó “severas fallas en el control de los impulsos pudiendo pasar a la acción”.

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