Redacción El País
La Justicia procesó con prisión en la jornada del lunes al coronel retirado Eduardo Ferro por cuatro delitos de privación de libertad por el secuestro de los militantes del Partido Por la Victoria del Pueblo (PVP) Universindo Rodríguez y Lilián Celiberti y los hijos de ella, Camilo y Francesca. El hecho ocurrió en noviembre de 1978 en Porto Alegre (Brasil) y se dio en el marco de la operación "Zapatos rotos".
Según la fundamentación de la sentencia, compartida por el Observatorio Luz Ibarburu, Celiberti fue trasladada a Porto Alegre "bajo custodia de Ferro" con "la finalidad de montar una ´ratonera´ en su domicilio y detener a Hugo Cores, todo en forma ilegítima". Cores era en ese entonces secretario general del PVP. Los militares que respondían a Ferro eran Glauco Yanone, José Bassani y Carlos Rossel, y el jefe del Departamento de Ordem Política e Social (DOPS), Pedro Seelig.
La jueza de la causa, Silvia Urioste, señaló que los agentes que estaban a cargo de Ferro "privaron de su libertad a cuatro personas -dos de ellas niñas- y torturaron sistemáticamente a los mayores de edad, incluso, simularon un delito, lo que demuestra el exceso y la saña de su actuación".
La carta y la visión de Camilo Casariego
En enero de 2021, Camilo Casariego, uno de los hijos de Lilián Celiberti, publicó una carta al entonces prófugo Eduardo Ferro, narrando lo sucedido. “Recuerdo bien ese mediodía en el cual yo de siete años junto a mi hermanita de tres años, hacíamos lo de siempre, jugar en la puerta de nuestra casa en Porto Alegre, Brasil. Al ver llegar a mamita salí corriendo a abrazarla, como hacíamos, y hacen todos los niños de esa edad, pero el abrazo fue interrumpido por una cantidad de ‘camaradas’. Aún hoy, escucho los golpes que le dieron al 'Yano' (Universindo Rodríguez) al hacernos entrar a todos en el apartamento”, dijo Casariego.
"Nos llevaron primero a una comisaría en Porto Alegre, luego en una camioneta llena de soldados armados hasta los dientes, nos trajeron a Uruguay, pasamos la frontera y nos separaste de nuestra madre, te la llevaste a Brasil y nos encerraron a mí con siete años y a mi hermanita de solo tres años en una habitación vacía, me golpearon cuando a la mañana siguiente quise abrir la ventana para escaparme de ese infierno”, relató.
Además, en el cierre de la misiva expresó: "Acá te estábamos esperando tus víctimas, no solo los comunistas, también los que no lo somos, y te queremos ver encerrado, preso que es donde mereces estar, porque en definitiva, lo único que sos verdaderamente es eso, un genocida, un criminal".