Al menos cinco funcionarios policiales de la Seccional 11 (Buceo)custodiaban en la tarde de hoy el pozo donde una máquina retroexcavadora de una empresa contratada por la Intendencia de Montevideo para destapar una alcantarilla extrajo huesos humanos. El lugar está ubicado a pocos metros del Museo Oceanográfico.

Eran las 11:50 horas cuando la retroexcavadora avanzó y clavó su pala en el pasto con el objetivo de llegar hasta la alcantarrilla ubicada en la rambla República de Chile y Avenida Tomás Basañez. Después de trabajar unos minutos quitando tierra, el maquinista observó varios huesos humanos a un metro y medio de profundidad. Detuvo la máquina e informó a un ingeniero de la Intendencia de Montevideo sobre lo ocurrido.

En forma inmediata, el ingeniero llamó al Servicio 911 solicitando la presencia policial por el hallazgo de restos óseos. Los policías observaron que habían muchos huesos en el costado y dentro del pozo.

La Policía además informó al fiscal especializado en crímenes de lesa humanidad, Ricardo Perciballe, quien ordenó que se estableciera una custodia para preservar la escena.

Pasadas las 15:00 horas, el fiscal Perciballe y la antropóloga forense Alicia Lusiardo, jefa del Grupo de Investigación en Antropología Forense (GIAF) que encabeza la búsqueda de restos de personas desaparecidas durante la dictadura militar, visitaron la zona con el propósito de establecer si los huesos encontrados son humanos.

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El objetivo de la visita de Perciballe y de Lusiardo apuntó a establecer o descartar que se trataran de restos de personas desaparecidas durante la dictadura militar.

Al ser consultada por El País, Lusiardo afirmó que, en un principio, pudo observar que los restos humanos encontrados pertenecen al menos a cinco individuos.

La antropóloga forense agregó que esta aparición de huesos se da fuera de contexto, es decir, éstos ya habían sido manipulados y expuestos afuera del pozo. No obstante, Lusiardo y su equipo pudieron constatar que se trataban de restos de larga data por sus deterioros.

"Mañana de mañana vamos a estudiar esos hallazgos para determinar si pertenecen al Cementerio del Buceo (se encuentra a unos 50 metros del lugar) o a una vieja morgue que funcionó ahí. También se tratará de descartar si estamos frente a un caso de delitos de lesa humanidad", explicó Lusiardo.

Un jerarca policial coincidió con Lusiardo al señalar que en el lugar funcionó una morgue al principio del siglo XX. "Una enorme tormenta llevó a que el agua llegara hasta la morgue y derrumbara el edificio. Muchos cadávares fueron arrastrados por las olas mar adentro. En aquel entonces, el lugar no era tan alto como ahora", explicó.

El edificio de la morgue quedó dañado por el fuerte oleaje. En el lugar se construyó lo que es hoy el Museo Oceanográfico. Un artículo publicado en "Nómada" señaló que en 1929 la autoridad municipal emprendió la "ampliación y refacción de un edificio destinado a bar" en la punta del Buceo, sobre la Rambla Wilson. La construcción se hizo tomando como base una antigua morgue perteneciente al vecino Cementerio del Buceo, se agregó en el artículo. Este macabro origen del edificio, llevó a que el ingenio popular lo denominara "El Cabaret de la Muerte".

El arquitecto, funcionario municipal, eligió un pseudo estilo morisco basado en determinados recursos de este vocabulario, como la torre que adopta la forma de un minarete, el alto zócalo alicatado realizado con azulejos importado-, el festoneado islámico del intradós del arco de acceso, la forma de los capiteles, o algunos detalles ornamentales. Se logra así una imagen que alude a las mezquitas de Marruecos, pero, en rigor, el lenguaje arquitectónico se aproxima al "estilo californiano" con largas arquerías revocadas y exentas de decoración, agrega el artículo.

Este "Bar Morisco del Buceo" fue cedido por la Intendencia de Montevideo a la Dirección de la Armada como estación oceanográfica. Este fue el origen del Museo Oceanográfico que funcionó hasta 1956, cuando se creó el actual Museo Zoológico "Dámaso Antonio Larrañaga" por iniciativa municipal.