El relato de la fiscal de Homicidios, Adriana Edelman, en el Juzgado Penal es contundente. La Fiscalía, asegura haber probado que el domingo 17 de marzo de 2022 el imputado Luis Miguel S. dio muerte a su tío César Lionel, alias “el Barba”, con “particular saña”: unas 31 puñaladas.

Ante el juez Gonzalo Arzuaga, Edelman detalla casi minuto a minuto el asesinato del “Barba” a manos de su sobrino. La víctima le había dado un empleo al matador, luego de que ambos estuvieran distanciados durante muchos años.

Según Edelman, “el Barba” era una persona afable, bonachona, sin enemigos por su manera de ser; era el eje de su familia y de su entorno. Era, agrega la fiscal, ese tipo de persona que genera grupos a su alrededor.

Tras la muerte de su esposa, César quedó solo en una enorme casa donde, asesorado por su hija, decidió instalar cámaras de seguridad. “El Barba” era de los que creían que a las personas había que darles una segunda oportunidad, señala Edelman. Por eso, explica, le dio trabajo a su hermano y a su sobrino, hoy imputado, para que realicen tareas de remoción de la fachada de la vivienda.

El sobrino era un tipo violento. Había sido denunciado por su expareja y tenía una tobillera. Adicto a las drogas, Luis Miguel S. llegó a golpear a su padre, a su madre y a su exconcubina.

“Por eso fue condenado”, dice la fiscal.

¿Qué sucedió el fatídico 27 de marzo de 2022? A las 9:40 horas de ese día, las cámaras del Ministerio del Interior revelan que Luis Miguel salió de su casa y se dirigió a la vivienda de su tío. Este le abrió la puerta.

La fiscal expresa en la audiencia que el imputado le propinó varias puñaladas a su tío y luego lo degolló. “Esto último fue lo que le dio muerte (a la víctima). El resto de puñaladas fue para hacerlo sufrir. Por eso corresponde el agravante pedido por la Fiscalía (sevicia o crueldad excesiva)”, añade la fiscal Edelman. Y agrega: “Treinta y una puñaladas no es la forma normal para dar muerte a una persona. Hay un plus que pretende darle sufrimiento a la víctima”.

Antes de salir de la casa del “Barba”, el homicida cortó los cables de las cámaras y se llevó el DVD-R. Con un jogging con sangre salpicada por los cuchillazos -ello fue probado más tarde por las pericias-, el homicida se dirigió a la feria de los domingos que se realiza en la intersección de las calles Portugal y China, en el Cerro de Montevideo. Allí a un conocido le mostró un llamativo reloj que había pertenecido a la víctima y “bastante dinero”, según testimonios en poder de la Fiscalía.

La fiscal dice que el testigo envió una foto del reloj a la hija de la víctima y esta lo reconoció como el de su padre.

La abogada de la familia de la víctima, Mara Cardozo, coincide con el relato de la Fiscalía. “A César se le dio muerte en forma salvaje, inhumana”, dice.

En tanto los defensores de oficio del imputado, Diego Moreira y Bettina Martínez, relativizan las pruebas presentadas por la Fiscalía y dejan entrever que el crimen pudo haber sido cometido por otro sujeto.

Luego del crimen, Luis M. llamó por teléfono para que otra persona encontrara el cadáver del “Barba”. Con el botín, consumió una cantidad elevada de drogas que lo llevan a creer, en su delirio, que la víctima lo corría para matarlo. En esa imaginaria huida, destruye la tobillera. La sentencia del caso se dictará el próximo lunes.