Redacción El País
La investigación del fiscal Ignacio Monteocar sobre el incendio en un residencial de personas mayores en Salinas muestra detalles de la tragedia ocurrida el pasado 18 de julio. El incidente se cobró la vida de cuatro personas, incluida la madre del dueño del hogar, que fue formalizado por homicidio culpable.
El fiscal logró determinar que el lugar comenzó a funcionar como residencial de ancianos en 2004. El ahora imputado explicó que hace cuatro años que se encuentra allí, pero como encargado está hace un año y medio. No obstante, "recién inició los trámites de certificación en febrero de este año, luego de una inspección efectuada por el Ministerio de Salud Pública en la que se detectaron múltiples irregularidades".
Esas faltas llevaron a calificar al centro como en estado de "alto riesgo sanitario". Pero el 22 de mayo el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) volvió a inspeccionar el local y se encontró con que "la mayoría de estas irregularidades o incumplimientos de la normativa" se mantenían.
Entre otras cosas, no contaba con habilitación de Bomberos ni los elementos básicos de protección contra incendios. Por ejemplo, no había extintores en condiciones de apagar un fuego de grandes dimensiones. La pareja del imputado, empleada del hogar, dijo creer que "había uno" pero "estaba vacío".
Cuando los bomberos concurrieron al lugar por el incendio hallaron tres de estos elementos, pero de acuerdo a lo manifestado por vecinos fueron ellos mismos quienes los aportaron. Así que "no eran, al menos en su totalidad, del propio residencial".
Más allá de este detalle, la pericia determinó que esos extintores "se encontraban vencidos y no aptos para su uso". "Tampoco se halló en el lugar ninguna señalización o dispositivo para este tipo de emergencias", añade la investigación.
Ante el fiscal Monteocar, el imputado indicó que no había iniciado el trámite de habilitación de Bomberos "por un tema económico". "No sé bien pero me habían dicho que es medio caro, que no es nada barato, pero no he averiguado", confesó.
Los detalles de la tragedia en el hogar de ancianos
En el hogar de ancianos estaban alojadas ocho personas, algunas no válidas por sí mismas, algunas sordas o con restricciones de movilidad. Sin embargo, al momento del incendio no había personal, todos estaban al cuidado de la madre del dueño, una mujer de 77 años, que también murió.
El 18 de julio se inició un fuego en el living, cerca de un sillón. Sentado allí había un hombre de 94 años que murió calcinado.
Algunos ancianos intentaron salir de la casa, y lo lograron gracias a la ayuda de algunos vecinos que, alertados por el humo y el olor, dejaron el bar en el que se encontraban y se acercaron a prestar colaboración, lo cual fue difícil porque el hogar estaba cerrado con llaves. Tuvieron que romper puertas y sacar rejas para poder entrar.
"No podíamos ver, íbamos al tanteo y si tocábamos a la persona la sacábamos", contó uno de los testigos.
Mediante mangueras pudieron apagar el fuego, que ya estaba controlado cuando llegaron tanto los policías como las ambulancias y los bomberos.
Otras tres personas fallecieron en días posteriores producto de las lesiones, entre ellas la madre del dueño del local.
No había empleados al momento del incendio
El imputado contó que una de las empleadas del local era su pareja, y otra su hija, e indicó el horario que hacía cada una. "Ninguno de estos datos se ha podido corroborar ya que no existe registro interno de los recursos humanos del centro, ni las empleadas se encuentran inscriptas en BPS", apuntó el fiscal.
"Lo que sí se sabe es que el 18 de julio, al iniciarse el fatal incendio aquí considerado, no estaba en el lugar ninguna de estas empleadas", detalló.
Tampoco estaba el dueño, que fue cambiando su versión con el correr del tiempo. La primera que dio —"generalmente la más espontánea", según el fiscal—, que fue ante la Policía, indicaba que estaba en su propia casa, pegada al residencial, tomando mate. Según dijo, se había retirado hacía media hora del hogar de ancianos. Minutos después dio una versión similar ante Bomberos.
Sin embargo, ya en Fiscalía, junto a un abogado, sostuvo que hacía cinco minutos que se había ido del lugar "a buscar una cosa a su casa, y cuando volvió ya vio el humo". Pero estos dichos no coinciden con lo que declaró al Departamento de Homicidios, cuando dijo que estaba en el patio trasero del residencial "acomodando una ropa".
De acuerdo a lo señalado por testigos, la madre del dueño, la única que estaba junto a los residentes, "no tenía capacidad para cuidar a los internos". La pareja de la mujer, incluso, expresó que "no podía caminar, ella pasaba sentada y cuando la llamaban le costaba irse. Tenía que ir agarrándose de algo para caminar".
Sobre el final de su dictamen, el fiscal volvió sobre el tema de que las irregularidades marcadas por el Ministerio de Salud Pública no habían sido corregidas cuando fue la inspección del Mides, tres meses después. "Demuestra un total desinterés del titular del residencial por mejorar la situación de los adultos internos que se encontraban a su cuidado", indicó.