Vecinos de Pocitos se quejan de robos y de personas que viven en la calle; "se apropian" del espacio, dicen

Afirman que expresos roban autos estacionados o celulares a quienes circulan por la zona; la Policía atrapó a ladrón que escalaba edificios.

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Operativo policial en Pocitos
Operativo policial en Chucarro y Ramón Massini.
Foto: Estefanía Leal.

La calle José Martí tiene solo cinco cuadras. Nace en la rambla de Montevideo y termina e forma abrupta en la calle Libertad. En esa esquina hay un colegio, casas señoriales de dos pisos y techo de tejas, pocos edificios y escaso tránsito. Y en uno de los cruces, entre dos paredes blancas, hasta hace pocas semanas una persona en situación de calle había instalado un campamento que tenía a varias personas de esta zona, ubicada en el corazón de Pocitos, bastante preocupadas.

"Era el responsable de todo lo malo que ocurría en el barrio: robos de celulares y roturas de vidrios de autos en la noche también para robarlos", dijo una vecina a El País, que sostiene que esta persona había salido recientemente de la cárcel.

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Todo terminó cuando la dueña de la finca, cansada de que esta persona pernoctara allí, pusiera rejas para evitar que se instalase. Ahora tres macetones con plantas adornan el lugar. Sin embargo, el individuo montó un segundo campamento a unos 200 metros de distancia, dicen los vecinos. Y agregan que el barrio ya no es el mismo que el de hace unos años.

"Están robando muchos celulares acá. Hay personas en situación de calle que pernoctan en todas partes", afirma Marta, mientras lleva a sus dos nietos a un jardín.

Calle José Martí.

Julio, un joven de unos 30 años, dice que el barrio es una cosa de día y otra de noche. Sostiene que hay muchos robos de carteras y de celulares en horas nocturnas. "Hace dos meses, una señora bajaba varias bolsas de la valija del auto y cuando se alejó un momento, pasó una moto y el conductor se llevó su cartera", cuenta.

Según Julio, de noche la esquina de José Martí y Libertad "es jodida. Hay mucho consumo de drogas y personas en estado de ebriedad".

A dos cuadras de allí, la plaza de avenida Brasil y Libertad se transforma en un punto de encuentro de personas en situación de calle, advierten los vecinos.

Un cuidacoche de la zona tiene una teoría. Lo que ocurre, dice, es que exreclusos salen de la cárcel y se dirigen a Pocitos porque "saben que acá hay plata. Entonces roban a personas en la calle o buscan comida en los contenedores. Hace poco rompieron un vidrio de un auto para robar una computadora portátil".

Vecinos dicen que personas sin hogar deambulan por la zona.

Flavia dice que se siente segura en el barrio pese a los robos. "Me ha pasado ver por la ventana a un delincuente que se quiso trepar de una reja de un edificio ubicado en Baltasar Vargas y Cavia. La Policía lo atrapó. Alguién llamó (a la Policía) o el patrullero pasaba por el lugar. Suceden esas cosas pero no son graves", explica.

Relata que un delincuente abrió la puerta de su edificio a patadas y entró a la portería. Como no había nada para robar, se fue con las manos vacías. "Se hizo la denuncia. Como fue de noche, las filmaciones no eran tan buenas como para identificar a la persona", afirma Flavia y agrega: "Pese a ello, yo me siento segura de noche acá".

Brenda tiene otra opinión. "El barrio está bravo. Mi hermana dejó el auto en la calle y le robaron los equipos de fisioterapia que usaba para trabajar. No está fácil; uno no esta seguro", dice.

El País trató en vano de tener la visión del Ministerio del Interior sobre el tema.

Una esquina de la calle José Martí.

"Crece día a día"

Los vecinos se quejaron y presentaron una denuncia en la Policía por un campamento precario donde viven cinco personas en José Martí y Benito Blanco, dijo a El País la exconcejal blanca y arquitecta, Giannina Carabelli.

Carabelli afirmó que este año junto con un grupo de vecinos de Pocitos "venimos logrando mucho. Conseguimos que pongan rejas en sus retiros, evitamos que personas se instalen en colchones a dormir en las veredas y alcanzamos mediante el Presupuesto Participativo que espacios degradados que eran utilizados inadecuadamente se rehabiliten, tal es el caso de la Plaza de la Décima y la Plaza Barón de Rio Branco que fue acondicionada junto con todo el entorno urbano", dijo la exconcejal.

En un grupo de WhatsApp de quienes residen en las calles José Martí, Ramón Masini y Guayaquí, una vecina escribió: "Es muy serio el deterioro del tejido social y como nuestras calles se van colonizando (por personas en situación de calle). Llegan y se apropian de la veredas. Consideran que tienen derecho a cuidar los coches que están en la puerta de tu casa y reclaman dinero por una tarea no solicitada".

Y se preguntó: "¿Algunos de los vecinos les ofrece dinero (a los cuidacoches)? Ojalá que no porque estamos naturalizando su presencia. Disculpen la reflexión. Me preocupa que crece día a día".

Otra vecina señaló en el chat: "Y nos pasa a todos. Pasan por mi casa, me piden dinero, comida, sábanas y toallas. (...) Hay que tener todo cerrado y apretar la cortina porque se ponen a mirar hacia dentro (de la casa) y es inseguro".

Coordinación entre el Estado.

La alcaldesa del Municipio CH, Matilde Antía, dijo a El País que, a principios de agosto de este año, recibió quejas de vecinos por personas en situación de calle pernotando en unas galerías ubicadas en José Martí y Benito Blanco.

Agregó que equipos del Municipio CH se comunicaron con la Policía y con el Servicio de Convivencia Departamental de la Intendencia de Montevideo para coordinar el retiro de esas personas. Antía consideró que esos individuos saben que no están obligados a irse del lugar. “Algunos se van. Días después regresan”, explicó la alcaldesa y añadió que la Ley de Faltas no establece la prohibición de estar debajo de una galería y solo se refiere a ocupaciones de lugares privados. Y expresó que, cuando constatan que la situación se repite, nuevamente los equipos de inspectores del Municipio CH van al lugar a hablar con esas personas y otra vez se realizan coordinaciones a través del Servicio 911 y la IMM.

Según Antía, quienes están de acuerdo en salir del lugar son trasladados a un centro de referencia ubicado en Casavalle donde son atendidos por 24 horas —reciben alimentación y pueden descansar— y luego se los ingresa a un centro del Mides.

En tanto, una fuente del Ministerio de Desarrollo Social (Mides) hay más de 20 casos de solicitudes de internación compulsiva en Pocitos. En algunas el equipo calle y/o equipo de salud consideró que no era perfil y en dos casos se concretó la Internación compulsiva, agregó.

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