DERECHOS HUMANOS

La Fiscalía recibió, el año pasado, una denuncia de una persona que señalaba que en una “zona acotada” del Batallón de Infantería Paracaidista n° 14 había “remoción de tierra”. Y ese movimiento del terreno podría estar asociado a las desapariciones en dictadura. Por eso los arqueólogos que investigan sobre estos crímenes retomaron ayer las excavaciones en el lugar.

“En semanas” se sabrá si la denuncia -que se canalizó por intermedio de un periodista del interior y que figura como “testigo protegido”- tiene asidero o no, dijo la antropóloga forense Alicia Lusiardo, coordinadora del equipo de investigadores que ahora dependen de la Institución Nacional de Derechos Humanos (Inddhh).

Los investigadores continúan sus pesquisas en el batallón 13 (donde el año pasado habían sido hallados los restos de Eduardo Bleier), y desde ayer suman las tareas en el batallón 14 (donde en 2011 se encontró el cuerpo del maestro Julio Castro y en 2012 de Ricardo Blanco).

El año pasado, casi en simultáneo al hallazgo de Bleier, hubo unas pesquisas en una barraca del batallón 14 en la que un georradar argentino mostraba movimientos de tierra. Pero no se encontraron restos humanos. Ahora, sin embargo, se trata de un predio al aire libre, con abundante vegetación, lo que hace imposible el uso del georradar. “Para apoyarnos en esa tecnología deberíamos desmalezar y emparejar todo el terreno, por eso es más sencillo y rápido ir directo al uso de la retroexcavadora”, explicó la antropóloga Lusiardo.

A diferencia del batallón 13, en que funcionaba un centro de represión (el 300 Carlos o “Infierno Grande”), en el 14 los historiadores desconocen el funcionamiento. Un tercer hallazgo en el lugar podría arrojar evidencia.