Redacción El País
La pericia psiquiátrica realizada al chofer del ómnibus de Cutcsa que el 26 de octubre se accidentó en la Rambla, concluyó que este se durmió y que por esto se vio "limitada su capacidad de discernimiento y respuesta" en el tramo del trayecto en el que tomó la Avenida Brasil a contramano. Este resultado indignó a Matías Muniz, uno de los pasajeros que ese día había tomado el 121 de camino a su trabajo.
"Yo, desde mi perspectiva que estaba sentado, lo vi muy despierto. No sé qué analizó Fiscalía o qué vio, pero yo desde mi perspectiva lo vi muy despierto y en sí", aseguró el joven en diálogo con Telemundo (Canal 12).
El accidente ocurrió a las 7:30 de la mañana del pasado 26 de octubre, cuando el ómnibus tomó Avenida Brasil a contramano en dirección a la Rambla. El ómnibus rompió el muro y cayó en la playa. Videos internos muestran cómo dos jóvenes intentaron pedirle al chofer, de 65 años y 40 de experiencia, que detuviera el vehículo. Él solo atinó a pedirles que esperaran.
Una mujer de 55 años falleció días después del accidente y otros 14 pasajeros resultaron lesionados, cinco estuvieron graves.
"Yo no sé qué va a pasar con el chofer pero ahora me parece una situación muy rara", continuó Muniz y cuestionó: "Se durmió ¿Y queda por esa? ¿No pasa nada con el chofer? Porque manejó un ómnibus con una alta velocidad, chocó, una de las víctimas falleció, lesionó a múltiples víctimas. Yo creo que en cualquier otro caso, cualquier otro conductor en estas circunstancias estaría ya en otras instancias".
Muniz recordó haber tomado el 121 para ir a trabajar esa mañana y haber notado que el chofer no le devolvió el saludo. "Pero era fin de semana, temprano, entendible que no quisiera saludar, pero después todo el camino empezó a manejar con imprudencia, frenando mal en las paradas, pasando algún semáforo", continuó. Pese a esto, al joven no se le ocurrió que el ómnibus podía accidentarse.
"Nunca pensé en bajarme. Primero porque tenía que cumplir un horario laboral y segundo porque nunca pensé que iba a terminar así", explicó el joven.
Muniz sufrió heridas leves a raíz del siniestro y retomó su rutina casi dos meses después, según contó, pero aseguró que aún sufre las secuelas como los problemas para dormir y los nervios al subirse a un ómnibus. "En el bondi me voy comiendo las uñas, voy nervioso, pero no me queda otra porque tristemente tenés que seguir trabajando, tenés que seguir tu vida. Podés seguir en tratamiento psicológico pero es algo que te va a quedar de por vida el trauma", lamentó.
"Yo tuve suerte, falté solo un mes y medio o dos a trabajar, pero hay gente que todavía no se ha podido reintegrar. Magela, que es una compañera de trabajo que también estaba ahí arriba, tampoco se ha podido reintegrar a trabajar", añadió la víctima.
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