La Armada no puede mantener una presencia constante en el mar de soberanía uruguaya, un territorio enorme que se extiende hasta 650 kilómetros de la costa.
Sus unidades son inadecuadas y el alistamiento es “desastroso”. Es más: ni siquiera dispone de helicópteros con autonomía suficiente para garantizar la búsqueda y rescate en toda esa área.
Hay cuestiones políticas, administrativas, presupuestales y doctrinarias que durante largos años condujeron a esa situación paupérrima.
Las cosas no dan para más. El tráfico marítimo se multiplicó por ocho en una década debido al auge de las materias primas y del consumo en los países de la región. Frente a Montevideo se concentran a veces más de 200 barcos que también van hacia Buenos Aires, Nueva Palmira y el río Paraná.
Es preciso poner cierto orden y brindar seguridad. La pesca clandestina y el narcotráfico son problemas ciertos, y sobre fines de año se inicia la prospección que puede hallar gas y petróleo bajo la superficie.En círculos políticos y militares se habla de crear una “nueva” Armada para nuevos desafíos, con nuevo material, nuevos conceptos y una moral restablecida tras los escándalos de corrupción que llevaron a la cárcel a varios altos oficiales.
Mientras tanto, los mandos de la Armada solicitaron la compra por 20 millones de dólares de cinco o seis helicópteros ligeros dados de baja por la Guardia Costera de Estados Unidos. Y en los próximos años desean dar de baja a sus unidades principales, fragatas de 2.200 toneladas de desplazamiento con casi medio siglo de uso, y sustituirlas por tres patrulleras oceánicas nuevas, de 1.800 toneladas de desplazamiento, con helicópteros a bordo. El recambio permitiría mantener una presencia permanente en alta mar.
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la fuerza de mar detenida en el tiempoMIGUEL ARREGUI