Bisturíes, espatulines y pinceles trabajan silenciosamente en el "centímetro cuadrado", mientras la pesada y ruidosa maquinaria se encarga de las grandes superficies. Todo convive armoniosamente en el viejo Hotel Carrasco, cuya obra llegó al 40%.
Cerca de 400 personas y 8 empresas intervienen en estos momentos en el histórico edificio de la rambla, entregado en concesión por la Intendencia de Montevideo a la empresa Sofitel. Desde el exterior, la imagen sigue siendo la de un edificio en ruinas; pero bajo la superficie, ya se han definido los perfiles de lo que será el futuro casino y del estacionamiento para 196 vehículos, así como de otras obras complementarias. En total, 9.000 metros cuadrados de superficie se ganaron bajo tierra para contemplar las exigencias de un hotel que -sin perder su carácter patrimonial-esté a la altura de un cinco estrellas del siglo XXI. Es que cuando el edificio fue construido, hace casi un siglo, no había problemas de tránsito en la zona, no existía el aire acondicionado ni sistemas antiincendios. Y todo eso, "ocupa lugar".
Ayer, al recorrer el obrador junto con un grupo de periodistas, el responsable de la remodelación, el arquitecto argentino Rafael Sackman, comentó que ha transcurrido la mitad del plazo que tiene la empresa para la reapertura del hotel -20 meses- y que las obras llegaron al 40%. La primera intervención fue la más engorrosa: la excavación de lo que será el casino y el parking, y la construcción de un muro colado perimetral que el arquitecto definió como "único en el país".
Esta obra, de 420 metros de extensión, 14 metros de profundidad y 40 centímetros de espesor, solucionó uno de los principales problemas de la obra: la filtración de agua que hacía literalmente inviable el proyecto y ponía en riesgo la estabilidad de la estructura.
El director del proyecto Sofitel para el Hotel Casino Carrasco, Guillermo Arcani, aseguró que los plazos establecidos en el pliego "se van a cumplir" y que para julio del año próximo estará abriendo sus puertas el nuevo cinco estrellas montevideano.
DETALLES. Arcani dijo que la etapa de restauración se prolongará hasta febrero aproximadamente. "Son tareas hechas por 90 artistas que están trabajando tanto en la parte interior como en la exterior. Después viene la etapa de decoración, donde pretendemos poner a este hotel en los más altos estándares mundiales", indicó.
Al igual que Sackman, el encargado de la restauración histórica, Ángel Ficco, pertenece al grupo argentino Syasa, que gerencia la obra. Ambos trabajaron en la restauración del teatro Colón de Buenos Aires.
Ficco explicó que todas las tareas de restauración se hacen en base a las "huellas" históricas que, en ocasiones, se encuentran bajo varias capas de pintura, en muchos casos producto de intervenciones realizadas sin conciencia patrimonial alguna. Entre esas "huellas", fueron hallados detalles en oro que también están siendo recuperados por manos expertas, con láminas de ese metal traídas desde Italia. En la tarea cotidiana, también han encontrado materiales como símil piedra, madera de pinotea en su manufactura original y carpinterías realizadas en roble.
Los antiguos vitrales del hotel, que fueron retirados hace mucho, están siendo restaurados por el uruguayo Ruben Freire, hijo del maestro vitralista del mismo nombre.