La sexualidad es para toda la vida

| En la vejez se establecen relaciones de mayor calidad, por lo que la cantidad se transforma en un punto secundario

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DR. SANTIAGO CEDRES | DRA, GABRIELA DARTAYETE

Varios estudios revelan que en el anciano la intensidad del apetito sexual está directamente relacionada con la intensidad con la que se vivió en la juventud. Si el anciano tuvo una juventud satisfactoria sexualmente, lo más probable es que lo mismo ocurra durante su madurez.

El Dr. Santiago Cedrés, docente de Medicina Interna y sexólogo clínico y la Dra. Gabriela Dartayete, médico psiquiatra, psicoterapeuta, se refieren a la sexualidad en la tercera edad. Un tema que sigue siendo tabú para la sociedad, donde los estereotipos sociales niegan la posibilidad que un anciano siga teniendo una vida sexual activa.

SEXUALIDAD. Brecher en 1984 estudió una población de adultos mayores de 70 años y encontró que el 81 % de los casados mantenían relaciones sexuales con frecuencia.

Otro estudio hecho entre hombres de 70 a 90 años de edad reveló que todos continuaban teniendo sueños eróticos que les provocaban erección. En Estados Unidos, un estudio de 250 ancianos de 60 a 93 años, comparó la actividad, intereses y actitudes sexuales y encontró que 60 por ciento eran activos sexualmente antes de los 75; posteriormente continuaron siendo activos el 30 por ciento de ellos. Los que fueron casados, tanto hombres como mujeres, tuvieron mayor actividad sexual, aún en la viudez.

CAMBIOS EN LA VEJEZ. La existencia de la menopausia o climaterio en la mujer y el climaterio masculino (que todavía está en entredicho) se han considerado erróneamente como un equivalente al final de la sexualidad o a la posibilidad de disfrutar de una vida sexual.

Obviamente, esta etapa de la vida trae aparejado cambios importantes, ya sea por las alteraciones hormonales que el envejecimiento conlleva o por las enfermedades que de por sí o por el tratamiento farmacológico necesario, deterioran la sexualidad.

En la mujer con la desaparición del ciclo menstrual observamos una disminución drástica del nivel de estrógenos y como resultado de esto atrofia y pérdida de elasticidad de labios mayores y menores y de la vulva, sequedad vaginal que trae dolor durante la penetración; debilitamiento de los músculos vaginales y perineales , etc. En el hombre el tamaño y la firmeza de los testículos disminuye, hay menor fuerza de la eyaculación, menor consistencia del semen; demora más en alcanzar el orgasmo y el mismo tiene una duración menor; mayor tiempo para generar la erección, necesidad de mayor estimulación manual para alcanzarla; erección menos enérgica y que desaparece rápidamente tras la eyaculación; aumento en la duración del tiempo entre una relación sexual y la posibilidad de excitarse nuevamente.

Además de los cambios inherentes al envejecimiento, la diabetes, la hipertensión, el aumento del colesterol y ácido úrico, el tabaquismo y el consumo crónico de alcohol deterioran el deseo y la excitación tanto en el hombre como en la mujer. El consumo crónico de algunos medicamentos afecta significativamente la respuesta sexual.

También se agregan elementos emocionales, como la depresión por pérdidas múltiples: juventud, status, potencia sexual, seres queridos, etc.

La buena noticia es que todas las disfunciones sexuales por estas causas tienen tratamiento.

Aspectos psicológicos. ¿Nos jubilamos de "todo"?

Con el retiro de la actividad laboral se producen profundos cambios psicológicos que hacen a la autoimagen y al valor de sí mismo. Los estereotipos sociales no ayudan mucho en la medida que niegan la posibilidad de que la persona mayor mantenga su vida sexual activa; ya sea catalogándolo de ridículo o aceptando solamente la sexualidad en el matrimonio mayor.

Queda un amplio grupo de personas en el que el primer problema es no tener pareja estable y además carecer de espacios sociales que favorezcan el intercambio.

Autores como Helleger y Mortensen hallaron que un 40% de las personas de hasta 95 años demuestran interés en el sexo e incluso un 25 % mantenían la masturbación.

Si bien los cambios fisiológicos en la persona mayor son muchos, el patrón de respuesta sexual sigue siendo básicamente el mismo. El deseo sexual no disminuye y si lo hace será lentamente y en menor medida si se sigue activo sexualmente. También concluye que una actividad sexual sana en la juventud se traduce en una sexualidad sana en las etapas superiores de la vida.

Es curioso observar que los estudios que investigan la sexualidad en los ancianos se basan en la actividad coital, como si las otras manifestaciones de la actividad sexual no contaran en absoluto. Si nos basáramos en otro tipo de manifestaciones sexuales como el vínculo, la masturbación, los sueños y fantasías eróticas, nos encontraríamos no sólo con falta de estudios, sino que lo sexual sigue manifestándose con la misma intensidad y muy probablemente con la misma calidad que cuando se tenía juventud.

tratamiento. La ciencia médico-sexológica ha avanzado bastante en los últimos años, lo que permite ayudar a las personas mayores, tanto en lo que se refiere a una mejor condición de los órganos sexuales como en una actitud positiva hacia esa relación.

Es fundamental resolver las disfunciones sexuales que cada miembro de la pareja presente, y además obtener el asesoramiento y apoyo necesario para que la pareja reconozca sus habilidades y mejore la convivencia.

Investigaciones norteamericanas recientes han demostrado que las personas sexualmente satisfechas tienen menos problemas de salud y de envejecimiento que las no satisfechas. Al mantener el interés por el sexo, su relación de pareja es más satisfactoria y psicológicamente se sienten mejor.

pareja. En esta etapa, la relación de amor en pareja se transforma en parte fundamental de la vida; porque está comprobado que los años de convivencia no menoscaban la intimidad. Muy por el contrario. Los abrazos, los besos y las caricias ofrecen una nueva dimensión a las personas en esa etapa.

En general, estas personas manifiestan una gran predisposición a emparejarse, lo que muchas veces no llegan a realizar por la oposición de la familia.

Según los investigadores en sexualidad de adultos mayores, en esta etapa se establecen relaciones de mayor calidad, con una entrega completa del ser humano. Vale decir, comparativamente con la fase juvenil o adulta, hay menos cantidad, pero eso se transforma en un punto secundario.

¿Qué podemos sugerir?

Las disfunciones sexuales tienen tratamiento en todas las etapas de la vida.

Consulte al médico sexólogo. Su vida sexual es un elemento fundamental en su salud y su calidad de vida.

Libérese del esquema de la juventud. Quizá es mejor pensar en experimentar placer y sentirse en íntimo contacto más que lograr un coito como los de antes.

Cuide su cuerpo, su atractivo personal. Recurra al médico, que puede sugerirle tratamientos hormonales o lubricantes en caso de necesidad.

Tómese su tiempo. Quizá su organismo ha perdido rapidez pero no la intensidad del placer ni la necesidad de compañía íntima.

Es fundamental el bienestar en todas las áreas de la vida, y la salud sexual es un derecho.

El ser humano es sexuado desde que nace hasta que muere, lo que va cambiando es la forma de manifestar dicha sexualidad en las diferentes etapas.

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