Liberaron ayer a la "señora cannabis" luego de 3 meses

Justicia. "Plantar lo que uno consume no es delito", aseguró

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VIVIANA RUGGIERO

La argentina de 66 años Alicia Castilla estuvo 94 días en prisión por tener 29 plantas de marihuana en su casa de Atlántida. Ayer quedó en libertad. "Estoy emocionada y demostraré que plantar lo que uno consume no es delito", dijo a El País.

El sábado cumplió 90 días en prisión. La Suprema Corte se negó el lunes a otorgarle la libertad provisoria por gracia. Sin embargo en la tarde de ayer, el fiscal del caso, Fernando Valerio, accedió al pedido de libertad condicional presentado por su defensa. La "señora cannabis" obtuvo así su libertad y ahora deberá esperar la sentencia. Según su defensa la resolución "demorará".

Castilla confesó que los últimos días comenzó a "resignarse" y, de alguna manera, a asumir que continuaría en prisión. Su caso, sin embargo, tuvo un giro en las primeras horas de la tarde de ayer cuando el director del CNR (donde estaba recluida) le transmitió que quedaba en libertad.

"Emoción, sentí emoción. Y ahora que estoy libre pienso que, tal vez, mi encarcelación fue un mal que por bien no venga. Yo estaba en el lugar equivocado y en el momento equivocado, pero no estaba cometiendo un delito. Sin embargo mi caso posibilitó que la sociedad uruguaya se siente a discutir un tema injusto. Creo que es una injusticia que una persona vaya presa por plantar lo que consume", dijo Castilla a El País.

Mientras estuvo en la cárcel su figura tomó relevancia y su caso tuvo mucha repercusión en Argentina. Grupos activistas se convocaron ante la Suprema Corte de Justicia para exigir la despenalización del auto-cultivo y su libertad. Mientras, en el Parlamento se discutieron proyectos de ley diferentes sobre el tema. De hecho diputados que redactaron alguno de ellos la fueron a visitar a la cárcel.

"La conciencia de estar siendo el pivot de un movimiento social que puede significar la primer despenalización a nivel mundial hace posible la sobrevivencia en la sucursal del infierno", escribió en prisión.

La activista argentina entiende que "mucha gente luchó" para ayudarla a ella y a otras 350 personas en prisión por la misma causa. "Hubo gente que me dijo que sentía vergüenza de ser uruguaya mientras yo estuviera presa. El 90% de los trabajadores del CNR me dijo que sentía vergüenza de que yo estuviera presa. Me comentaban que mi caso había sido discutido en el núcleo familiar. Es una gratificación para mi persona", dijo.

La escritora de los libros Cultura Cannabis y Cultivo Cannabis comenzó a redactar su tercera publicación adentro de la cárcel. Además de contar su experiencia personal e intentar "sacarle el demonio" al tema, plasmará "el fracaso de la guerra contra las drogas".

"Lo viví. Estuve con gente que consume, vende y negocia con la pasta base. Y vale la pena explicar que metiéndolos en la cárcel no se resuelve nada. Salen mucho peor porque adentro aprendieron más", aseguró. Además de terminar su libro y ordenar su casa de Atlántida tiene previsto continuar militando por la legalización. De hecho mañana estará presente en la manifestación que se realizará en el Parque Rodó.

LLEGADA. Alicia Castilla llegó a Uruguay en noviembre de 2010. Compró una casa en Atlántida con el objetivo de pasar "tranquila" y "lo más desapercibida posible". Dos meses después y debido a la denuncia de un cultivador español, la policía allanó su casa y encontró 29 plantas de marihuana. Fue detenida y a prisión. "Estaba navegando en un lago y de repente vino un tsunami. Yo no estaba preparada para eso".

Estuvo 45 días en la Cárcel de Canelones. "Fue durísimo. No puede existir una cárcel como la de Canelones", dijo. "Sordidez", "violencia", "suciedad", "ratas por doquier", "cucarachas en las camas", "piojos". Todas esas palabras resumen, según Castilla, el recinto penitenciario de Canelones.

Tras varias solicitudes fue trasladada al CNR. "No es un hotel pero es otra cosa. El problema es que es un centro de rehabilitación y yo no estaba en rehabilitación, no tenía actividades asignadas". relató. Así fue que logró obtener una laptop a través de la cual se enteraba "del afuera" y comenzaba a redactar su historia en Uruguay.

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