Un estudio sobre Latinoamérica expone las diferencias con los mejores en el mundo.
Los liceales uruguayos tienen un retraso en su nivel educativo de cinco años con respecto a los alumnos de Shanghai o Singapur, que son los mejores del mundo de acuerdo a las pruebas PISA. Con respecto al promedio de la OCDE, la diferencia de escolaridad es de dos años.
Un reciente estudio sobre la educación en América Latina, señala que en base a los resultados de las últimas pruebas PISA (2012), hay un año de escolaridad cada 41 puntos de diferencia entre un país y otro. "La diferencia entre el puntaje de los países de América Latina y el de Shanghai, China (el líder del ranking), equivale a cinco años de escolaridad. En efecto, en Pisa 2012 todos los países latinoamericanos se desempeñaron entre los veinte con los peores resultados en matemática, lectura y ciencia, de los 65 que participaron en la prueba", sostiene el trabajo.
Los alumnos chinos de Shanghai obtuvieron 613 puntos, mientras que los liceales uruguayos alcanzaron un promedio de 409 puntos. Esto hace 204 puntos de diferencia, equivalentes a casi cinco años de escolaridad. Es decir, un alumno uruguayo de 17 años alcanza un nivel de aprendizaje equivalente al de un estudiante chino de 12.
"Las pruebas internacionales revelan que América Latina se está quedando atrás", sostiene el informe Construyendo una educación de calidad: un pacto con el futuro de América Latina, de la organización Diálogo Interamericano, presentado esta semana en la sede argentina de Organización de Estados Iberoamericanos.
El documento está firmado por los expresidentes Ricardo Lagos (Chile) y Ernesto Zedillo (México), y exministros de Educación o actores relevante del área.
"En matemática, por ejemplo, el alumno promedio de la región está más de dos años de escolaridad detrás del alumno promedio de la OCDE", especifica el documento.
También revela que en cada país hay más de dos años de diferencia de escolaridad entre los alumnos más pobres y los más ricos. Por ejemplo, en el caso de Uruguay, la brecha es de 2,6 años de escolaridad a favor del 25% más rico de los alumnos que participaron de las Pruebas Pisa.
Por otra parte, en un país promedio de la OCDE el 12% de los estudiantes alcanza los niveles más altos de desempeño de la prueba, que implican el uso de pensamiento crítico y evidencia en ciencias, matemática y lectura, mientras que en Chile y Uruguay (los países con mejor desempeño en la región) menos del 2% alcanza esos niveles destacados.
Debate.
El documento que supera las 200 páginas, propone alternativas para mejorar el rendimiento educativo de la región. Considera que los sistemas educativos en América Latina "se enfocaron principalmente en el conocimiento académico, que otorga más importancia al dominio de los contenidos que a cómo se procesa e integra ese conocimiento adquirido".
Explica que para potenciar competencias cognitivas no tradicionales, los sistemas educativos deben poner el foco en los procesos del pensamiento en contraste con los productos del pensamiento.
"El aprendizaje basado en la realización de proyectos y la resolución de problemas sobre materiales nuevos y complejos puede fomentar el desarrollo de estas competencias", indica.
A modo de ejemplo detalla casos en Singapur y Japón, que son los países con los mejores puntajes promedio en la sección de resolución de problemas en PISA.
"En Singapur, tanto el currículo como las evaluaciones se revisaron en 1997 para darle mayor importancia a habilidades de pensamiento de orden superior y resolución de problemas. La incorporación de estas habilidades se lleva a cabo de forma independiente en cada una de las disciplinas (ciencias, ciencias sociales y matemática)", explica.
Por ejemplo, el currículo de ciencias se basa en la investigación científica, lo que permite que los estudiantes se involucren con un problema científico, recolecten e interpreten evidencia y hagan inferencias. En ciencias sociales, se busca perseguir una mentalidad de cuestionamiento, que involucra la revisión de evidencia para fundamentar puntos de vista, mientras que en matemática se pide a los estudiantes aplicar modelos matemáticos a situaciones reales.
En Japón, en tanto, se llevó a cabo una reforma curricular en la década de 1990 para reducir el contenido curricular y abrir más espacio para profundizar en el aprendizaje. En esta reforma se implementó un nuevo curso llamado Aprendizaje integrado, basado en proyectos para entender problemas complejos, como el bienestar social, la salud, los problemas ambientales o internacionales. Este curso busca que la experimentación y la observación permitan que los estudiantes descubran múltiples soluciones a problemas con distintas aristas.
Evaluación.
El trabajo observa que "en general las evaluaciones internacionales proporcionan gran cantidad de información que no se utiliza lo suficiente" y destaca que los datos pueden ser muy útiles para realizar análisis profundos de los factores contextuales que explican los resultados, o para comparar con rigor el desempeño de un país con el de los sistemas educativos de todo el mundo. Esta información es muy útil a la hora de diseñar e implementar reformas de política o mejoras específicas en los sistemas educativos".
El documento destaca que en Uruguay se haya creado el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed), lo que entiende en el marco de un "afianzamiento muy evidente en los sistemas de evaluación educativa de América Latina en la última década".
LA MALA NOTA QUE NOS DESNUDA