LA ENTREVISTA DEL DOMINGO
En el momento en que el turismo rompe récords de ingreso de extranjeros año a año, la ministra de Turismo Liliam Kechichian celebra el buen pasar del turismo en Uruguay, pero advierte que aún tienen tarea por hacer para permitir lograr "desestacionalizar" varios destinos costeros.
La ministra dijo a El País que confía en que el Frente Amplio gane las elecciones en 2019 y espera que se apueste a una renovación generacional en las candidaturas.
El turismo viene creciendo de forma exponencial. ¿Hay espacio para seguir?
Sí hay lugar. Nuestro programa de gobierno hablaba de llegar a los 2,8 millones de turistas. El año pasado ya cumplimos. Hay lugar para seguir creciendo, porque el país ha tenido una apuesta muy importante en la hotelería y no solo en la costa montevideana, sino en todo el país. Uruguay durante años manejó el turismo como un monocultivo: sol y playa. Esto viene cambiando. Para conquistar nuevos mercados tuvimos que trabajar en la creación de nuevos productos. Allá apareció el turismo náutico, el LGBT, el turismo rural. Eso nos permite salir a conquistar nuevos mercados. No solo con los habituales: Argentina, Brasil, Paraguay. También Colombia y todo el Pacífico, además de en México hay una apuesta muy fuerte.
—¿Para el próximo período dónde se debería poner la nueva meta?
—Este año llegamos a los 4 millones. En este diciembre de 2017 entró más gente que en diciembre de 2016. Las nuevas metas se van a discutir en la interna del Frente para la próxima campaña.
—¿Es razonable pensar en alcanzar los 6 millones de turistas?
—Posibilidades tenemos. Pero no quiero plantear una cifra antes de dar la discusión. Hay que pensar y lograr un análisis completo. Además de planificar un programa de turismo sostenible y sustentable en el tiempo.
—Todavía se plantea que Punta del Este y gran parte de la costa son solo para verano. ¿Es una intención del gobierno revertirlo?
—Por supuesto, es un tema presente. La inversión pública más grande para desestacionalizar Punta del Este ha sido la construcción del Centro de Convenciones, que tiene su máximo trabajo entre marzo, abril y noviembre. Es un lugar que no se impone de un día para el otro, pero funcionó a la perfección con el China-Lac. Por supuesto que la desestacionalización nos preocupa. Pero se ha avanzado mucho. La ecuación fue cambiando.
—La discusión por los precios en Punta del Este es un tema de todos los años. ¿Cómo se trabaja eso desde el ministerio? Ahora hay argentinos que dicen que ese destino está barato para ellos pero para muchos uruguayos está muy caro.
—Esto pasa en Punta del Este, en Ibiza y en otros lugares turísticos del mundo. Siempre se elevan los precios durante las temporadas altas. En estos últimos años hay una presencia mayor de uruguayos, pero te diría que fundamentalmente para los argentinos, se ha vuelto accesible, porque al igual que para el resto de los extranjeros hay una serie de beneficios que hemos impulsado: la devolución del IVA.
—Claro, pero para el uruguayo medio se torna más difícil veranear en Punta del Este.
—Cuando hicimos el decreto de devolución del IVA a los extranjeros también los incluimos a los uruguayos, pero restando el 9%. En el imaginario Punta del Este estuvo muy lejano al uruguayo medio y en estos últimos años ha habido un cambio muy importante. Primero porque Uruguay ha crecido económicamente, segundo porque el ingreso de las familias también ha mejorado. Obviamente hay una buena parte de los uruguayos y de las personas que tienen ingresos medios o medio-bajos para los que aún es un destino un poco inaccesible. Pero cada vez más los uruguayos han podido acceder a Punta del Este; es una realidad.
—¿Cómo ha sido la relación con el sector empresarial?
—Hemos tenido una relación madura. Hay canales de diálogo permanente. Algunos empresarios podían manifestar que el éxito que estamos viviendo no responde a políticas implementadas, y las campañas de promoción… Algo que sintetizan en el "Gracias, Macri" (por el presidente argentino). Nosotros sí hemos enfrentado duramente esa concepción, porque algunas medidas que tomó el gobierno argentino eran para que los que salían lo hicieran a cualquier destino. Si vinieron a Uruguay es porque Uruguay algo bien ha hecho. El turismo había empezado a crecer fuertemente antes de la llegada de Macri. Sin duda que sus medidas, que contrarrestaron las del anterior gobierno, favorecieron a Uruguay. Pero si vinieron acá es porque hicimos bien las cosas. Y hemos trabajado mucho la "marca país". Hoy se puede mencionar a Uruguay en el mundo y lo conocen todos. Antes tenías que estar hasta una hora explicando dónde quedaba y que no éramos Paraguay. Somos los del Ceibal, los de la trazabilidad de la carne, los de la agenda de derechos, los del matrimonio igualitario, somos los de Suárez y Cavani, somos los del presidente (José) Mujica.
—¿Y somos también los de la marihuana legal?
—Bueno, para alguna gente, claro. Cuando se sintetiza una medida fuerte, como el animarnos a buscar un camino alternativo al combate al narcotráfico, el extranjero cree que podemos llegar a ser un país cannábico. O que se puede hacer turismo cannábico. Pero el decreto es bien claro.
—¿Es complicado para el ministerio hacer entender eso?
—No, no lo ha sido. Nuestro discurso ha sido bien claro. Sí pasa que cada tanto aparecen extranjeros que van a comprar marihuana a las farmacias. El discurso del gobierno ha sido firme: Uruguay no va a tener turismo cannábico nunca.
—¿Así, tan categórico? ¿No podría ser una veta a explorar, como pasa en Ámsterdam?
—No, definitivamente no. Porque todo este planteo tiene que ver con una lucha contra el tráfico. Nosotros pretendemos combatir el uso de las drogas, y no que sea un elemento de promoción de ninguna cosa. Para combatirlas empezamos a transitar este camino que vamos a ver qué resultado da. Los otros caminos han dado un fracaso tremendo. Definitivamente, no. Nunca lo veré como una herramienta o elemento para atraer gente al Uruguay.
—¿Qué tienen en el debe aún como ministerio?
—Los temas de accesibilidad. Tenemos mucho para trabajar en mejorar los accesos para personas con capacidades diferentes. Aún estamos lejos, los públicos y los privados, de poder dar una respuesta cabal. Cuando hablamos del turismo como un derecho humano, a veces tenemos una mirada hemipléjica sobre el acercarle el turismo a los que menos tienen. Pero si hablamos de equidad tenemos una enorme deuda, ética y moral, con las personas que tienen algún tipo de discapacidad. Además de eso tenemos muchas cosas para avanzar en otras áreas. Por ejemplo, en Navidad vino un crucero y los turistas que bajaron a Montevideo se encontraron con que todo estaba cerrado. Todavía ahí no hemos hecho entender que es necesario cambiar algunas conductas. Estaría bueno y necesario pagarle el triple a alguien que trabaja en un feriado pero dar una imagen de país en funcionamiento.
—Viendo los buenos resultados en turismo, ¿cree que el Frente Amplio debería explotarlo más desde lo político?
—Creo que se ha avanzado mucho. Mi fuerza política, y todo el sistema en general, tuvo con el turismo una relación muy esquizofrénica. Muy de mirar las servicios de costado. Costó al sistema político y le costó mucho a la izquierda, entender que el turismo no era solo drogas, prostitución y algo para los ricos. Entender que era una actividad económica de primer nivel, que también es cultura, es educación y relacionamiento entre los pueblos. Hoy impactamos más de 7 puntos en el PIB. No hay ningún político que se precie de ser serio y responsable que no pueda mirar el turismo con la fuerza y la importancia que tiene. ¿Si lo tiene que explotar más? Y bueno sí, capaz que sí.
—¿Cómo observa la marcha del actual gobierno?
—Se ha avanzado mucho y tenemos que seguir avanzado. Es lógico que la gente después de conquistar muchas cosas… Hoy nadie se acuerda que hace 15 años pagar la mutualista de toda la familia era terrible. Ahora te podés quejar que hay que hacer un poco más de cola, porque el Fonasa amplió esos derechos. Pero creo que es un avance extraordinario en el país. El Uruguay se olvidó del país de los apagones. El balance es altamente positivo.
—¿Los líos internos del partido de gobierno pueden opacar esos logros que usted señala? Este año el tema del exvicepresidente Raúl Sendic estuvo muy presente, por ejemplo.
—Sí, sin duda. Y hace bien la gente en tener sensibilidad a esas cuestiones. La gente en el 2019 cuando vaya a poner el voto va a hacer el balance de cómo cambió su vida. Creo que el episodio de la renuncia del vicepresidente tuvo a la fuerza política actuando con madurez y pusimos la vara muy alta.
—¿Qué futuro electoral le ve al Frente Amplio en las elecciones de 2019?
—Sí creo que va a haber un nuevo gobierno del Frente. Las elecciones se ganan con propuestas y con personas creíbles. Nosotros tenemos un abanico de hombres y mujeres que pueden encarnar el nuevo programa con gran altura. Eso no quiere decir que no tengamos que mirarnos con autocrítica. En algunos temas hay cierto agotamiento y hay que profundizar. Eso no quiere decir que no vaya a ser una elección sin lucha.
—¿Están en deuda con la renovación en su partido?
—Sí, un poco en deuda está, es un tema que a las fuerzas políticas les cuesta mucho. Pasa en todos los partidos. Es un camino que hay que transitar. Que no significa que nada de lo anterior no sirva. Creo en los equilibrios. Nada nuevo se hace sin lo mejor de lo que viene. Soy bastante militante de la renovación.
—¿Visualiza algún candidato que encarne esa renovación frenteamplista?
—Sí lo visualizo, pero no lo voy a decir porque creo que no ayuda. Tengo apego a las normas del Frente. Será el pueblo frenteamplista el que deberá definirlo. No ayudamos en nada tirando nombres.
—El líder de su sector político, Danilo Astori, tiene 77 años y pretende volver a pelear por la presidencia. ¿Es renovación?
—Lo que dije antes: es el pueblo frenteamplista quien debe resolverlo. Estará en lo más íntimo de esa persona, que además le ha hecho un aporte a la izquierda y al Uruguay muy grande. Estará en él, si decide o no. Del aporte que ha hecho no puede dudar nadie. Pero luego será el pueblo frenteamplista el que tome la decisión.
"Valizas es mi lugar en el mundo "
-¿Dónde pasa sus vacaciones?
—Durante muchos años las pasé en Valizas, es mi lugar en el mundo. Las dunas, el arroyo y esa playa es de lo más lindo que tiene el Uruguay. Hace unos años empecé a ir a Piriápolis y sus alrededores: Playa Hermosa, Punta Colorada, Punta Fría, y este año voy a salir en Carnaval a Piriápolis.
—¿Qué recomendación le haría a un turista que llega por primera vez al país?
—Sin ninguna duda Punta del Este es la estrella. José Ignacio es otro lugar, y buena parte de Rocha tiene algunas playas que no se pueden ir sin conocerlas. En verano nuestra costa es impresionante, pero la región termal tiene una calidad de servicios excelente; se han desarrollado hoteles cinco estrellas. Colonia es un lugar increíble. Se ha desarrollado mucho todo lo que tiene que ver con las bodegas de Canelones, que son paseos muy completos. No es para quedar bien con todos lados, pero realmente se ha logrado una oferta muy amplia.