Francia sufrirá pérdidas de varios miles de millones de euros en el sector de la agricultura, a raíz de la sequía que afecta al país, por lo que el gobierno de Jacques Chirac dispuso hoy ayudas inmediatas por 500 millones, declaró hoy el ministro Hervé Gaymard.

Los afectados piden además un año blanco , es decir la postergación del pago de los impuestos y de las cargas sociales, como una forma de resarcimiento.

El próximo otoño boreal, que el primer ministro Jean-Pierre Raffarin esperaba decisivo en el frente de lo que el gobierno define como la modernización de Francia , se vio precedido por un verano de temperaturas imprevisibles que complicaron la situación económica y política.

Los diez mil muertos provocados por el calor, una cifra que generó duras polémicas, son -según los observadores- el peor pasaporte para el gobierno que tiene la intención de ir directamente a las reformas.

En el paquete anunciado hoy por el ministro de Agricultura, Gaymard, hay 180 millones de euros más destinados al Fondo Nacional de Garantías para las calamidades agrícolas, que entregará las primeras asignaciones a las familias afectadas a fines de septiembre.

El decreto de urgencia decidido por el gobierno en una reunión dedicada a la sequía, quizás también para evitar abrir otro frente peligroso, el de los agricultores, prevé préstamos a tasas reducidas para aliviar la situación de las empresas y 20 millones de euros para los casos más graves.

Para Gaymard, los daños económicos suben a más de "mil millones de euros", pero el ministro admitió que puede llegar a 4 mil millones.

Por su parte, se mostró satisfecho el FNSEA, principal sindicato de los agricultores, según el cual la decisión del gobierno "va en la dirección esperada".

Queda sin embargo en la mesa de los pedidos la postergación del pago de impuestos para todo el sector, el llamado "año blanco".

Jean-Michel Lemetayer, el presidente de la entidad, recuerda que entre el hielo, las inundaciones y la sequía las pérdidas exactas son imposibles de evaluar pero se acercan a niveles peligrosos.

El efecto conjunto del calor y la sequía que desde hace seis meses afecta al territorio francés amenaza a 74 departamentos, obligados aún a cuidar el consumo de agua.

En algunas zonas no llueve desde hace tres meses: unas 55 de estas regiones pidieron que se declarara el estado de calamidad y adecuadas indemnizaciones.

Las caídas de la producción varían entre el 20 y el 40 por ciento, pero el sector más afectado es el ganadero porque el forraje disminuyó notablemente.

La producción de cereales se redujo también en 50 por ciento en la mayor parte del territorio: Cada semana de buen tiempo -explicó Lemetayer en referencia al calor agobiante y la falta de lluvias- hace aumentar la cifra de las pérdidas sobre todo para el sector ganadero . (ANSA).