El expresidente Mujica compartió este mediodía un asado junto al cineasta Emir Kusturica, el embajador mexicano y otros invitados. El rey emérito Juan Carlos de España llegó en la tarde a la chacra y también está previsto que Mujica tenga una reunión con el líder cubano, Raúl Castro.
El ahora expresidente José Mujica pasó la primera tarde de esta nueva etapa de su azarosa vida en su chacra y en el “quincho” de su amigo Sergio Varela, lugar de tantas comidas y agasajos durante los últimos cinco años.
Ya de sandalias y con una confortable “guayabera”, Mujica comió un asado con pamplonas y ensalada de lechuga y rusa, acompañados de agua y Coca-Cola con un grupo relativamente reducido de personas. Compartió la mesa con su esposa, Lucía Topolansky, el cineasta serbio Emir Kusturica, el embajador mexicano Felipe Enríquez y el canciller azteca José Antonio Meade.
Cuando Mujica salió, acompañado de su esposa, quería huir del agobiante asedio mediático y le dijo a los periodistas que lo esperaban que era “la sexta o séptima vez” que hablaba con ellos en el día, y pareció suplicar por un poco de paz. “¿Por qué no me aflojan un poco, muchachos? Ténganme piedad. Parénse en la puerta de Tabaré Vázquez, a hacerle el aguante”, aconsejó. Como siempre, Mujica había tenido que sacarse cantidad de fotos con sus admiradores antes de subir a su Fusca y conducirlo hasta su casa con su esposa sentada a su derecha.
De todas formas, llegó a decir que tenía “empila” de actividades previstas y que charló con Kusturica de la película que filma sobre su vida. Se llamará “El último héroe”. La película, contó Mujica, empieza con lo ocurrido ayer. Luego se subió a su Fusca celeste porque quería mostrarle a Kusturica, que lo siguió en otro auto, cómo es su chacra.
Tras una media hora, Kusturica volvió al “quincho de Varela” donde tomó vino y charló en inglés con su equipo sobre literatura latinoamericana. Los integrantes del equipo de Kusturica, que llegó el viernes pasado a Uruguay, dijeron que el cineasta se “enamoró” de Uruguay y que ahora planea quedarse más de lo inicialmente previsto, quizás hasta las elecciones municipales de mayo.
Seguramente, Mujica había querido descansar un rato antes de recibir al rey emérito de España, Juan Carlos de Borbón, que se había anunciado para las cinco de la tarde.
En el “quincho” se quedaron charlando Varela y el ahora ex prosecretario de la Presidencia de la República, Diego Cánepa, un hombre de confianza de Mujica que no tendrá lugar en el gobierno de Vázquez. Cánepa estaba contrariado porque no se había enterado de la realización del almuerzo y Varela le explicaba una y otra vez que se había organizado con muy poca anticipación. De hecho, en el almuerzo participaron funcionarios de la embajada mexicana, integrantes del equipo de Kusturica, miembros de la familia de Varela y los hombres de la seguridad de Mujica que habían impedido el acceso de los periodistas mientras se desarrolló la comida. Cánepa tiene la intención ahora de participar en la campaña para las elecciones municipales, apoyando la campaña de la esposa de Mujica a la Intendencia montevideana. Luego decidirá entre varias ofertas laborales privadas para trabajar en estudios jurídicos del exterior. También tiene ofertas de la ONU.
Varela luego se quedó charlando con el presidente de Cambadu, Mario Menéndez, otro habitué del “quincho” y rememoró como hace muchos años empezó a decir que Mujica terminaría siendo presidente y como ese augurio fue visto con escepticismo por sus hijas.
Juan Carlos.
El rey español fue puntual pues a las 16.55 pasó delante del “quincho” en un comitiva de varios vehículos, precedida de motos de la Policía Caminera y cerrada por una camioneta de la Guardia Republicana. Juan Carlos saludó sonriente desde adentro del auto con su mano derecha mientras la izquierda descansaba en un bastón. Algunos vecinos se habían acercado a verlo con banderas uruguayas. La policía apostada en el camino de balasto que une el “quincho” con la chacra del ex mandatario impidió que la prensa se acercara hasta sus accesos. Los agentes, hombres y mujeres, se mostraron amables pero firmes.
Mujica, según se pudo apreciar en las fotos que difundió la Casa Real de España, se había cambiado de camisa y calzado y recibió a Juan Carlos y a quienes lo acompañaban en el jardín de su casa junto a la senadora Topolansky. El monarca había dicho que quería conocer la chacra y Mujica dijo que lo recibiría gustoso porque Juan Carlos lo había tratado “fenómeno” durante sus visitas a Madrid.
La reunión en la chacra duró una hora y media tras lo cual la comitiva de Juan Carlos se alejó rápidamente por el camino vecinal. La noche caía sobre Rincón del Cerro y estaba terminando la primera jornada de Mujica como ex presidente.
Juan Carlos: “Uruguay es ejemplo”
El rey emérito de España, Juan Carlos de Borbón, abdicó el año pasado en su hijo que ahora reina como Felipe VI. Su figura se había visto afectada por distintos escándalos por lo que el rey, que tuvo un rol clave en el proceso de transición a la democracia española tras la muerte del dictador Francisco Franco, decidió dar un paso al costado para evitar un deterioro mayor de la imagen de la institución monárquica. Pero Juan Carlos también tuvo un rol en otra transición a la democracia, la de Uruguay. En mayo de 1983 vino a Montevideo junto a su esposa, la reina Sofía, y se reunió en la embajada española en Pocitos con varios dirigentes políticos opuestos a la dictadura, para irritación del gobierno militar que llegó a creer que su visita lo legitimaría.
Ayer sostuvo que Uruguay es “un excelente ejemplo en Iberoamérica de cómo es posible convivir democráticamente con las diferencias de puntos de vista sobre políticas concretas, pero manteniendo un compromiso con la vigencia de sus instituciones políticas y el mejoramiento de las condiciones de vida de sus ciudadanos”. Juan Carlos visitó Uruguay por tercera vez.
Un cineasta que sigue a Mujica por todas partes
Kusturica comenzó a filmar su película sobre Mujica en 2013 y su equipo ha seguido por el mundo al ahora expresidente. Lo acompañó, por ejemplo, durante su visita al presidente estadounidense Barack Obama en mayo de 2014. Ayer Kusturica conversó con el expresidente con la ayuda de una traductora ya que no habla español. Se expresa en un inglés lento y con fuerte acento.
El serbio, que ha sido acusado de promover posturas de un nacionalismo extremo, paseó silbando con las manos en los bolsillos alrededor del “quincho”. El cineasta tiene 60 años, nació en Sarajevo y es un crítico de Estados Unidos. Nacido musulmán, se convirtió al cristianismo y tiene posturas prorrusas.
vea la fotogalería