El presidente José Mujica aseguró que durante su mandato no se permitirá la compra de tierras uruguayas por parte de Estados extranjeros. El tema, que genera inquietud entre los productores, está siendo analizado por la Asociación Rural.
La intención de países como China y Arabia Saudí que expresaron al gobierno su intención de comprar porciones de tierra para desarrollar producciones lecheras, genera preocupación a Mujica, y así lo transmitió el miércoles pasado, en el marco de una reunión que mantuvo con la Directiva de la Asociación Rural del Uruguay (ARU) en la Expo Prado.
En ese encuentro, el mandatario advirtió que existe una tendencia que llevaría a que haya tierras uruguayas que podrían pasar a manos de Estados extranjeros. Actualmente, sí ocurre que empresarios del exterior adquieran campos para llevar a cabo diversos emprendimientos agropecuarios.
Ayer, al ser consultado por los periodistas en el marco de una visita al Cuartel de los Blandengues de Artigas, el presidente volvió a mostrar su inquietud por esta temática, y dijo que tuvo contacto con países interesados en comprar tierras en territorio uruguayo.
En sus escuetas declaraciones, Mujica dejó en claro su posición al respecto: "Mientras yo esté de presidente no va a haber extranjerización de la tierra" por parte de Estados.
Tras la reunión con el presidente, la ARU resolvió seguir analizando el tema, ya que se trata de una situación que genera preocupación a los productores, dijo el presidente de la gremial, Manuel Lussich.
"Nadie quiere que vengan países a instalarse en Uruguay", dijo ayer el dirigente ruralista en declaraciones a radio El Espectador. Sin embargo, Lussich indicó que se trata de un fenómeno "todavía bastante remoto", ya que normalmente los países que realizan esas inversiones buscan "superficies (de tierra) realmente importantes que en Uruguay no existen".
CONCENTRACIÓN. El ministro de Ganadería, Tabaré Aguerre, también se refirió ayer a este tema. Dijo que "es preocupante la extranjerización cuando uno ve que hay países que están comprando pedazos de otros países, como China o Corea que está comprando regiones enteras de África".
"Desde el punto de vista de Uruguay la extranjerización no ha sido mala, ha traído innovación, capital, ha dinamizado al sector agropecuario uruguayo. Aunque es cierto que ha dejado a gente por el camino y ese el lado negativo", indicó Aguerre.
El ministro explicó que más que la "extranjerización" al gobierno le preocupa la "concentración" de la tierra en pocos productores, porque esa situación siempre termina perjudicando a los más pequeños.
"Tratemos de generar modelos de producción que no sean concentradores y que nos permitan mantener por los menos a los productores", dijo ayer el ministro, tras almorzar con la Directiva de la ARU en la Expo Prado. "Lo que debemos desarrollar son procesos productivos innovadores, diferenciadores con alto valor agregado que nos permitan pagar buenas remuneraciones para hacer una buena distribución de la riqueza", añadió Aguerre.
"Y eso se puede hacer con un modelo de 33.000 productores ganaderos o con 30 grandes empresas. Nosotros estamos trabajando en este país para la permanencia de los productores que han podido sobrevivir y sortear episodios muy negativos tanto por efectos climático como por el endeudamiento", dijo el ministro durante su visita a la Expo Prado.
Arabia Saudí es el mayor comprador
A nivel internacional, el fenómeno que se conoce como "extranjerización de la tierra" ocurre de dos maneras: a través de la compra campos por parte de empresarios del exterior, y también por parte de Estados. En muchos casos, esas empresas tienen participación de los países interesados en administrar tierras fuera de fronteras. En ese contexto, el país que más se destaca es Arabia Saudí, que ha comprado superficies fértiles en África, sobre todo en Etiopía y Sudán. El país árabe, que cuenta con fondos frescos para realizar este tipo de inversiones gracias a sus millonarios negocios petroleros, también firmó en 2008 un acuerdo para invertir US$ 4,3 millones en Indonesia, con la adquisición de 500.000 hectáreas para explotar plantaciones arroceras.