Ginebra - El suicidio se ha convertido en un grave problema de salud pública pues provoca casi la mitad de todas las muertes violentas con casi un millón de víctimas anuales y costes económicos que se elevan a varios miles de millones de dólares, dijo hoy en Ginebra la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Según esta agencia de las Naciones Unidas, se producen más muertes por suicidios que sumando los homicidios y las víctimas de las guerras, lo que ha llamado la atención de varios expertos en salud.
El responsable del área de Transtornos Mentales y Cerebrales de la OMS, José Bertolote, afirmó que esto significa que cada 40 segundos alguien se quita la vida en el mundo.
Sin embargo, por cada suicidio que se concreta pueden producirse hasta veinte intentos fallidos, que provocan lesiones, hospitalizaciones, así como traumas emocionales y mentales en la persona.
Bertolote resaltó que si se considera este dato, alguien intenta suicidarse cada segundo.
A nivel mundial, el suicidio representa el 1,4 por ciento de la carga de morbilidad y sus efectos psicológicos y económicos repercuten fuertemente y por largo tiempo en el entorno de la víctima.
En un nuevo estudio difundido con motivo de celebrarse hoy el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, la OMS precisa que en la mayoría de países europeos "el número anual de suicidios supera al de víctimas de tránsito".
Entre los países que informan sobre estos casos, las tasas más altas se dan en Europa del este y las más bajas sobre todo en América Latina, los países musulmanes y algunos de Asia.
La OMS reconoce que dispone de poca información sobre la situación en los países africanos, pero cree que la incidencia en ese continente es más bien baja.
Al respecto, el experto Bertolote explicó que, contrariamente a lo que muchos piensan, la pobreza no es un factor de riesgo en sí misma, sino que son más bien circunstancias como la pérdida del empleo y el consiguiente deterioro del nivel de vida las que llevan a las personas a la depresión, a perder su autoestima y las ganas de vivir.
Entre los países que registran las mayores tasas de suicidios están Finlandia, Rusia, Bielorrusia, Ucrania y otros del ex bloque soviético, mientras que entre los países en desarrollo se encuentran Sri Lanka, Mauricio y Cuba, según el experto.
Esto -aseguró- no tiene relación directa con la situación sociopolítica de esos países, pues éstos presentan la misma tendencia prácticamente desde que existen registros a mediados del siglo XVIII.
Una explicación -continuó Bertolote- podría ser "la constitución genética específica que predispone al suicidio" de varias poblaciones de la ex Unión Soviética ubicadas principalmente alrededor del mar Báltico, aunque admitió "todavía no existen datos definitivos al respecto".
Igualmente, sostuvo que otros factores de riesgo son el consumo de drogas, de alcohol, así como el acceso a armas o sustancias venenosas.
Sobre este último factor, el presidente de la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio, Lars Mehlum, afirmó que "existe una clara relación entre los suicidios y la presencia de armas en los hogares" y citó los ejemplo de Estados Unidos, Canadá, Noruega y Australia.
En estos casos, la prevención más eficaz consiste en una legislación que restrinja el acceso a las armas y guardarlas en lugares seguros.
Asimismo, Mehlum recalcó la importancia de la prevención médica y de tratar tempranamente los casos de depresión que pueden conducir a intentos de suicidio.
"El suicidio no es inevitable, pues la mayoría de personas que lo intentan en realidad no desean morir, sino poder vivir como quieren", comentó.
Por otro lado, Bertolote subrayó que se ha establecido que la religión puede ser "un factor de protección contra el suicidio" como ocurre en los países musulmanes, cuyos valores rechazan totalmente tal acto lo que explicaría que sus tasas de suicidio sean las más bajas del mundo.
EFE