ARTISTA Y FILÁNTROPO
La Fundación celebra 10 años con exposición retrospectiva y ballet al aire libre.
Si usted está en el este uruguayo seguramente tendrá una silla playera. Y si ambas circunstancias están alineadas, al igual que los astros (el pronóstico del tiempo es muy bueno), lo mejor que puede hacer esta noche es ir a la Fundación Pablo Atchugarry, ubicada sobre la Ruta 104, en el kilómetro 4.500 de Manantiales.
Coincidiendo con los primeros 10 años de existencia de la Fundación, se inaugura una muestra de Atchugarry titulada "Presencias y ausencias", antesala de un gran acontecimiento que ocurrirá desde las 21:00 horas con entrada libre: la actuación en el enorme anfiteatro del parque del Ballet Nacional, un espectáculo en el que Julio Bocca se despedirá de la conducción del cuerpo de baile del Sodre.
"Es un gran orgullo nacional que haya estado todos estos años contribuyendo a la cultura y al crecimiento del ballet nacional. Que la despedida de este gran hombre se haga acá es una experiencia única. Va a haber un público muy numeroso, porque hace cinco años se presentó el ballet nacional y tuvimos más de 5.000 personas. Esperamos un público realmente masivo", señala a El País el escultor Pablo Atchugarry.
El dueño de casa anticipa que habrá unas 1.200 sillas colocadas en este paraíso en el que la cultura y la naturaleza se funden de una forma única en Punta del Este, por lo que recomienda a quienes quieran ir a ver el espectáculo "que lleguen temprano para colocarse en un buen lugar y que traigan una reposera o una silla de playa".
El complejo está inmerso en un parque de esculturas de 25 hectáreas diseñado en diálogo con el paisaje, que ofrece un escenario natural para apreciar las obras de artistas nacionales e internacionales, en el que se ha puesto una especial atención en la diversidad de lenguajes expresivos. En total, son 63 las esculturas dispuestas en el terreno, siendo algunas de ellas verdaderamente monumentales.
Muestra.
La agenda para esta temporada, coincidiendo con los 10 años de la Fundación, incluye varios eventos y muestras, como la del propio dueño de casa. "Para nosotros es una fecha muy importante, porque poder mantener en funcionamiento una estructura como esta durante una década es un punto para remarcar en el recorrido. Yo pienso en la cantidades de niños que han pasado por acá en todo este tiempo, que han sido decenas de miles, y sé que cada uno de ellos se ha llevado una semillita que tal vez la pueda desarrollar a lo largo de su vida", señala Atchugarry.
"Es un punto importante, emotivo, que coincide con esta exposición retrospectiva de mis obras, que han venido en general de Europa y de Estados Unidos", agrega el escultor.
La capilla.
En breve, el padre Marino Colombo, cuya historia está íntimamente ligada a la de la familia Atchugarry, viajará a Uruguay desde Italia para inaugurar una de las novedades de la temporada: una austera y hermosa capilla construida por el arquitecto Leonardo Noguez, que aloja La Piedad, obra en mármol de Carrara que el escultor uruguayo hizo en su juventud y que tras un largo periplo encontró en Manantiales el lugar ideal para ser apreciada.
"La Piedad es otro punto de afecto muy importante. Esa obra la hice entre 1982 y 1983 en Italia y fue el motivo por el cual me quedé a vivir en ese país. Aparecieron nuevos encargos y nuevas situaciones y me quedé allá, donde vivo actualmente", dice Atchugarry.
"Para mí es un gran homenaje a Miguel Ángel, la temática de La Piedad acompañó a Miguel Ángel Buonarroti durante toda su existencia. Él hizo tres versiones a largo de su vida y hay una cuarta que se le atribuye. Terminó trabajando en La Piedad Rondanini a los 89 años", comenta.
Su versión de La Piedad ha tenido un itinerario por Italia, donde fue expuesta en distintas basílicas y museos. "La traje a Uruguay hace unos cuatro o cinco años y ahora tiene su espacio definitivo, en el que está sola", anota Atchugarry, recordando que en su momento la obra también generó polémica.
"La escultura, como toda obra de arte, siempre tiene sus apreciadores y sus no apreciadores. Es una obra muy dramática, muestra el momento en el que María pierde a su hijo, cuando es condenado a morir en la cruz. Por lo tanto, mi interpretación es el dramatismo de la madre. La escultura, que es de mi periodo juvenil, tiene un desdoblamiento de cuerpo y de las facciones, no es una obra fácil", admite Atchugarry.
El dueño de casa.
A finales de los años setenta, tras haber participado en una serie de exposiciones colectivas en Montevideo, Buenos Aires, Porto Alegre y Brasilia, Pablo Atchugarry realiza varios viajes a España, Francia e Italia, para estudiar y profundizar sus conocimientos y técnicas artísticas. En Lecco (Italia) realiza en 1978 su primera exposición personal. Más adelante expondrá sus pinturas en ciudades como Milán, Copenhague, París, Coira, Bérgamo o Estocolmo.
En 2002, Carrara le concede el premio Michelangelo como reconocimiento a su trayectoria artística. Ese año verán también la luz varios proyectos importantes, entre los que destaca Ideali, una escultura realizada para conmemorar el 50º aniversario de la coronación del príncipe Rainiero, que se puede admirar en la avenida Princesse Grace de Mónaco (Montecarlo).
En 2009 realiza la obra Luz y Energía de Punta del Este en un único bloque de mármol de Carrara de cinco metros de altura, en conmemoración del centenario de la ciudad.
Actualmente, Atchugarry vive y trabaja entre Lecco y Manantiales, donde ocupa parte de su tiempo en el desarrollo de la Fundación.
El lugar donde florecen esculturas.
La Fundación Pablo Atchugarry (Montevideo, 1954) es una institución sin fines de lucro inaugurada en 2007. Fue creada con el espíritu de promover las artes plásticas, la literatura, la música, la danza y otras manifestaciones del hombre. Todo esto ocurre en un ambiente natural único, entre lagos y un paisaje ondulado en el cual germinan esculturas y otras manifestaciones artísticas de distintos autores.
En verano, otros cantos y otros instrumentos como violines, guitarras, pianos y voces, desde la lírica al canto popular, convergen en el festival de "Música entre naturaleza y arte".
En otoño, invierno y primavera, niños, jóvenes y "jóvenes de espíritu" visitan la Fundación, provenientes de escuelas, liceos y universidades de todo el país. Atchugarry vive en Italia, pero Manantiales ocupa un lugar especial en su vida.