1/2:  20130303 316x185 ()

2/2:  20130303 800x632 ()

EDUARDO DELGADO

Un grupo de padres denuncia que sufren un trato discriminatorio en los juzgados, donde las madres que incumplen sus deberes no son sancionadas. La Suprema Corte de Justicia está dispuesta a recibirlos si piden una entrevista a la institución.

"Desde hace tiempo existe una realidad en la mayoría de los juzgados con competencia en temas de Familia, donde el hombre es considerado solamente para abonar la pensión alimenticia y después prácticamente no tiene ningún derecho y la mujer es la que dispone sobre todos los demás temas atinentes a los menores", dice el abogado Carlos Freira, quien mantiene reuniones y conversaciones con un grupo de unos diez hombres que sienten se están violando sus derechos y los de sus hijos al complicar su relacionamiento.

En algunos casos, los hombres fueron denunciados por sus exparejas por su presuntas violaciones hacia sus hijos. Luego de descartar los abusos, la Justicia no tomó medidas ante la existencia de denuncias que a sabiendas eran falsas y a los padres se les sigue retaceando o prohibiendo ver a los niños a raíz de esa situación.

A los hombres "no se los mide con la misma vara", dice Freira a El País. "Y hasta encontramos con una inquietante asiduidad casos donde si el hombre incumple alguna disposición o comete alguna irregularidad se lo sanciona, pero si la mujer lo hace no hay ningún problema", agrega.

Freira aclara que "por supuesto" que hay sedes donde se cumple "íntegramente el principio de igualdad entre las partes", pero dice que "lamentablemente son las menos".

El tema "es conocido por todos los operadores jurídicos y es totalmente discriminatorio por una cuestión de género hacia los hombres", asegura.

En tal sentido, el abogado sostiene que puede detallar "un sinfín de expedientes donde las irregularidades son flagrantes, donde se viola permanentemente del principio de igualdad, se incumplen las normas procesales y se vulnera principalmente el derecho de los niños, que son a quienes más hay que proteger".

Freira resalta que el grupo de padres repudia la violencia de algunos hombres con sus parejas e hijos, y recuerda que el Código de la Niñez y la Adolescencia establece que "las visitas no son solo un derecho del padre sino principalmente que son un derecho del niño y los jueces no lo cumplen".

En la Suprema Corte de Justicia (SCJ), hay disposición para analizar la temática si el grupo de padres formaliza un planteo ante la Corporación.

El ministro Ricardo Pérez Manrique, experto en Derecho de Familia, reconoce que "hay una demanda permanente de grupos de padres que entienden son perjudicados".

"Creo que es un tema de casos concretos y si hubiera una tendencia hay que analizarla", dice el magistrado en diálogo telefónico con El País desde Guatemala, donde participa de una actividad oficial.

Para Pérez Manrique, "sería bueno que si esa gente piensa eso se manifieste a través de una nota a la Corte y veremos qué se puede hacer". "Si hay gente que tiene discrepancias con el funcionamiento del sistema judicial estamos abiertos a recibirlos y escucharlos. Más allá de los líos, es una actitud permanente de la Corte la apertura, escuchar a todos y ver qué soluciones puede haber", sostiene el magistrado.

Por su parte, la jueza Estrella Pérez Azziz, que trabaja en una sede de Familia desde hace más de 20 años, sostiene que "no hay discriminación" hacia los padres ni tampoco trato preferencial a las mujeres.

"Cuando he tenido que sacarle a una madre el niño porque interfiere con las visitas del padre como lo prevé el Código de la Niñez y la Adolescencia, lo he hecho", asegura.

Juan Baffa es parte del grupo de padres que integra el abogado Carlos Freira, y relata que hace ocho meses que no ve a su hijo. "Desde el 22 de junio no veo a mi hijo. Su madre lo sacó del club y del colegio al que iba y yo pagaba. Ni yo, ni mis padres, ni los tíos, ni los amigos tenemos contacto con él. La comunicación está bloqueada si bien la madre firmó un acuerdo de que iba a permitir la comunicación. Te presentás en el juzgado con actas y testigos que no son tomados en cuenta y no pasa nada. Es una situación muy violenta la que vivimos, bajo una presión y golpes permanentes, como que la Policía te esté llamando a cada rato por denuncias de la madre. Y el niño sufre, tiene miedo", relata Baffa en diálogo con El País. El hombre cuenta que su expareja, en los últimos ocho años, presentó varias denuncias en su contra por supuesta violación, abuso y maltrato del menor pero todas se archivaron. "Siempre que hace una denuncia, la Policía te llama e interfiere en las visitas. Nunca estás tranquilo con tu hijo porque estás paseando y al rato te están llamando de la Policía por una denuncia. Es vergonzoso y de esa forma el niño teme quedarse a comer", lamenta Baffa.