Parece que es paciente pero vende misoprostol

Aborto. La venta de la pastilla para interrumpir embarazos no es evidente | En una sala de espera del Pereira Rossell "Andrea" aborda disimuladamente a mujeres y vende cuatro pastillas por $ 2.500

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La mujer de mediana edad se sienta en uno de los bancos de la sala de espera de la Policlínica de Asesoramiento del Hospital Pereira Rossell. Con un papel de consulta en la mano se camufla entre las pacientes que aguardan para ser asistidas.

Son las 10 de la mañana. Desde allí la mujer, que dice llamarse Andrea, observa gestos y escucha conversaciones, calibrando a quien abordar para ofrecer Misoprostol -un medicamento indicado para úlceras estomacales y utilizado para provocar abortos- que es buscado por las personas cuyo motivo de consulta es interrumpir un embarazo. El método es considerado de los más seguros para abortar.

Pero el procedimiento no es obvio. Una periodista de El País se acercó a la sala de espera para corroborar cómo se desarrollaba la operación. Desde allí pudo comprobar que no existen señales ni palabras claves. Las mujeres no son escoltadas una vez que salen de la consulta y ni siquiera son sistemáticamente interceptadas en los pasillos del Hospital. El dato de que la seña para conseguir que alguna "vendedora" se acercara consistía en pasarse una mano por el pelo, no fue verificado.

Pero no sólo la cronista estaba en la búsqueda de las pastillas. Al salir de la consulta, una paciente conversó con su acompañante sobre lo que le habían recomendado. Uno de los métodos que le habían mencionado los médicos si quería abortar era Misoprostol. "Me dijeron que había unas pastillas y que era el método más seguro. Dijeron que me sentara medio alejada porque unas personas se me iban a acercar". La paciente no dijo quién le dio el consejo.

Fue recién después de más de una hora y media de espera que El País pudo comprobar cómo se desarrollaba el operativo. Una pareja joven salió de la consulta y, sin saberlo, fueron seguidos por "Andrea" al bajar por las escaleras (la Policlínica se encuentra en un entrepiso del Hospital de la Mujer).

Atrás de ellos, bajó la periodista. Cuando la mujer se dio cuenta de su presencia se desarrolló el siguiente diálogo:

-¿Vos venís para asesoramiento?

- Sí.

- A mí me sobraron estas pastillas y las vendo.

- ¿A cuánto?

-$ 2.500. Me sobraron ocho, pero cuatro ya las tengo encargadas.

-Ah, no sé. No son para mí. ¿Y si se decide después? Porque me dijeron que acá hay una mujer que vende.

-Sí, había pero cayó presa. Pero te doy mi teléfono. Me llamo Andrea.

Días después, la periodista volvió a la sala de espera de la Policlínica. Cuando llegó, a las 9 de la mañana, no vio a la mujer. Así que se sentó a esperar. "Andrea" apareció sobre las 11 horas y volvió repetir la conducta de la vez anterior: sentarse entre las pacientes.

-¿Todavía te quedan las pastillas?

-Tengo cuatro más.

-Me habías dicho $ 2.500, ¿no? ¿Tenés cambio?

-No

-¿Sabés de algún ginecólogo por si pasa algo?

-No, eso no sé. ¿Te dijeron cómo ponértelas?

- No.

--Te colocás cuatro en la vagina, dos de cada lado. O sino abajo de la lengua. Y después tenés que hacer reposo.

-¿Y si pasa algo o no funciona?

-Vos vení para acá (refiriéndose a la Policlínica) que no te preguntan nada. Decí que usaste las pastillas, pero no digas cómo las conseguiste.

El martes El País comunicó que se realizaban estas ventas ilegales al director del Hospital, Fernando Tomasina, y a la titular del Hospital de la Mujer, Ima León. Ambos dijeron que desconocían esta práctica e hicieron la denuncia policial. Ayer, fuentes policiales dijeron a El País que investigaban el caso.

Clandestino. La venta clandestina de Misoprostol se genera porque el medicamento no es de venta libre ni su uso para abortos es legal, ya que interrumpir un embarazo es delito en Uruguay. Además de la comercialización en el Pereira Rossell también se ofrece en Internet por entre $ 3.000 y $5.000, dependiendo si son cuatro u ocho pastillas.

Incluso para su uso indicado se necesita la receta de un gastroenterólogo y la entrega por parte de la farmacia puede demorar entre dos o tres días ya que la receta es enviada a la droguería. Sólo luego de que se comprueba la veracidad de la misma es que se entrega el medicamento. La caja con 28 comprimidos puede costar $ 5.800.

A su vez, según informaron a El País desde las propias farmacias, el Ministerio de Salud Pública controla la venta de Misoprostol que realizan. Por estas verificaciones y por el costo del medicamento, es que muchas farmacias ni siquiera lo comercializan.

La Policlínica de Asesoramiento en Salud Sexual y Reproductiva, que funciona desde 2002 en el Hospital, es un punto de interés para la venta ilegal de Misoprostol ya que allí se acercan mujeres decididas a abortar. Durante la consulta, las asesoran sobre los métodos más y menos seguros para interrumpir su embarazo, aunque explican que el aborto es ilegal en Uruguay. No pueden indicarle Misoprostol ni ningún otro tipo de mecanismo.

Ésta no es la primera vez que se registra la venta ilegal de Misoprostol en los alrededores de la Policlínica. La última denuncia fue la sexta realizada por la dirección del Hospital desde 2005. Hasta ahora, ninguna de las investigaciones policiales señalaron que hubiera funcionarios del Pereira involucrados con las maniobras.

Fue también en 2005 cuando un farmacéutico fue acusado de ser quien proveía de las recetas a una mujer que vendía Misoprostol en el Hospital. En ese caso, la mujer vendió durante tres meses estas pastillas a $ 800 los cuatro comprimidos.

El caso más reciente fue en 2007, cuando una mujer y su hija fueron procesadas sin prisión por vender el medicamento en las instalaciones del Hospital. Ambas negaron actuar en connivencia con médicos del centro hospitalario.

Además, el Hospital realizó tres investigaciones internas ante denuncias sobre uso del Misoprostol en el centro asistencial. Dos de ellas concluyeron que no se comprobó la intervención de ningún funcionario en los hechos. La última aún está en curso.

Las cifras

6 Son las denuncias policiales hechas por el Pereira por venta ilegal de Misoprostol.

2.500 Es el precio por el cual una mujer vende cuatro comprimidos en el Pereira Rossell.

La pastilla abortiva

USO El Misoprostol es un medicamento comercializado en 120 países para tratar las úlceras estomacales.

EMBARAZOS El medicamento también es eficaz para el aborto de embarazos tempranos (menos de 10 semanas) aunque además se utiliza para la inducción de partos y para prevenir las hemorragias post parto.

ACADEMIA El Misoprostol redujo a la mitad las muertes por abortos inseguros en todo el mundo y es efectivo en el 90% de los casos, según el tercer Simposio de Misoprostol y Mifepristona donde participaron 650 especialistas, realizado en España en 2007.

ACCIÓN El Misoprostol relaja el cuello del útero y provoca contracciones uterinas.

ADMINISTRACIÓN Cuando la finalidad es la interrupción del embarazo pueden administrarse tres dosis de 0,8 mg por vía vaginal, o colocándolos debajo de la lengua cada tres o 12 horas. Según un estudio de la Organización Mundial de la Salud, los efectos secundarios como dolor, diarrea, náuseas, fiebre o escalofríos son menores si se administra vía vaginal con intervalos de 12 horas.

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